En medio de la publicación de sus primeras críticas, la última película del director Wes Anderson, la propuesta animada de Isle of Dogs, ha sido cuestionamiento por su tratamiento sobre Japón.

La película de animación stop-motion está ambientada en el Japón de un futuro distópico, donde los perros enfermos son enviados al exilio por el tirano alcalde de la ciudad de Megasaki, Kobayashi.  Pero su sobrino Atari se niega a dejar a su perro Spots y viaja en un pequeño avión a Trash Island, el lugar al que han sido exiliados los perros. Allí se une a los otros caninos de la isla para conseguir que los animales puedan volver a la ciudad.

En esa propuesta, se da a entender que la película es una alegoría de la mundo real, donde conflictos en política terminan creando el mismo tipo de divisiones basadas en miedos injustificados. Pero los cuestionamientos a lo nuevo de Anderson no va por ahí.

Algunas de las primeras reseñas de Isle of Dogs que fueron publicadas en Estados Unidos pusieron su atención en la representación que Anderson hizo de los japoneses y su cultura, la que fue tachada como apropiación cultural y fetichización de Japón.

En ese sentido, uno de los focos de las críticas fue el idioma. En la película hay una nota al comienzo que informa que los personajes humanos hablan en su idioma nativo, que a veces es traducido mediante subtítulos o se da entender por medio de las acciones. Por su parte, los perros hablan en ingléss

Según los reportes, esto en la historia se nota en que por ejemplo varias partes del diálogo de Atari no son traducidas mientras que las voces de Bryan Cranston, Bill Murray, Jeff Goldblum, Edward Norton y Bob Balaban, quienes dan vida a los perros, se escuchan fuertes y claras.

El director explicó que esa decisión estuvo influenciada por sus propios gustos y para dar un énfasis a la interpretación de los actores. "No me gusta ver películas japonesas que están dobladas al inglés. Me gustan las interpretaciones de los actores en japonés. Es interesante para mi, es un lenguaje muy bello y complejo," explicó Anderson a Entertainment Weekly.

Pero para el crítico de cine de  Los Angeles Times, Justin Cheng, "todas las estrategias lingüísticas ineficientes no son más que su propia [de Anderson] forma de marginación, que reduce a las desventuradas y desprevenidas personas de Megasaki a extranjeros en su propia ciudad."

De esta manera, las críticas hacia Anderson no apuntan a que el director intencionalmente haya hecho una representación incorrecta de Japón, sino que, sus intentos por respetar la cultura terminan cayendo en los mismos problemas que aborda en su película.

"La forma en que el director maneja la parte humana de la historia, es donde falla su sensibilidad y la debilidad por los esterotipos raciales, que a veces han estropeado su trabajo, salta al primer plano," escribió Cheng, quien se ha convertido en uno de los principales voceros del tema.

En ese sentido, también se ha puntualizado que el elenco de la producción cuenta con las estrellas habituales del director y en su mayoría un elenco blanco, con nula representación de personas asiáticas, que se supone son las protagonistas de la historia.

Sin responder directamente a las críticas, Wes Anderson, explicó porque había eligió a Japón para ambientar Isle of Dogs.

"La película es una fantasía, y nunca sugería que es una representación adecuada de un Japón partículas," dijo Anderson. "Esta es definitivamente mi re-imaginación de Japón a través de mi experiencia con el cine japonés".

Esta no es la primera vez que el director detrás de The Grand Budapest Hotel, enfrenta acusaciones. En oportunidades anteriores se había puntualizado que sus producciones generalmente han sido protagonizadas por hombres blancos y que hay una escasa representación de personas de color.

Vean el tráiler a continuación.

https://www.youtube.com/watch?v=_kKWrO_SXJ8