Estados Unidos y China criticaron duramente el jueves sus políticas en las primeras conversaciones en persona de alto nivel del gobierno de Joe Biden, con relaciones profundamente tensas de los dos rivales mundiales en una rara exhibición pública durante la sesión de apertura de la reunión en Alaska.

Estados Unidos está buscando que China cambie su comportamiento si quiere reiniciar las amargas relaciones, pero Beijing ha dicho que Washington está lleno de ilusiones si cree que se comprometerá.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, abrieron su reunión con el máximo diplomático de China, Yang Jiechi, y el consejero de Estado, Wang Yi, en Anchorage, recién salidos de las visitas de Blinken a los aliados de Japón y Corea del Sur.

“Vamos a... discutir nuestras profundas preocupaciones con las acciones de China, incluido Xinjiang, Hong Kong, Taiwán, ataques cibernéticos a Estados Unidos, la coerción económica de nuestros aliados”, dijo Blinken en declaraciones públicas inusualmente contundentes en la primera cita.

“Cada una de estas acciones amenaza el orden basado en reglas que mantiene la estabilidad global”, agregó.

Sullivan, en tanto, afirmó que su país no busca un conflicto con China, pero que defenderá principios y amigos.

Yang realizó un largo discurso, criticando lo que dijo era la lucha por la democracia en Estados Unidos y el mal trato a las minorías.

Washington dice que la gira por Asia antes de la reunión con funcionarios chinos, así como el acercamiento a Europa, India y otros socios, muestra cómo Estados Unidos ha fortalecido su mano para enfrentar a China desde que el presidente Biden asumió el cargo en enero.

Pero las dos partes parecen estar preparadas para ponerse de acuerdo en muy poco en las conversaciones, que se esperaba que se alargaran a la noche en Anchorage y continuaran el viernes.

Incluso el estatus de la reunión se ha convertido en un punto de fricción, con China insistiendo en que es un “diálogo estratégico”, que se remonta a los mecanismos bilaterales de años anteriores. La parte estadounidense lo ha rechazado explícitamente, calificándolo de sesión única.