Imagínate que,para poder vivir en tu ciudad natal, tuvieras que someterte a una cirugía para que te quitaran el apéndice aunque no te ha causado ningún problema. Y no solo tú: toda tu familia debe hacer lo mismo.

Esa es la única opción para los residentes a largo plazo, incluso los niños, de Villas Las Estrellas, uno de los pocos asentamientos en la Antártica donde algunas personas viven durante años en lugar de semanas o meses.

La eliminación del apéndice es una precaución necesaria para las pocas personas que permanecen a largo plazo, porque el hospital principal más cercano se encuentra a más de 1.000 km de distancia, más allá de la isla King George y al otro lado del helado Océano Austral.

En la base misma solo hay unos pocos médicos, y ninguno se especializa en cirugía.

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Las instalaciones médicas son básicas, y cualquier complicación seria requiere evacuación.[/caption]

Aunque el asentamiento de alrededor de 100 personas está mayormente poblado por científicos y personal de la Fuerza Aérea o la Armada de Chile, que van rotando, quienes se quedan períodos de tiempo más largos con los militares a menudo traen a sus familias.

Por eso hay una oficina de correos, una escuela pequeña, un banco y otras instalaciones básicas.

¿Cómo es la vida para los residentes?

A principios de este año, BBC Future los visitó para averiguarlo y compartirlo contigo.

Al llegar, un cartel de bienvenida y un pilar de flechas que apuntan a ciudades lejanas te recuerdan cuán lejos está la civilización: "Pekín: 17.501 km".

Una pista de gravilla cercana es la ruta principal de entrada y salida. Es ahí donde aterrizas o decolas, sentado en camillas convertidas en asientos dentro de un Lockheed C-130 Hercules, un enorme avión de transporte militar.

Durante el vuelo desde el extremo sur de Chile, lo único que ves por las diminutas ventanas del avión son cientos de millas de océano frío y oscuro, en el que la muerte llegaría en cuestión de minutos.

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Es necesario usar tapones para los oídos durante el viaje de más de dos horas, debido al ruido de las poderosas hélices del C-130.[/caption]

Cuando BBC Future visitó el lugar en enero, las bolas de granizo horizontales que caían en ese día de verano antártico te golpeaban la cara desde que la asomabas al atravesar la puerta del avión.

Cerca de allí se veían las básicas edificaciones del asentamiento aferradas a la roca, y tuberías entre ellas.

Y había unos fuertes olores difíciles de evitar en algunos lugares: una mezcla de gases de escape y baños químicos.

Adentro de las edificaciones, sin embargo, es acogedor. En las paredes hay objetos conmemorativos y fotos de expediciones pasadas y visitantes; hay incluso una placa que marca la visita del físico Stephen Hawking.

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No es una foto borrosa: es la nieve de verano cayendo. La temperatura media anual es -2,3 º C (27,8 º F), más cálida que el continente antártico.[/caption]

Vida familiar

Sergio Cubillos Alvarado es el comandante chileno de la base de la fuerza aérea Presidente Eduardo Frei Montalva.

Alvarado, su esposa y su hijo llevan viviendo en Villa Las Estrellas por más de dos años. Su familia vuela de vez en cuando a Chile, pero él ha permanecido allí todo el tiempo.

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Sergio Cubillos Alvarado vive en Villa Las Estrellas con su esposa y su hijo.[/caption]

El clima, obviamente, puede ser difícil.

"Este invierno no pudimos salir de nuestra casa por semanas", dice Alvarado. "La temperatura era de -47º(-52ºF)".

Sin embargo, Alvarado dice que su familia se adapta y disfruta la aventura de estar allí. Una de las películas favoritas de su hijo es "Happy Feet", la historia de un pingüino antártico.

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Los pingüinos, por su parte, como nunca han sido cazados por humanos, caminan por todos lados sin temor.[/caption]

Y él, ¿disfruta de la vida en Villas Las Estrellas? "¡Sí, pero eso es porque soy el comandante!", responde riéndose.

Hay otros que también trabajan aquí con sus parejas, como el médico base chileno.

Lo que no es recomendable —al menos para quienes sirven en el ejército— es un embarazo, porque sería demasiado arriesgado.

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Sin embargo, los niños que viven ahí tienen experiencias únicas...[/caption]

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...y otras comunes a las de niños en otras partes, como ir a la escuela, cuando la nieve lo permite...[/caption]

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...y celebrar Halloween.[/caption]

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En los hogares, visos de verde, en un ambiente dominado por roca negra y hielo blanco.[/caption]

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Una iglesia mira desde una colina la base chilena.[/caption]

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Es la iglesia Trinidad, atendida por sacerdotes ortodoxos rusos[/caption]

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Moverse requiere vehículos de oruga o camiones 4WD...[/caption]

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.o botes motorizados.[/caption]

El regreso

De vuelta en la parte continental de Chile, el sol brilla mientras el C-130 Hércules apaga sus motores.

A medida que el bus viaja de regreso a Punta Arenas, la ciudad más austral de Chile, el color que predomina es el verde.

Las flores, la hierba y los árboles son un espectáculo tan familiar para la mayoría de la gente del mundo; sin embargo, para los residentes de Villas Las Estrellas, los colores vibrantes del continente quedan en el olvido bajo la paleta de su paisaje cotidiano: negro, gris y blanco.

Pero, aunque las condiciones pueden ser difíciles, los residentes a largo plazo de la Antártica experimentan una vida única en el extremo del mundo que pocas personas conocerán jamás... aunque sin su apéndice, por supuesto.

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Vivir en Villa Las Estrellas posiblemente es una de las experiencias más parecidas a vivir en otro planeta. Aquí, el hielo choca contra las playas pedregosas en medio de algas blancas y cuerpos de pingüinos.[/caption]

Fotos: Peter Wan, Sergio Cubillos Alvarado, Richard Fisher, Yadvinder Malhi

Imágenes de video: Simón Vargas, Pablo Arias (Tres Tercios)

Gracias a los organizadores del Futures Congress 2018 en Santiago por facilitar este viaje.