Un juzgado español condenó a veinte meses de prisión a un médico chileno por estafar en 20.000 euros (unos 28.000 dólares) a una anciana de 90 años, con la que se había casado en un matrimonio de conveniencia para conseguir la residencia legal en España.

En la sentencia hecha pública hoy, la sección séptima de la Audiencia de Barcelona condena al procesado, Marko Antonio Espinoza, por un delito continuado de estafa y le obliga a indemnizar con 20.000 euros la cantidad defraudada al sobrino y único heredero de la anciana, ya fallecida.

El acusado, que carecía de permiso para residir en España, conoció a la víctima en el año 2007 cuando acudió a su domicilio de Barcelona para prestarle asistencia médica por la empresa MH Servicios Sanitarios, en la que trabajaba pese a que su título no estaba homologado.

Tras comprobar que la paciente era una anciana, de precaria salud y que vivía sola, el procesado se presentó unos días después en su casa y le pidió que lo alojara en su domicilio porque se había quedado sin vivienda, petición a la que accedió la mujer.

Durante la convivencia, el procesado logró convencer a la anciana de que se casara con él en un matrimonio de conveniencia, para de esa manera poder regularizar su situación.

Una vez casados, fue ganándose la confianza de la anciana y se ofreció a mediar para que la mujer, que estaba en lista de espera para operarse de una fístula, pudiera ser intervenida en la sanidad privada, según el fallo de la Audiencia.

Con la excusa de que necesitaba dinero por adelantado para gestionar la operación, el acusado convenció a su anciana esposa de que le entregara, en distintas fases, hasta 20.000 euros que tenía ahorrados en su cuenta corriente.

El procesado, sin realizar gestión alguna para facilitar la operación, dejó el domicilio de la víctima en enero de 2008 y le comunicó que regresaba a su país, desoyendo su petición de que le devolviera el dinero que ella le había entregado.


La víctima de la estafa murió antes de que el médico fuera juzgado, pero el tribunal ha basado su sentencia en la declaración que prestó durante la instrucción de la causa, en la que la anciana, con sus facultades perfectamente conservadas, relató los hechos con todo lujo de detalles y de forma "firme y coherente".

La sala impuso al médico una pena superior al mínimo, atendiendo a sus circunstancias personales, por tratarse de una persona de 35 años con formación universitaria, y la gravedad de los hechos, que, según el fallo, "se centran en la edad y salud de la víctima, de la que abusó el acusado, que es una persona joven".