José Ramírez Zepeda, ex padrastro de las hermanas María José y Ángela Prieto, fue condenado finalmente por los cargos de abusos sexuales en contra de sus dos hijastras y tres primas de éstas. Sin embargo, sus actos no fueron condenados con pena de cárcel, ya que recibió el beneficio de la libertad vigilada.

En 1980, Cecilia Larraín -separada hacía años del padre de sus hijas María José y Ángela-, conoció a José Agustín Ramírez Zepeda, un conocido corredor de propiedades. Luego de tres años de relación se casaron y, a pesar de la excelente relación que mantenían como familia, luego de un par de años, comienzó la etapa más triste en las vidas de las hermanas.

Aprovechando la relación de confianza y protección que tenía con sus hijastras, Ramírez Zepeda empezó a tener conductas que caracterizan el abuso sexual según el Código Penal. Esto es, tocaciones impropias en el cuerpo del menor y la realización de actos destinados a la satisfacción sexual del pedófilo.

El hombre, hoy de 74 años, ingresaba a la habitación de María José mientras ésta permanecía acostada para abusar de ella. Asimismo, en algunas oportunidades, se bañaban en la piscina de la casa y Ramírez Zepeda tomaba fotografías de ambas hermanas, desnudas.

Según comentó la actriz de Mujeres Infieles, los ataques sexuales terminaron cuando ella cumplió los 12 años y comenzó a tener sus primeros pololeos. La misma experiencia sufrió su hermana, la modelo Ángela Prieto. Pero fue sólo en 1998, cuando tenía 21 años, que María José le confesó la verdad a su madre. Tres años más tarde, su hermana siguió sus pasos.

Sólo en el 2004 el abogado Carlos Cortés presentó un recurso, en el 32º Juzgado del Crimen de Santiago, en contra de Ramírez Zepeda, por el delito de abuso sexual reiterado en perjuicio de dos menores.

Sin embargo, el padrastro alcanzó a estar sólo cuatro meses detenido en la ex penitenciaría, entre enero y mayo de 2005, fecha en que la Corte de Apelaciones le otorgó la libertad provisional.

Ramírez Zepeda ha negado insistentemente todos los cargos que se le han formulado. Tanto en su declaración policial como en su declaración indagatoria, el inculpado rechaza las acusaciones y las atribuye a un montaje armado por la propia María José, para obtener compensaciones económicas.

Según información recogida de la prensa en ese momento, un hecho que marcó la convicción de la actriz en defender su integridad y la del resto de las víctimas, fue el careo en el que se enfrentaron judicialmente por primera vez. Al escuchar el alegato de su ex padrastro, en que insinuaba la obtención de dinero tras la separación con su madre, María José replicó determinada y en voz alta, "no necesito un pedófilo que mantenga a mi madre y a mis hermanos".

Hoy el caso parece llegar a su fin. La condena de cinco años de libertad vigilada, contempla que José Ramírez deberá someterse a la supervisión de un funcionario de gendarmería, al que deberá informar cada 15 días, su lugar de residencia. Durante éste tiempo no podrá salir del país ni ocupar cargos públicos. Aún se espera que las partes demandantes presenten una apelación para elevar la condena.

Al tratar de conversar con las hermanas Prieto, ambas señalaron a La Tercera.com que "no vamos a dar ningún tipo de declaración. Está todo en manos de los abogados".