Cada vez que el Dínamo de Moscú se lleva los tres puntos de la victoria, la obertura 1812 de Piotr Ilich Tchaikovsky resuena en las gradas como símbolo de triunfo. Un equipo que hoy vive más de recuerdos que de realidades mantiene este símbolo institucional como un estandarte que les guíe a tiempos mejores.

Si bien la memoria puede ser algo traicionera también puede convertirse en una gran aliada, especialmente cuando estos recuerdos son más dulces que agrios como en el caso de Chile.

Probablemente a más de alguno de ustedes, estimados lectores, el partido de hoy les provoque alguna duda. Unas más razonables que otras. Por ejemplo, la posible ausencia de Alexis Sánchez en la delantera chilena. El solo hecho de imaginar esto provoca múltiples teorías de cómo reemplazarlo. La respuesta es simple. Individualmente es imposible, pero colectivamente realizable y es quizás la cualidad más destacable de esta Selección. La tentación indica que uno por uno Chile es más que Camerún, lo cual nadie discute, pero su fortaleza es la unión de cada uno de esos nombres. Entenderlo al revés es lo que le ha significado a Argentina tantos malos ratos y decepciones.

Mismo pensamiento debe aplicar para la presencia de Johnny Herrera ante la lesión de Claudio Bravo. Mucho se habla de la poca presencia internacional del portero de la U a nivel de selección, sin embargo, hay un detalle interesante. Herrera ha jugado con 5 jugadores titulares de hoy, por tanto no es un aparecido. Una vez más el equipo debe apelar a la memoria colectiva y solventar algún teórico déficit individual.

La ausencia de nombres propios afecta al colectivo y es un hecho indesmentible. Chile no jugará exactamente igual que siempre, pero debe recordar que no es la primera vez y que ha sabido resolver problemas aún peores. Sólo como ejemplo, fue capaz de contener y luego dominar a Argentina en la final de la Copa América Centenario con un hombre menos.

Tchaikovsky no sonará en Moscú, más sí Ramón Carnicer. Mi anhelo es sencillo, que estos sones traigan a su mente lo mejor que nos han entregado. Con eso basta y sobra.