Un nuevo acto de violencia marcó ayer la jornada en Venezuela, mismo día que se conmemoraba la independencia del país caribeño.

Simpatizantes del gobierno de Nicolás Maduro, irrumpieron la Asamblea Nacional -de mayoría opositora- y atacaron a siete diputados y a varios funcionarios, lanzando gases lacrimógenos y fuegos artificiales.

Estos hechos no pasaron desapercibidos. Diversos gobiernos e instituciones mundiales rechazaron estos actos.

Chile, por su parte, desde la Cámara de Diputados, votó a favor de un proyecto de resolución en torno a las varias acciones que promuevan la paz en el país petrolero y condenaron los "hechos de violencia ocurridos en la Asamblea de Venezuela".

El texto señala que la Cámara acuerda "solidarizar institucionalmente con los parlamentarios venezolanos atacados brutalmente", "rechazar enérgicamente este acto como un inaceptable atentado contra las instituciones propias y fundamentales de un Estado democrático", solicitar a la Presidenta Michelle Bachelet mediante el embajador representante permanente ante la OEA que se invoquen los artículos 20 y 21 de la Carta Democrática Interamericana y que a través del embajador representante ante la ONU "un aumento de la diplomacia en pos de la paz". 

La oposición venezolana cumple tres meses en las calles del país protestando contra lo que considera una "dictadura". A menudo las manifestaciones finalizan en enfrentamientos entre la fuerza pública y los jóvenes encapuchados que, a la fecha, han dejado 91 muertos. 

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