Alos 16 años se hizo conocido públicamente luego de amenazar al gobierno con una frase que sorprendió: "No los vamos a dejar gobernar". Con esto Diego Arraño, vocero de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) y presidente del Centro de Alumnos del Internado Nacional Barros Arana (Inba),  llamó la atención de dirigentes y políticos.  Ni siquiera entre sus pares logró apoyo unánime, ya que José Corona, vocero de la Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Cones), no dudó en calificarlo de "cabeza de pistola" por  sus dichos.

Pese a su corta edad, este alumno de tercero medio, con orientación al sector artístico, se ha transformado en líder del sector más radical del movimiento secundario.

"Es sincero, no le tiene miedo al qué dirán y es un buen dirigente". Así lo describe Gabriel Iturra, ex vocero de la Aces y presidente de la Federación de Estudiantes de la U. Central, además de vocero de la Confech.

Reconoce admiración por el "Che" Guevara y por Gladys Marín, confiesa una profunda preocupación por los temas sociales, pero no ve su futuro en la política. "No es necesario ser abogado o médico para tener un peso en la política. Quiero ser actor porque creo que desde el arte también se puede hacer política", dice Arraño.

El primer acercamiento al movimiento fue en séptimo básico, año en que ingresó al Inba y participó  en su primera movilización. Sin embargo, de acuerdo a Javier Pavez, secretario ejecutivo del Centro de Alumnos del recinto y su amigo desde la infancia, cuando eran vecinos en Pudahuel,  "él siempre ha tenido una conciencia política y de generar el bien colectivo, sobre todo en un colegio como el Inba, donde hay tanta desigualdad social".

La relación de Arraño con la Aces no fue de esos amores a primera vista. "Pero con el tiempo fui viendo cómo trabajaban. En la Cones por un lado observé como la mesa ejecutiva, una organización que no me llama la atención, está compuesta por juventudes de gobierno", explica Arraño aludiendo a la militancia de algunos de esos dirigentes en partidos de la Nueva Mayoría. Por otro lado, cuenta que en la Aces vio "discursos y una política clara. Siempre se ha hablado de una desmunicipalizacion efectiva, de financiamiento por aportes basales. Ha sido un discurso único y estable".

Autocrítica

Uno de los momentos más difíciles que le ha tocado vivir a este joven dirigente fue las críticas que recibió producto de la destrucción que sufrió su propio establecimiento, el Inba, durante la toma que él lideró.

Según Pavez, luego de lo que sucedió en el Inba, Arraño asumió la responsabilidad como presidente del centro de alumnos y se le vio afectado. "Ningún dirigente espera que el colegio quede en las condiciones en las que está por una movilización", explica.

"Lo que pasó es algo que desfavorece al movimiento. Hemos luchado por mucho tiempo y algunos no lo entienden. No ven el fondo de la movilización", señala Arraño.

También critica que "nadie se ha hecho cargo los colegios públicos. Estamos a la deriva en términos de educación. En Santiago, la gestión de la alcaldesa Carolina Tohá ha sido mala. Además, es hipócrita que diga que está preocupada de la educación pública y que haya criticado a (Pablo) Zalaquett el 2011 por desalojar colegios, ya que ella está haciendo eso ahora".

¿No siente que después de la destrucción del Cristo y los daños al Inba, la opinión pública se distanció del movimiento estudiantil y sus demandas?

El apoyo de las personas ha bajado en parte por nuestra responsabilidad. No les está llegando nuestro mensaje. Además, el tema de los destrozos  causa el mismo efecto (...) tenemos que trabajar para que las familias nos apoyen".

¿Qué le dijo su familia tras lo sucedido en la iglesia de la Gratitud Nacional? ¿Es creyente?

Soy ateo y mi familia es cristiana. Mi mamá me decía que no cree en las figuras de yeso, pero entiende que es un símbolo para muchas personas, y lo comprendo, por eso no comparto los hechos.

Después de esos hechos, algunos dirigentes estudiantiles acusaron que los encapuchados le habían  ganado al movimiento estudiantil. ¿Cree usted lo mismo? 

Son una minoría. Lamentablemente los medios no se preocupan de nuestras propuestas si es que no hay destrozos. Son 100 colegios movilizados, la mayoría en tomas estables y eso demuestra que la violencia y los desmanes no están ganando, pero sí le quitan el foco a nuestras demandas.

¿Es correcto que los padres deban pagar por los detrozos?

No. Es un acto arbitrario y lo conversamos en el consejo escolar resolutivo. Se hizo una colecta de dos mil por familia y ahora son los estudiantes los que están ordenando y limpiando el colegio.

Por ahora las marchas, los paros y tomas continuarán hasta que "el gobierno nos escuche y  haya reforma con cambios estructurales que estatice los colegios y en la que exista el financiamiento directo a través de aportes basales y no vía voucher, cuando haya una educación no sexista y cuando eliminen la PSU y el ranking, se apliquen los propedéuticos y el bachillerato como acceso universitario. Ahí no tendremos qué decir. Ahí se acabaran las movilizaciones".