La Mona Lisa debe ser uno de los retratos más conocidos del mundo pero, claramente, no es el único. Por el contrario, la costumbre de plasmar sobre un lienzo el rostro de un individuo se remonta a los orígenes de la humanidad, donde la necesidad de verse reflejado ha corrido en forma pareja al avance de la historia.

Utilizado como símbolo de estatus en el Imperio Romano, el Antiguo Egipto, el Renacimiento y las clases burguesas del siglo XIX, el retrato y autorretrato nos permite muchas veces conocer más que el color de los ojos, la forma del pelo o la ropa utilizada por lo personajes, ya que parte importante de este género es reflejar la personalidad del retratado.

Pero es también un estilo que pese a mantenerse prácticamente inalterado por siglos, desde los inicios del 1900 sufre una dura reinvención que lo independiza de ser sólo un fiel espejo de la realidad y a la vez libera al artista, que se atreve a darle un sello marcadamente personal.

El retrato ha tenido a lo largo de la historia grandes maestros como Van Eyck, Rembrandt y Van Gogh -quien acostumbraba a retratarse- hasta Warhol y Bacon, pasando también por Chile, donde el género ha tenido grandes cultores, muchos de los cuales podrán ser vistos desde hoy y hasta el próximo 12 de octubre en la muestra Lecciones de Ego, en el segundo piso de la Corporación Cultural de Las Condes (Apoquindo 6570).

Un recorrido por la historia del retrato en nuestro país, a través del trabajo de 42 artistas con nombres que van desde Juan Mauricio Rugendas hasta nuestros días.

SELECCION NACIONAL
Son 50 pinturas provenientes del Museo de Bellas Artes, de la Pinacoteca de Concepción y de colecciones privadas, reunidas con la intención de investigar y sacar a luz el origen y las razones del retrato y del autorretrato como género pictórico así como reflejo entre los propios artistas de la escena local y de sus referentes internacionales en la pintura.

Así, destaca en la muestra un dibujo de Rugendas, fechado en 1834, en el cual se encuentra retratado el autor junto a un caballete en su taller de Valparaíso. Son igualmente relevantes los retratos realizados por Alfredo Valenzuela Puelma y Pedro Lira -con un retrato a Pablo Burchard, considerado uno de sus mejores trabajos-, que reflejan lo que fue el arte chileno durante el siglo XIX y comienzos del XX, una pintura marcada por la academia y el naturalismo.

De igual forma, destaca en esta selección el autorretrato de Julio Ortiz de Zárate, quien experimentó con líneas más cercanas al expresionismo, demostrando la realidad con sus sombras y asperezas; y el Autorretrato de Augusto Eguiluz, que destaca por orientarse hacia tendencias de índole cezanniana y cubistas, jugando y deconstruyendo su propia imagen.

Entre los autores contemporáneos destacan las obras de José Balmes, Gonzalo Cienfuegos, Francisco Copello, Matilde Pérez, Claudio Bravo, Gonzalo Ilabaca, Marcela Trujillo y Natalia Babarovic, entre otros, donde se pueden ver ejemplos de múltiples escueque van desde el hiperrealismo hasta la abstracción.