LA DESEADA CHAQUETA DE AVIADOR
Cada cierto tiempo el imaginario colectivo se deja atrapar por el look que confiere un cierto tipo de chaqueta. Durante los últimos tres años, ese espacio tuvo un solo modelo que lideró las listas del look supremo: el peacoat o chaqueta marinera. Hoy comienza lentamente a ceder su espacio a otro clásico de la historia: la chaqueta de aviador, ésa que lleva cuero por fuera y chiporro por dentro.

Bautizada como bomber jacket en inglés es, al igual que el peacoat y el trench, una herencia nacida al interior del ejército, en este caso, de la fuerza aérea. Prendas que fueron creadas para un uso específico y cuya utilidad se vio sobrepasada por el estilo extremo que les acompañaba, y los civiles se agolparon en masa a adoptar sus gracias. El origen de la chaqueta de aviador tal como la conocemos es un prototipo evolucionado de modelos anteriores de la fuerza aérea norteamericana, llamado B-3, y que fue fabricada masivamente hacia finales de 1942.

Utilizada por los tripulantes de bombarderos durante la Segunda Guerra Mundial, la chaqueta tuvo sus versiones y evoluciones, más, o menos calurosas, pero siempre con una base externa de cuero café oscuro y en el interior, como forro, una piel de cabra u oveja con el pelaje blanco y con enormes solapas en el cuello.

En Chile, ese pelaje lo conocemos como chiporro y ha tenido en nuestra vida local grandes hitos como el inolvidable y aún presente gamulán. La bomber jacket saltó a las grandes ligas de la alta moda durante la última semana de la moda en Londres, al ser la protagonista e hilo conductor del extraordinario desfile otoño-invierno 2010 de Burberry Prorsum. Su diseñador, Christopher Bailey, tomó la base y la recreó, manteniendo todos los atributos que la hicieran célebre e incorporando los suficientes guiños fashion que la volverán la prenda abrigada más sexy de la temporada; un verdadero objeto de deseo.