Imagine una cuerda de un metro. Ahora, divídala en mil millones de partes. Una de esas partes representa una nanopartícula. Ese es precisamente el tamaño de los pequeños cristales fluorescentes con los que trabaja un grupo de investigadores chilenos, que buscan estudiar y rastrear la metástasis de diferentes tipos cáncer. Una nueva estrategia biomédica que les permitará entender ese proceso, detectarlo  tempranamente y prevenirlo.

“Estamos creando esta tecnología con metodologías amigables con el organismo. Nuestro interés es poder investigar y realizar un seguimiento en profundidad al proceso de metástasis, ya que actualmente, con las herramientas disponibles, es difícil estudiar el fenómeno y pesquisarlo en etapas tempranas. Ya tenemos resultados alentadores y esperamos seguir avanzando positivamente con nuestras investigaciones”, dice José Manuel Pérez-Donoso, de la U. Andrés Bello.

Hasta la fecha, las nanopartículas fluorescentes son fabricadas en base a cadmio y teluro con un sistema patentado por Pérez-Donoso y su equipo. Estos dos metales, son sintentizados como sales en el laboratorio y mezclados con una biomolécula a través de un método llamado biomimético. Este método creado por ellos y patentado a fines del año pasado, consiste en simular la realidad que existe en el interior de las células. Así, célula y sales se unen formando un cristal muy pequeño, invisible al ojo humano, que permite aumentar la compatibilidad del material con el organismo y aumentar la fluorescencia, para identificar el comportamiento de las células tumorales del cáncer.

Estas nanopartículas funcionan como lámparas que alumbran el movimiento de esas células cuando invaden los tejidos. “Hemos probado que la fluorescencia de estas estructuras diseñadas en nuestro laboratorio, funcionan como lámparas potentes, duran mucho más tiempo que otras ya existentes, lo que sin duda nos ayudará a pesquisar por más tiempo el desplazamiento de las células metastásicas”, señala el bioquímico. En pruebas previas que han realizado, han inyectado células tumorales de pulmón con nanopartículas en la cola de un ratón y han visto que estos animales desarrollan cáncer en este órgano y la luminosidad de estas células permanece uno, e incluso dos meses después de la inyección.

También con cobre

La siguiente etapa es crear nanoparticulas de cobre, ya que estás son más compatibles con el organismo, tienen una alta fluorescencia y no son tóxicas. “Esta es una tecnología totalmente chilena, y eso le otorga un valor agregado”, dice Pérez-Donoso. Las nanopartículas de cobre ya se utilizan en prototipos de celdas solares que estos investigadores ya han creado. “En los paneles solares, las nanopartículas captan la luz y la transforman en electricidad, son fotosensibles”, explica.

Además de probar las nanopartículas de cobre en tejido celular, en una próxima etapa deben idear también una máquina de escáner que les permite apreciar en vivo cómo las células del cáncer avanzan. Según el investigador del Anillo Nemesis, si se logra identificar las células tumorales en forma precoz, se podría evitar la metástasis o encontrar alternativas para inhibir este proceso

Junto a Pérez-Donoso trabaja también Andrew Quest, director de la entidad científica y académico de la U. de Chile, y Víctor Díaz, estudiante de doctorado.