"¿Qué tiempo hiciste?", es lo primero que pregunta le preguntan a un corredor al final de la carrera. Pero ¿será la pregunta adecuada?

Porque, al fin de cuentas, correr carreras de distancia es injusto.

Los hombres sólo lo reconocen con el paso del tiempo. En una media maratón, a los 16 kilómetros, los hombres mayores empiezan a sentir una profunda irritación cuando ven que los más jóvenes -personajes a los que hace unos años ellos hubieran dejado atrás-, los pasan sin dificultad.

Las mujeres, en cambio, sienten esa frustración desde la primera vez que les dieron la largada.

Es que los hombres tienen corazones más grandes, así que aprovechan el oxígeno más eficientemente que las mujeres.

Es por eso que pueden ganarles incluso si ellas son mejores corredoras.

¿Pero es posible ajustar la edad y el género para que haya igualdad en la pista?

Para resolver este problema matemático reté a un compañero de 52 años, David Lewis, a correr contra mí, que tengo 28 años. Y me conseguí un experto en estadísticas.

CURVAS Y CALCULADORAS
Alan Jones, un ingeniero retirado de IBM, es un experimentado corredor y sabe doblegar a los números.

Durante décadas trabajó en este mismo problema para la asociación internacional de atletas veteranos, la World Master Athletics, (WMA).

Otro entusiasta corredor y estadístico, Howard Grubb, utilizó las cifras de Alan Jones para crear una magnífica calculadora de tiempos y edades, que aparece en la página web de la revista clic Runner's World.

Es un trabajo meticuloso. Alan estableció los récords obtenido a diferentes edades por ambos sexos y las distancias más comúnmente recorridas, valiéndose de datos de muchísimas competencias.

Luego genera un gráfico para cada distancia, y añade una curva justo por debajo de los tiempos. Comparando los distintos puntos en la curva con los tiempos récord para los 10 kilómetros y las maratones, calcula un factor de edad.

Al multiplicar cualquier distancia y tiempo por el factor de edad adecuado y convertir el nuevo tiempo en un porcentaje del tiempo más rápido posible, se obtiene un resultado de rendimiento que nos permite saber qué tan buena es una marca comparada con la mejor.

Por ejemplo, si corro la media maratón en una hora y 40 minutos, primero debería transformarlo en segundos, esto es, 6.000. Utilizando las tablas de Alan veo que el factor de edad para mí, a los 28, es 1.

Luego divido el mejor tiempo conseguido por una mujer para esa distancia -3.950 segundos-, por mis 6.000 y obtengo un resultado de 65,8%.

EQUIVALENCIAS
Si David hiciera el mismo tiempo que yo, al consultar la tabla vería que su factor de edad es 0,8693. Si lo multiplica por 6.000 obtiene 5215,8 segundos. Al dividir el mejor resultado posible para un hombre en esa distancia -3553 segundos- por esa cifra, obtendría un resultado de rendimiento de 68,1%.

Como las mujeres sólo se comparan con las mujeres y los hombres con los hombres, el porcentaje se ajusta automáticamente en cuanto al sexo.

Las matemáticas de Alan nos revelan el secreto de una carrera justa. Por ejemplo: si comparas el mejor tiempo posible de hombres y mujeres en una media maratón, obtienes un factor de 0,8995. El factor de edad para un hombre de 48 años también es 0.8995.

De forma que una mujer joven, menor de 30, digamos, podría competir contra un hombre de 48 y esa sería una carrera justa.

"Claro que sería justo de todas maneras", dice Alan. "Si corre más rápido que tú, corre más rápido que tú. Es la esencia de la carrera", agrega.

Voy hacer de cuenta que no escuché esto último.

¿Y AL FINAL, QUIEN GANO?
Las tablas de Alan muestran un hecho interesante.

Debido a que para su gráfica de media maratones se vale de los mejores tiempos de maratones y carreras de 10 km, Alan demostró que el récord actual femenino para la media maratón -alcanzado en 2007 por Lornah Kiplagat, 1'06''25'''- todavía puede superarse. Sus tablas muestran que el mejor tiempo posible es 1'05''39'''.

Luego comprobó que el mejor tiempo jamás alcanzado por una mujer en media maratón es el de la británica Paula Radcliffe, que registró 1'05''40''', en la Great North Run, pero lamentablemente esta carrera no se cuenta para los récords mundiales.

Con la tabla de Alan, y calculando hacia atrás, llegué a la conclusión de que si David y yo cruzáramos la meta entre 1'30'' y 1'40'' después de la largada, yo tendría que ganarle por lo menos por tres minutos y medio para que los dos igualáramos nuestro desempeño en un 68% del rendimiento para cada uno de los sexos. Es que a los 52, aparentemente, la edad es más problemática que el género.

Al final, llegué tres minutos antes que David. Así que, de acuerdo a Alan Jones, David me ganó por 30 segundos.

Pero olvidémonos de la igualdad y la justicia. Al fin y al cabo, yo crucé la meta primero.