Es un verdadero ícono en su región, pero casi un desconocido para el resto de Chile. No tiene mucho que envidiarles a los lagos más australes. Y tiene una diferencia geográfica importante. En vez del paisaje cordillerano de los Andes, Lanalhue se acerca a otro gigante: la Cordillera de la Costa, conocida en este lugar como Cordillera de Nahuelbuta.

Gracias a su cercanía con el mar, los 150 km de recorrido desde Concepción ya son un buen espec-táculo visual, bordeando primero las costas de la Provincia de Arauco, para internarse por un sinuoso camino, hasta llegar a Cañete.

El lago Lanalhue se encuentra a 10 kilómetros de esta ciudad y a unos siete de Contulmo. En verano toda su ribera se convierte en un verdadero balneario familiar y sus 32 kilómetros cuadrados en el paraíso de los deportes náuticos: windsurf, esquí acuático y kayak. Y aunque en invierno las revoluciones bajan, la variada oferta multicultural que rodea al lago sigue asegurando entretención y deja satisfechos a todos los visitantes. 

Historia y cultura
Si se pudiera definir este territorio en dos palabras, esas serían multicultural e histórico. Y ambos conceptos se respiran en el ambiente: en la arquitectura, en la gastronomía, en su gente, en sus relatos.

Aquí ocurrieron algunos de los pasajes más importantes de la Guerra de Arauco, como la batalla de Tucapel (1553), símbolo de la victoria mapuche sobre los españoles, cuando Lautaro y sus hombres emboscaron, capturaron y, luego, dieron muerte a Pedro de Valdivia. Sería esta la batalla que puso fin al mito de la invencibilidad española. Parte de esta historia se puede ver en el Monumento Nacional Fuerte Tucapel, que hoy no es más que una pequeña réplica de la fortificación que abarcaba toda el área urbana del actual Cañete. La visita es gratuita y un guía es el encargado de relatar lo vivido durante la Colonia.

Otra excelente visita es el Museo Mapuche, en la salida de Cañete. Desde el pasado 1 de julio volvió a abrir sus puertas a la comunidad, luego de dos años cerrado por remodelación. Las obras incluyeron la ampliación del edificio y una nueva museografía. De martes a domingo, $600. Todo julio entrada gratis.

Pero estas tierras no sólo tienen influencia mapuche y española. A partir del siglo XIX, los colonos alemanes vinieron en busca de nuevas oportunidades y dejaron su huella, especialmente en la ciudad de Contulmo. Cerca está el Molino Grollmus, que sigue trabajando igual que hace un siglo. Funciona con un complejo sistema de poleas que mueve la fuerza del agua y que permitía entregar electricidad a todo el poblado. Hoy realiza su función de molienda del trigo y en los próximos meses se convertirá en museo, con sala de exhibiciones, ventas de souvenir y productos gastronómicos alemanes (Entrada $1.000)

Gastronomía
"Encontré que muchos de los productos como la murtilla, avellanas, chupones o changle estaban subutilizados. Quise rescatarlos y hacer una cocina intercultural", cuenta Carlos Beltrán, chef del restaurante La Sazón de Cañete. En una antigua casona de esta ciudad ofrece los platos más sabrosos de la zona -y quizás de la región- que le han dado reconocimiento nacional. Combinando antiguas recetas españolas y mapuches, nacieron platos como el estofado pehuén ($4.800), piñones al ajillo ($3.500) y el lomo araucano con salsa de avellanas. A la hora del postre irrenunciable es la terrina de avellanas en caramelo de murtilla ($1.500) y un buen café de trigo con anís. Dónde: Prat 626, Cañete. teléfono: (41) 2619710.

En Contulmo, frente a la Plaza de Armas, se llega al restaurante Casa Kortwich, ubicado en la casa más antigua de la localidad y que se luce por su cocina casera. En un cálido ambiente se pueden degustar platos como cerdo con chucrut y puré de manzana o ricos kuchenes. Dónde: Millaray 120, cel: 90721679.

Valle de Elicura
En el camino entre Cañete y Contulmo se encuentra el Valle de Elicura. Actualmente lo habitan cinco comunidades mapuches que luchan por preservar su cultura y tradiciones y que, de la mano del turismo, abren sus puertas a todo aquel que quiera encantarse con su pueblo. Han tenido un gran éxito con el público extranjero, ofreciéndoles turismo comunitario. "Aquí los visitantes dejan de ser turistas y pasan a ser uno más de nosotros, compartiendo con una familia mapuche y realizando las labores cotidianas", cuenta Manuel Maribur, de Ruka Lawen.

Existe una variada oferta en el valle, desde visitar una ruka tradicional compartiendo cuentos e historias mapuches alrededor del fogón, saborear su gastronomía, aprender mapudungún, compartir un juego de palín o disfrutar de la artesanía mapuche. Le recomendamos comprar el auténtico merkén, elaborado por las distintas comunidades.

Naturaleza y aventuras
El lago Lanalhue se enmarca entre un exuberante bosque, gran parte de él es nativo, aunque en muchos sectores predominan los pinos y eucaliptos. De todas formas, existen buenos lugares para disfrutar la naturaleza, realizar caminatas, cabalgatas, mountainbike y observar la avifauna que se congrega, entre la que destacan cientos de cisnes de cuello negro que hace pocos años se trasladaron a estas aguas para convertirlas en su hogar. El Hotel Licahue cuenta con una vista privilegiada al lago, catalejos de observación y un centro de interpretación de estas aves con datos como censo de población y una réplica de un nido. Informaciones: cel 9-7797188.

Otra forma de disfrutar el paisaje es desde las alturas. Canopy se define como la parte alta de un bosque. Y es justamente ahí, cerca de las copas de los árboles, donde se desarrolla esta aventura con vista al lago Lanalhue. Monte Verde cuenta con una tirolesa de 150 metros, un puente tibetano y senderos de caminata, $3.000 p/p, contactar a José Rodríguez Riffo cel: 9  9172841.