La calle, las drogas, la falta de control de un adulto responsable y el robo. Eso es lo que une al "Cisarro" (10) con sus compañeros de la banda de Peñalolén y con algunos menores del centro del Sename desde donde escapó el fin de semana pasado. La realidad que viven él, además de "Loquín", "Ceja" y "Gorila",  revela abandono de sus padres, violencia y desadaptación.

Un caso similar es el de A.R.M., la niña de 13 años que el fin de semana gritaba que "amaba" al "Cisarro" desde el techo del centro de menores. Ella, al igual que algunos de sus compañeros del hogar, es rebelde: llegó hace un mes y ya se ha escapado dos veces desde el mismo lugar. "Ella decía que quería ser libre. No le gustaba estar encerrada", dice su tía Olivia Rivera, quien la acogió en  su casa en La Legua en abril de 2008, cuando llegó desde Los Angeles, desde donde también se había fugado.

Angélica había escapado de un centro de menores, pero también de una historia dolorosa: a los cuatro meses fue entregada a hogares, pues sus padres no quisieron hacerse cargo. Un informe del Sename dice que su madre quiso "venderla" a una familia en Concepción cuando nació, lo que no se concretó.

Entre 2006 y 2007, la niña fue abusada por un primo, pero la familia no lo denunció. "Me contó, pero su primo lo negó. Todo quedó así", cuenta su tía. Añade que en esa época también hurtó ropa y comida en tiendas y supermercados.

En paralelo, comenzó a consumir marihuana y neoprén. Le contó a su familia que para conseguir cosas a veces iba a ver al "Tata", un hombre mayor que le regalaba dinero a ella y a una amiga.

Aunque en Santiago la niña buscaba a su familia, su conducta no mejoró: se escapaba de la casa, dormía en la calle, bebía alcohol y faltaba a clases. Su tía pidió su custodia, pero hace un mes se desistió, porque es "incontrolable". "Se comenzó a hacer cortes en los brazos con vidrios. También me pegó e incluso amenazó con un cortaplumas a su prima", dice. "Le dije a su padre, pero él tampoco quiere estar con ella", concluye.

VIOLENCIA
Uno de los compañeros de banda del "Cisarro" es Diego, de 13 años, conocido como el "Loquín". Es uno de los más violentos del grupo: durante la fuga de su amigo encañonó a un guardia con una pistola.

Ayer fue recapturado tras escaparse desde el hogar del Sename.

El "Loquín" también tiene una historia de abandono: su padre cayó detenido y lo mataron en la cárcel durante una riña el 14 de julio de 1998. Su madre siempre estuvo ausente y él permanece al cuidado de su abuela, con quien vive en la Villa Cousiño Macul de Peñalolén.

Registra 35 detenciones por vulneración de derechos, hurtos, robos y por apedrear la locomoción colectiva.

Su madre lo abandonó a los tres años de edad. Respecto de ella, el niño señaló en un informe social: "A mi mamá no la veo nunca, en la tarde no más, cuando llego, peleo con ella, porque algunas veces miente".

Su primer ingreso a un centro del Sename fue en 2005 como medida de protección. "Yo ya no soy capaz, él hace lo que quiere", dijo su abuela ante especialistas. "El nació sin cariño, sin amor", agregó.

Según la mujer, los problemas comenzaron hace cuatro años. Un informe del tribunal dice que el menor "suele gritar, ridiculiza e insulta a su abuela de forma constante. Durante accesos de ira y agresividad del niño, éste termina por darle órdenes, tratándola de 'loca'".

En 2008, el "Loquín" tuvo un accidente en motocicleta. Chocó a un taxi y quedó inconsciente. Ahí lo visitó su madre en el hospital. Hoy está matriculado en el colegio La Puerta, pero no ha asistido a clases.