Martes 9 de junio. Por instrucción de los máximos líderes del movimiento, ningún estudiante que participa en la toma de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile se atreve a romper el silencio que se ha acordado al interior de esta sede universitaria. Tras las rejas aún cerradas del recinto, en la entrada del barrio Bellavista, los alumnos miran con desconfianza y optan por no pronunciar ni una sola palabra. Ésa es una atribución que sólo compete a los tres voceros autorizados para hablar en público. Nada rompe esa regla. Ni siquiera la designación del abogado Luis Ortiz Quiroga como decano interino -noticia que los jóvenes recibieron ese mismo martes en la tarde- fue capaz de alejarlos de esa férrea disciplina que mostraron en los más de 40 días de ocupación de su escuela.

"Esperen a los dirigentes. Vienen en camino", repiten los jóvenes. Hasta que, de pronto, todas las miradas se posan sobre Gabriel Boric, el presidente del Centro de Alumnos de la facultad. A los 23 años y con una barba espesa que ha crecido aún más en las últimas semanas, el alumno de quinto año entra apurado y con el rictus serio, como usualmente aseguran verlo sus compañeros. Ha sido él quien ha ordenado no celebrar aún la nominación del conocido penalista como cabeza de la escuela, pues considera que antes de ello es necesario ratificar los puntos del petitorio que exigen los estudiantes.

El liderazgo de Boric se hizo sentir fuerte desde el 29 de abril pasado, cuando encabezó la asamblea que votó la toma del histórico edificio ubicado en Pío Nono. Desde ese día, ninguna decisión importante se ha adoptado sin la presencia de este dirigente, que fue electo en su cargo en septiembre de 2008. Él tampoco ha dado el espacio para que ocurra lo contrario, dicen sus pares, pues siempre ha mantenido una actitud vigilante ante todo lo que sucede al interior de la Escuela de Derecho. Incluso ahora, que la toma fue depuesta el miércoles 10, votada por la mayoría de los estudiantes, él no ha querido bajar la guardia.

Gabriel Boric milita en el movimiento de izquierda "Estudiantes Autónomos", que fue uno de los protagonistas en la toma a la Facultad de Derecho. En él participan también estudiantes como Vicente Saiz, hijo del gerente general de Movistar. Eso, sumado al hecho de que Boric es hijo de uno de los gerentes de ENAP en Punta Arenas, es la razón de que no pocos al interior de la sede universitaria criticaban los supuestos "tintes aristocráticos" del movimiento. Más aún cuando comentaban la amistad de Boric con Gonzalo Winter -nieto del conocido abogado Alfredo Etcheberry- y el nexo que, según algunos, el dirigente tiene con el grupo de profesores que integra el presidente del Colegio de Abogados, Enrique Barros, uno de los mayores detractores de la gestión del ex decano Roberto Nahum.

El nombre del segundo vocero aumentaba las suspicacias: Sebastián Aylwin. Aunque a este joven de 20 años también le resulta complicado hablar de la familia -es sobrino nieto del ex mandatario Patricio Aylwin-, prefiere tomarse el asunto con más humor. Y prefiere confesar, esta vez con menos reservas, que desde el colegio pertenece al colectivo de inspiración marxista "Arrebol".

El tercer y último dirigente de la toma, Branislav Marelic (23), proviene de una vertiente política cercana al Partido Radical, a la que él define como socialdemócrata. Una posición distinta a la de los otros dos voceros, cuyos  colectivos se han formado en los últimos años en el mundo universitario para reivindicar  "la excelencia académica y el compromiso social" de los establecimientos de educación pública. De hecho, ésa fue la consigna que Gabriel Boric esgrimió a la hora de defender la ofensiva iniciada en contra de Roberto Nahum. Un discurso frontal y que no otorgó concesiones a la gestión de quien ocupó el decanato desde el 2002.

CAMBIO DE SWITCH
La pasión con que Gabriel Boric pronunciaba su lema de "excelencia y compromiso" no dejó de sorprender a quienes lo conocieron en sus primeros años como universitario. Según sus profesores de entonces, "mostraba una personalidad serena y un bajo perfil". Lo que ellos no sabían, sin embargo, era que el joven se interesaba en política desde séptimo básico, en el Colegio Británico de Punta Arenas. Y que ya a esa temprana edad comenzó a leer a autores como Hegel y Marx con la venia de su padre.

Hasta antes de asumir la presidencia del Centro de Alumnos, Boric era identificado como un estudiante de buen rendimiento. Incluso, se desempeñó como ayudante de cátedra de la historiadora Sofía Correa. Sin embargo, desde que estalló el conflicto en la sede de Pío Nono, el futuro abogado parece haber dejado atrás la ponderación de sus opiniones políticas para asumir un discurso más confrontacional. Y a su manera. Porque, a pesar de identificarse con los principios de la izquierda y participar activamente en el movimiento "Estudiantes Autónomos", Boric dice no creer en "mártires". "No tenemos un cuadro del Che Guevara en la pieza, más allá del respeto que merece su figura", sostiene.

Quienes conocen a Sebastián Aylwin, también notaron un cambio importante antes y después de la toma. Sus profesores concuerdan en que tenía un desempeño sobresaliente como estudiante de Leyes y que fue ayudante en  cuatro ramos impartidos al mismo tiempo. Una situación que, sin embargo, varios docentes miraron con desconfianza ya que era una cantidad inusitada de trabajo académico para un estudiante tan joven. Otros dicen que esta destacada labor le otorgó parte de la legitimidad que hoy tiene como dirigente político.

Sebastián Aylwin, en todo caso, ya tenía una importante experiencia política.  Como alumno de enseñanza media en el colegio San Ignacio de El Bosque se integró al colectivo político "Arrebol", referente que se creó para impartir educación popular en una villa de la comuna de La Reina. Fue ahí donde se interiorizó de los principios del marxismo en los que se basa este grupo al cual pertenece desde el 2006. En lo esencial, este movimiento nace de su rechazo a la verticalidad de los partidos políticos -su eje central es el principio de la horizontalidad- y tiene dentro sus principales referentes intelectuales al italiano Antonio Nieri. Sebastián, si bien reconoce que en "Arrebol" hay personas que admiran al ex líder del MIR Miguel Enríquez, en lo personal él siente un  mayor reconocimiento por el fundador del PC, Luis Emilio Recabarren.

Una visión algo distinta tiene Branislav Marelic, a quien muchos califican como el más conciliador de los tres voceros de la toma. Estudió en el Instituto Nacional y mientras estuvo allí nunca tuvo un rol político. Después, ya como alumno universitario, participó en un taller de tres meses en Chile 21, donde tuvo charlas con el ex presidente Ricardo Lagos, Sebastián Bowen y Carlos Ominami, entre otros. Hoy se reconoce como socialdemócrata y cercano al Partido Radical, aunque no milita en esta colectividad. Vive en la comuna de Estación Central junto a su madre y su abuela, y trabaja en el estudio de Olmedo, Colombara & Zegers.  

Pese a lo que podría pensarse, no siempre Marelic fue el más moderado durante las acciones acordadas por los estudiantes dentro de la Facultad de Derecho. Al interior de la toma, por ejemplo, se comentó que Gabriel Boric no estuvo de acuerdo en un principio en aplicar una medida de fuerza como fue la ocupación de la Torre 15 de la Universidad de Chile. Pero Marelic y otros alumnos insistieron en que debía llevarse a cabo, y así finalmente se hizo el jueves 4 de junio durante algunas horas. Ello fue determinante en el anuncio del rector Víctor Pérez para pedir la renuncia a Roberto Nahum.

JUNTOS, NO REVUELTOS
Quienes vieron en acción a la dupla Boric-Aylwin durante los 40 días de encierro en la sede de Pío Nono pudieron apreciar que a ellos no sólo los une una estrecha amistad. También compartían una fina sintonía en los discursos que pronunciaron frente a las asambleas de estudiantes que se realizaban a diario en la facultad.

En coherencia a los principios de horizontalidad que postulan los movimientos políticos a los que ambos pertenecen, era en estas reuniones masivas donde la multitud, a mano alzada, definía los pasos a seguir en medio del conflictivo escenario que enfrentaban. No obstante, según algunos alumnos de Derecho, era usual que ellos potenciaran sus respectivas posiciones en los momentos cruciales de la discusión, recibiendo además el respaldo de otros integrantes de "Arrebol" y de "Estudiantes Autónomos". Era en esas circunstancias cuando surgían las sospechas que hasta hoy rondan entre los estudiantes que participaron en la toma depuesta finalmente este miércoles: que sus dirigentes, al menos Boric y Aylwin, actuaban en algunas ocasiones de manera concertada, para lo cual se juntaban con anticipación en citas donde se habrían puesto de acuerdo en algunos puntos que, pese a que ya los tenían decididos, después parecían abrir al debate en las asambleas. 

Sin embargo, la reserva y coordinación con que esta dupla actuaba, sobre todo al comienzo de la toma, no impidió que los tres voceros terminaran por hacerlo de manera conjunta según lo que se concluía en las asambleas de estudiantes.

Lo que sí quedó en un plano de incertidumbre fue el vínculo que Boric y Aylwin tuvieron con los siete profesores que iniciaron el cuestionamiento a la calidad académica del ex decano Nahum. Gabriel Boric insiste en que el movimiento estudiantil no tuvo ninguna relación con estos docentes. Pero es un hecho que abogados como Fernando Atria concurrieron a la toma para hablar sobre distintas materias. Además, en un comienzo, según el dirigente de las Juventudes Comunistas Gabriel Ríos, el abogado Davor Harasic quiso donar  $ 280 mil para la alimentación de los jóvenes en toma. Los alumnos no aceptaron en esa oportunidad, aunque crearon un sistema de donaciones con la condición de que fueran anónimas.

Después de más de cuarenta días de toma, los estudiantes lucen cansados. Tanto Gabriel Boric como Sebastián Aylwin han dormido casi todas las noches en las salas de clases habilitadas como dormitorios. Otros, como Branislav Marelic, se iban a la tres de la mañana a su hogar porque debían trabajar al otro día.

En las últimas horas de movilización, dentro de la sede se veían menos de 80 estudiantes en el patio, una cifra muy inferior a los cerca de 400 alumnos que participaron en sus momentos más álgidos. Por eso, a pesar de no expresar su alegría con la nominación del abogado Luis Ortiz Quiroga, un palpable sentimiento de alivio recorrió los pasillos del histórico edificio de Pío Nono. Lo sintieron incluso sus dirigentes de izquierda. Aunque para muchos puede resultar una paradoja, ellos ven en el destacado penalista -que otrora apoyó la candidatura del ex decano Antonio Bascuñán- la posibilidad de acercarse al compromiso social que aspiran construir en esa facultad de la Universidad de Chile.