"Si vuelvo al Dakar el próximo año será para ganarlo"

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Ignacio Casale cuenta a El Deportivo cómo fue volver a montar su cuadriciclo al llegar a Chile, luego de la versión 2017 del Rally Dakar. Además, adelanta sus próximos objetivos y metas en el mundo motor.




La Yamaha de Ignacio Casale todavía muestra las huellas que en ella dejó el recorrido Paraguay-Bolivia-Argentina del Dakar 2017. El barro seco y la tierra se toman casi toda la extensión del imponente cuadriciclo perteneciente al piloto: todavía se pueden apreciar las batallas que ambos debieron afrontar por horas y horas durante las dos semanas que duró la competición. Pero también esas huellas se pueden notar en el extenuado deportista de 29 años. Pantalón corto negro, una gorra Red Bull volteada al más puro estilo Nicolás Massú y la delgada polera sin cuello parecen ser un oasis de alivio puro para el conductor, quien debió lidiar con ropajes mucho más pesados durante los extensos recorridos en las montañas sudamericanas y, ahora, debe sortear el inclemente calor del verano chileno.

Por primera vez, desde que acabó el evento motor más importante del verano, el capitalino monta de nuevo en la Raptor 700 de la escudería japonesa. Observa con algo de nostalgia su albiverde presencia, y es lo más esperable luego de diez días sin verla. Recién bajada del camión, aún quedan en su interior los papeles de las rutas recorridas durante 12 jornadas.

¿Cómo siente que fue este Dakar? ¿Qué tuvo en particular respecto a otros?

Pese a salir segundo, creo que fue mi mejor Dakar o, al menos, el que corrí de manera más inteligente. La estrategia era arremeter cuando llegamos a Argentina y ya estaba en el podio de mi categoría. Es un gran logro, sobre todo porque los dos últimos rallys no pude terminar la competencia.

Entonces, ¿qué le faltó para poder ganar este verano?

Poder acelerar en momentos clave y no perder minutos valiosos durante el transcurso Bolivia-Argentina. Sirvieron mucho los días de descanso, pero también, quizás, perjudicó un poco el hecho de que la máquina (Yamaha) viniera lista de fábrica, sin cambiarle algunas cosas en el motor u otras piezas que tiene. En ese sentido, los quads son más complicados que una moto convencional, porque tienen otros elementos. Aparte, Karyakin (Serguéi, el ruso que se coronó en la especialidad), estuvo sólido durante todo el trayecto.

¿Cómo fue volver a montar la Yamaha después de diez días sin ella?

La extrañaba. Es raro, después de estos días, subirme en ella con total tranquilidad. Pienso quedármela como un lindo recuerdo de este año, así lo hago también con algunas otras, si es que no las vendo.

¿Qué recuerdos tiene de 2014, cuando ganó la competencia?

Recuerdo tener mucha felicidad cuando terminó todo. Una emoción que nunca había sentido en la vida. Fue un largo proceso de lucha en la pista contra Rafal Sonik (Polonia, campeón en 2016), con quien disputábamos el primer lugar ese año. Siempre soñé con ganar el Dakar y haberlo hecho con esfuerzo y dedicación fue algo gratificante.

¿Cree usted que el rally debería volver a Chile?

Sin duda, porque nos ayuda a nosotros a sentir el apoyo de la gente y es un beneficio para quienes viven en el norte. La situación está complicada allá, conseguir dinero es cada vez más complicado y, un evento tan grande como el Rally Dakar, dejaba buenos réditos para esa zona del país. Si me lo preguntas a mí, veo difícil que vuelva, por lo menos ahora, a corto plazo. Quizás en 2019, pero eso ya se verá en su momento.

Siempre manifiesta el orgullo de representar a Chile en redes sociales y entrevistas varias. ¿Cuán importante es para usted esto?

Es fundamental. Me encanta llevar la bandera chilena dondequiera que vaya, sobre todo porque eso significa una inspiración para los compatriotas y los futuros pilotos. Lamentablemente no hay mucho apoyo del gobierno, pero ése es otro cuento.

¿Cómo es su relación con los pilotos chilenos de otras categorías?

Por lo general, buena. Con José Ignacio Cornejo es con quien me llevo mejor, lo conozco hace tiempo a él y su familia. Hablo bastante con su papá, que es un tipo muy conocedor de las motos.

¿Cuáles son sus metas y objetivos para esta temporada?

Quedé agotado con el rally y necesito volver a reencantarme con lo que hago. Con casi 30 años uno empieza a pensar en otras cosas para su vida. Es arriesgado, no hay que olvidar que uno pone la vida en juego en cada recorrido. Ahora estoy pensando en tomarme vacaciones hasta marzo, sé que es bastante tiempo, pero tengo que hacerlo. No pararé hasta diciembre, entre entrenamientos y competencias, así que es necesario. Si vuelvo al Dakar el próximo año será para ganarlo.

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