La sensación de que el tiempo vuela cuando la pasamos bien y no pasa nunca al aburrirnos resulta común a la especie humana, y ahora la ciencia parece haber hallado en determinadas neuronas la clave neurobiológica del misterio que desveló a poetas y filósofos.

Un estudio en ratones de laboratorio publicado por la revista Science, realizado por investigadores del Centro Champalimaud de Lisboa, Portugal, detectó que las neuronas que liberan dopamina tienen un rol decisivo en la manera subjetiva en la que percibimos el paso del tiempo.

La dopamina es una sustancia química producida por el cerebro asociada con los centros del placer e involucrada a los mecanismos de recompensa, y las neuronas "dopaminérgicas" que la liberan se hallan en una estructura profunda del cerebro llamada "nigra pars compacta".

Si resulta dañada esta región del cerebro altera la percepción del tiempo, como se verifica en los cuadros de mal de Parkinson.

Para profundizar el conocimiento del rol de estas neuronas, los neurocientíficos enseñaron a los ratones a estimar si la duración de un intervalo entre dos sonidos era más o menos larga de 1,5 segundos.

A través de la fluorescencia también midieron, mientras los animales llevaban a cabo la tarea, las señales que indicaban que las neuronas de la pars compacta estaban activas.

Se observó que cuanto mayor es el aumento de la actividad de las neuronas cuando se escuchó un sonido, más los animales tienden a subestimar la cantidad de tiempo y viceversa.

Para averiguar si la actividad de las neuronas causaba la alteración de la percepción del tiempo, el equipo utilizó pulsos de luz (optogenética) para estimularlas o inhibirlas.

"Al estimular las neuronas, los ratones tendían a subestimar la duración. En caso contrario, inhibiéndolas, la sobreestimaban. Lo que demuestra que la actividad de estas neuronas por sí misma puede alterar la percepción del tiempo", explicó Joe Paton, principal autor del estudio.