SEÑOR DIRECTOR
La semana pasada nos reunimos parte de los equipos y de los directorios de las oficinas de América Solidaria; todos de distintos países y de múltiples sectores de la sociedad. Esto creó un grupo muy heterogéneo y con diferentes visiones sobre los desafíos de cada país. Pero hubo un punto en el que coincidimos: a pesar de compartir problemáticas en torno a la infancia, cada vez es más difícil integrarnos.
Estos días en Buenos Aires, junto a personas del sector público y privado, la academia y el mundo de las comunicaciones que colaboran en Argentina, México, Uruguay, Colombia, Chile, Haití, EE.UU. y Perú, reafirmó nuestro convencimiento de que la cooperación internacional en América es crucial, sobre todo por la infancia. Las urgencias del continente siguen existiendo: según el Panorama Social de Unicef, hay 72 millones de niños y niñas -entre 0 y 14 años- que viven en pobreza; 3,6 millones están fuera de la educación primaria; 51 millones de niños que no traspasan los cinco años viven desnutrición crónica y cada tres minutos muere un niño. Y Chile no está fuera de ese panorama: de acuerdo a la Casen 2017, 982.086 niños y niñas viven en situación de pobreza multidimensional. Ante esto, ¿cómo no podremos trabajar juntos, aprendiendo unos de otros?
Hoy no podemos esperar que solo el Estado y el mercado se hagan cargo. Se necesita a la sociedad civil y a todos los sectores que estén dispuestos a acabar con las vulneraciones y exclusiones que vive la infancia en Chile y en toda América. En un continente que cada vez se atreve menos a integrar y trabajar de la mano, donde parece que muchas veces impera la discriminación o el individualismo -especialmente en la infancia migrante-, la cooperación americana se vuelve, probablemente, lo más rebelde y urgente de hacer hoy.
Estos días de reflexión y encuentro no nos dejó ninguna duda: solo colaborando podemos construir una sociedad más justa.
Benito Baranda Vicepresidente ejecutivo América Solidaria
Tomás Reyes
Director ejecutivo América Solidaria Chile