SEÑOR DIRECTOR

Reconocemos y valoramos las iniciativas que ha llevado adelante el gobierno en el mejoramiento de las condiciones sanitarias y la reducción del hacinamiento en las cárceles, tal como lo indica el subsecretario de Justicia en su carta del día lunes. Sin embargo, el dinámico escenario de la propagación del Covid-19 nos plantea hoy nuevos desafíos.

La confirmación del contagio de internos, al menos en la cárcel de Puente Alto, transforma en una realidad el riesgo de infección masiva que implica el hacinamiento.

Gendarmería es una institución con una formación que ha mostrado eficiencia en el control de la seguridad, pero ésta no basta para enfrentar la crisis sanitaria.

Tomando aprendizajes de situaciones críticas anteriores e iniciativas de otros países, resulta fundamental reforzar la legitimidad de la relación entre actores al interior de las cárceles. La literatura es clara en indicar que cuando los procedimientos son percibidos como justos por los internos y ellos sienten que son tratados con dignidad y respeto, se reducen los conflictos. Algunas prácticas apuntan a promover la comunicación efectiva entre la población penal y personal y autoridades penitenciarias, a través, por ejemplo, de altavoces en los patios para entregar información de las medidas sanitarias que se estén tomando. El aumento de visitas virtuales  es clave, así como disponer de reacciones oportunas y tratamiento frente a los contagios.

El cuidado que tengamos con quienes están privados de libertad es responsabilidad de toda la sociedad, porque se trata de uno de los grupos más excluidos y desfavorecidos, y porque la forma en que se vive el encierro constituye un peligro latente para toda la comunidad.

Olga Espinoza

Paula Vial R.

Catalina Droppelmann

Carolina Villagra

Académicas PUC y U. de Chile