Paula 1211. Sábado 22 de octubre de 2016.

Estaba en medio de un caos emocional cuando un amigo me recomendó hacerme un masaje tailandés. "Qué rico, necesito relajarme", pensé, fantaseando con un día de spa. Pero llegué a la consulta de la terapeuta Sonia Álvarez quien, supe después, practica hace 15 años la medicina tradicional tailandesa, disciplina que estudió en Bangkok.

"Te tomaré el pulso y, según eso, elegiré un masaje indicado para ti", me dijo. El diagnóstico a través del pulso, me explicó, es para la medicina ancestral tailandesa una forma de medir los elementos de la naturaleza dentro del cuerpo, para detectar dolencias y enfermedades. Escéptica, yo solo quería que comenzara el masaje de una vez. Sin embargo, Sonia diagnosticaba que mi viento estaba frío y alto; que mi fuego estaba profundo, pero bajo; entre otras cosas a las que no presté mayor atención hasta que escuché "y tu agua…, tu agua está tóxica".

Desde guagua, según mi mamá, he tenido una relación compleja con el agua. Simplemente no me da sed. Puedo estar un día y medio sin tomar agua ni ningún otro líquido, mientras que en otras ocasiones tengo una sed espantosa. Los días sin agua muchas veces terminan en jaquecas horrorosas, antecedidas por una desagradable sequedad en la boca.

"El agua tóxica, en tu cuerpo en particular, se manifiesta a través de los fluidos. Es muy probable que estés empezando a desarrollar una infección urinaria, sufres de resfríos frecuentes y últimamente has tenido alergias que nunca habías padecido. Duermes mal, no logras descansar", fueron sus palabras. Impresionante. Todo era ciento por ciento acotado a mi estado, incluida la infección urinaria.

Según la medicina tradicional thai, la vulnerabilidad de mi agua está relacionada a las emociones que llegan desde el exterior, más que con las mías. "Eres una esponja que absorbes todo y no tomas líquido, porque no te puedes tragar nada más. Eso hace que tu agua, que conforma el 90% de tu organismo, esté estancada y tóxica. Es lo que está enfermando a tu cuerpo", me dijo Sonia.

Tras el análisis de mi estado, ella finalmente me realizó uno de los siete tipos de masajes tailandeses, de pies a cabeza. Fue reponedor. Para mi vida cotidiana, me aconsejó tomar dos litros de agua diarios (hago el esfuerzo), gotas de echinacea y clorofila para desintoxicar, y una dieta basada en verduras verdes cocidas. En eso estoy. Las jaquecas desaparecieron y las alergias disminuyeron casi totalmente.

Para agendar una hora con Sonia Álvarez, escribir al mail sonia@medicinathai.cl o llamar al cel 98527 9012.