Casa Nogal, el centro que acompaña a niños y adolescentes con condiciones del neurodesarrollo: “Aquí no queremos transformar a nadie”

Diseñando sus propios modelos de intervención, Casa Nogal trabaja para mejorar la calidad de vida de niños y adolescentes que presenten alguna condición del neurodesarrollo.




El gimnasio inspiraba alegría. Estaba lleno de colchonetas de diferentes colores y formas, un par de columpios que se balanceaban, una cama saltarina y un muro de escalada de no más de tres metros.

Cuatro niños disfrutaban de las instalaciones. Unos más risueños, otros más concentrados. Y aunque parecían divertirse mientras jugaban, el objetivo no era ese. Cada uno de ellos presentaba alguna condición del neurodesarrollo, por lo que – con ayuda de diferentes especialistas – desarrollaban y potenciaban sus habilidades motoras y/o cognitivas.

Se trata de Casa Nogal, un centro que hace dos años y medio - inspirado por programas extranjeros – diagnostica y trata a niños y adolescentes con alguna condición del espectro autista o retraso del desarrollo psicomotor. El objetivo: mejorar la calidad de vida tanto de los niños, como de sus familias.

Lorena Pizarro, neuróloga y directora del centro, enfatiza en que lo primordial es ayudarlos a descubrir su identidad y protegerla a toda costa. “No nos centramos tanto en el diagnóstico. Nosotros miramos a un niño que tiene fortalezas y debilidades, porque no se trata de transformar a un niño con una condición distinta, sino sortear todas las barreras para que puedan ser más autónomos y potenciar su desarrollo. Aquí no queremos transformar a nadie”.

Teniendo como base el respeto hacia la identidad de los niños y sus derechos, Casa Nogal entrega diversas herramientas para trabajar en aquellas áreas que – a causa de la condición – están menos desarrolladas: programas intensivos, consultas personalizadas, talleres grupales, coaching para padres y asesorías educacionales. “Cuando se tiene alguna condición del neurodesarrollo, en general hay desafíos en más de un área. Por eso, el tratamiento siempre debe ser integral”, dice Carolina Cerveró, neuropsicóloga y coordinarora del centro. “Esto es un trabajo en equipo”.

Con la palabra ‘equipo’, Carolina hace referencia a los más de 50 especialistas de distintas áreas que trabajan en el centro; psicólogos, psiquiatras, kinesiólogos, psicopedagogos, fonoaudiólogos, neurólogos, nutricionistas, terapeutas ocupacionales y educadores diferenciales. Pero el sello de Casa Nogal radica en el papel que le dan a las familias dentro de los tratamientos. “Aunque nos inspiramos en modelos extranjeros, de a poco fuimos creando un modelo propio”, explica. “Porque además de abarcar todas las áreas que estos niños necesitan, en realidad nuestro sello, nuestra identidad, es ese espacio que le damos a los papás”, afirma.

“Un duelo permanente”

“Casa Nogal ha sido el paraguas que protegió a una familia llena de angustia y miedos”. “Son como una familia, y nos sentimos parte de ella”. “Los llevamos en nuestros corazones, porque forman parte importante de lo que nuestro hijo es hoy”. Así agradecen a Casa Nogal algunas de las madres que acudieron al centro en busca de ayuda y contención.

Y es que al momento de recibir un diagnóstico que afecta el neurodesarrollo de un niño, las dinámicas familiares cambian. Hay incertidumbre, miedo y angustia. Ni hablar de la exclusión social y la carga económica. La neuropiscóloga describe el proceso como un “duelo permanente, porque cada etapa requiere de nuevos desafíos”.

Por eso, el objetivo de Casa Nogal no es solo potenciar las habilidades de aquellos niños, sino que también guiar y contener a los padres en un camino que, muchas veces, puede parecer difícil. “Vinimos a atender una necesidad súper grande por parte de los papás”, dice Carolina. “Los ayudamos a entender y aceptar el diagnóstico de sus hijos. Los ayudamos a enamorarse nuevamente de ellos”.

En la práctica, ese involucramiento se traduce en talleres y sesiones de coaching para los padres, en la posibilidad de observar y participar de las sesiones de sus hijos, e incluso en tener un espacio habilitado para teletrabajar. Así, Casa Nogal le da la oportunidad a mamás y papás que comparten preocupaciones, miedos, y alegrías, de formar una comunidad. “Aquí les damos una red de apoyo súper poderosa y necesaria”, dice la coordinadora. “No somos un modelo conductista que intenta cambiar el comportamiento de los niños. Casa Nogal es mucho más que eso”.

Neurodiversidad: por una sociedad más inclusiva

En 1988 la socióloga australiana, Judy Singer, acuñó el término neurodiversidad como sinónimo de biodiversidad neurológica haciendo referencia a la variación natural de un cerebro y otro en la especie humana. “Hay algunos cerebros que tienen un desafío mayor porque no hablan el lenguaje de la mayoría”, explica Lorena. “Lo que nosotros tratamos de hacer es ir sorteando esas barreras”.

Casa Nogal ya ha entregado más de 2.500 atenciones, 180 evaluaciones integrales, 21 programas intensivos, y esperan seguir creciendo. Tienen dos proyectos de ampliación del centro, cuatro investigaciones sobre neurodesarrollo en curso, e innumerables desafíos. Uno de ellos: sensibilizar a la comunidad en cuanto a la neurodiversidad. “Queremos dar conciencia a la detección temprana en jardines infatiles y colegios, porque si se diagnostica entre los primeros dos años de edad, los pronósticos son muy diferentes”, afirma Carolina. “Además, es importante capacitar a los profesores para que tengan las herramientas al momento de manejar a un niño en su sala de clases”.

Carolina enumeró una infinidad de desafíos para los próximos años: implementar programas de detección temprana, convertirse en referentes en Sudamérica, validar su método a través de investigaciones e innovar en programas recreativos. Pero, cualquiera que sea el desafío, Casa Nogal persigue el mismo objetivo: mejorar la calidad de vida de los niños con condiciones del neurodesarrollo. “Queremos que encuentren aquí una comunidad”.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.