El pasado miércoles 8 de mayo Revista Paula realizó el lanzamiento del libro "Historias de Paula, Antologías de entrevistas y reportajes", libro que recopila 45 icónicos artículos periodísticos de revista Paula. Al evento asistieron destacados periodistas y políticos. Acá te dejamos lo que fue el discurso del destacado periodista Héctor Soto.

Quiero agradecer en primer lugar a Milena Vodanovic, directora de Paula, la invitación a presentar este libro que reúne algunos de los mejores trabajos periodísticos publicados por la revista en sus 45 años de historia.

Es una invitación que agradezco por varios conceptos.

De partida, por la calidad periodística intrínseca de los trabajos reunidos.

La agradezco además por las verdades, generalmente privadas, que estas crónicas, entrevistas o reportajes acogen y transmiten.

La agradezco por la coherencia que tienen con la linea editorial de una revista que en muchos ámbitos lo que hizo fue abrir las puertas del periodismo chileno a otros temas, otras audiencias y otras conversaciones

Por la idea de país que estos textos van articulando.

Y en fin, no en último lugar, porque Paula encarna un proyecto editorial de contornos ejemplares para el periodismo chileno de revistas. Ejemplares en cuanto a que esta es una publicación que tiene un ámbito de preocupaciones amplio pero acotado, un nicho de lectores que tiene mucha identidad sin que eso sea excluyente y un estilo editorial muy consistente que junta mejor que otros medios la racionalidad con la emoción, la idea de apertura al mundo moderno con el derecho a la intimidad y el periodismo de servicio con la causa de la incorporación  de las mujeres a esferas cada vez más amplias de actividad y de decisión en nuestro país.

Lo más interesante de esta experiencia es que la formula de Paula es de Paula. Esta revista puede parecerse a otras en algunas de sus secciones, pero no está calcada de ninguna publicación nacional extranjera. Sus equilibrios de disconformidad y de gozo, de ruptura y de encanto, de seriedad no adusta y de humor no chapucero, de innovación y de tradición, de singularidad y generalidad, de sospecha y de buena fe, de carácter y de elegancia, no responden a ningún padrón estandarizado.

¿En que revista europea o gringa –si no- junto a secciones de moda, de cocina, de belleza, podemos encontrar un contenido editorial tan de punta como el de Paula? ¿Dónde se vio que una publicación supuestamente tan femenina sea un  canal de reconocimiento tan potente y tan habitual para poetas y escritores? ¿Acaso no se sale del repertorio de la revista femenina simpaticona y convencional la captura de aspectos a veces muy traumáticos o difíciles de nuestra realidad?

Bueno, este es el modelo de Paula. Y son posiblemente estos equilibrios los que le han permitido a la revista sellar un pacto confianza con su lectoría, con sus avisadores, con sus redes sociales y con una opinión pública que la respeta y le reconoce gran autoridad en su respectivo ámbito

Lo importante es que estos equilibrios fueron hechos en casa. Fueron hechos y definidos a partir de impulsos fundacionales pioneros, a partir de experiencias repetidas y calibradas en el tiempo por varias generaciones de periodistas, y también a partir de las particularidades y los cambios que la sociedad chilena ha vivido en estos últimos 45 años.

Paula, desde luego, no solo ha sido testigo de estos cambios.  También los provocado. Más que verlo pasar, se ha involucrado en el proceso.

Esta es una revista que nació cuando el trabajo de las mujeres en Chile era mas bien excepción y sigue vigente en un Chile donde la mujer en la casa va camino de convertirse casi en una rareza.

Esta es una revista que nace en un Chile donde los infiernos de la violencia intrafamiliar estaban invisibilizados por muchos eufemismos y velos.

Esta es una revista que en lo básico nunca ha extraviado la brújula y que en su trayectoria jamás ha estado ausente de las reivindicaciones por menos discriminación, por más transparencia, por menos exclusión, todas las cuales se han vuelto moneda corriente en el Chile de hoy.

Esta es una revista básicamente optimista y constructiva, que apostó por un Chile mejor, y que al día de hoy sigue apostando a ese mismo ideal, al margen de todo conformismo o autocomplacencia.

Esta es una revista que precisamente por tener una periodicidad poco acogedora con la contingencia ha desarrollado con el tiempo una buena capacidad para identificar tendencias, para separar la paja del trigo, para establecer qué es lo que pasa y qué es lo que queda. Básicamente eso es lo que hacen las buenas revistas. Por lo general llegan al teatro de los acontecimientos después que se fueron todos, después que pasó la bullanga del escándalo y una vez que se ha disipado la nube de polvo que levantó la novedad. ¿Cuánto cambiaron las cosas, cuánto siguieron más o menos igual? ¿Cuánto hubo de sustantivo y cuánto hubo de pirotecnia en lo ocurrido? Sería absurdo suponer que las revistas tienen la última palabra respecto de estos balances. Pero no deja de ser estimulante que sean las revistas las que como medio se plantean con mayor vehemencia y tenacidad estas preguntas.

Como en el caso de los buenos proyectos editoriales que con el tiempo van sumando muchos talentos y adquiriendo una dinámica dictada por sus distintos equipos de trabajo, pero también una misteriosa energía que proviene del proyecto mismo, Historias de Paula es un libro que recoge piezas periodísticas muy variadas, muy reveladoras y muy perdurables.

Vaya que hay creatividad y trabajo en estas notas. Doy por hecho que ninguna es hija de la suerte, de la generación espontánea o de la casualidad. El periodismo de revista es terriblemente exigente. Además es avaro en retornos, en rating y en aplausos. Pero la calidad permanece y este libro ofrece testimonios notables al respecto.

Habrá quienes rescaten de estos trabajos la épica de la identidad de las mujeres, que es muy potente y que es el eje con el cual el libro se abre.

Habrá quienes se queden con las voces provenientes del mundo de las letras, con las que Paula ha mantenido siempre un diálogo sostenido, constante y muy fluído.

También hay buenísimas razones para reivindicar reportajes memorables construidos a partir de heridas tales como el terremoto, los detenidos desaparecidos, los crímenes de Alto Hospicio o colonia Dignidad.

Yo diría que dan cuenta de los cambios y del singular pulso de Chile los reportajes relativos a conducta sexual de los chilenos y chilenas. Y reconozco que son notables y tienen verdades estremecedoras las crónicas que involucran dramas de infancia. En fin, hay retratos en estas páginas que, aparte de decir mucho de diferentes personajes públicos de distinta época –sean de la esfera del poder o de la farándula, del centro o de la periferia, del día o de la noche- dicen también mucho del país que hemos sido, del país que somos y del que vamos a ser.

Amigas y amigos.

Me impresionaron, me emocionaron, me convencieron estas páginas.

Este es un libro que va dejar sin argumentos a los que creen que Paula es únicamente una revista de mujeres y para mujeres. O únicamente una revista de cosas gratas, de cosas útiles y de gente linda. Este es un libro que restablece verdades básicas y deslinda bien la cancha. En este libro hay sobre todo buen periodismo y el buen periodismo podrá tener distintos soportes, pero no conoce ni de etiquetas ni exclusiones.

Vaya un resuelto reconocimiento a Milena y su gente por esta iniciativa. Trabajaron harto, lo sé, pero –para qué estamos con cuentos- de eso de trata cuando uno está en periodismo y, peor, cuando uno está en una revista.

Vaya otro reconocimiento a Copesa que respaldó la idea.

Y reciban tanto Catalonia, en la persona de Arturo Infante, como la UDP, en la figura de la decana de Comunicación y Letras, Cecilia García Huidobro, nuestra mayor simpatía y gratitud por haberse embarcado en esta fantástica aventura.