Un joven de 16 años que estaba en el lugar equivocado. Una bala que no era para él y que lo terminó matando. Y el drama de una familia humilde y cristiana que siempre intentó darle un mejor futuro y que esa noche quedó truncado. De eso trata Todos Somos Manuel Gutiérrez, una crónica periodística que le aporta humanidad a una muerte que fue una noticia policial en 2011.

Manuel Gutiérrez salió en las noticias en 2011: La noche del paro de la CUT, el 25 de agosto, el joven de 16 años recibió una bala disparada por un carabinero en la población Jaime Eyzaguirre de Macul. Horas después, falleció.

Manuel pudo ser un baleado más en alguna población de Santiago que llegaba a los titulares de las páginas policiales. Pero gracias a la investigación de la periodista Tania Tamayo, autora de Todos Somos Manuel Gutiérrez (Ediciones B), sabemos un poco más de él: que era el hijo regalón de una familia evangélica; que su abuela ciega le guardaba un pedazo de pan para que comiera extra porque pasaron tiempos de mucha escasez; que estaba enamorado de una joven de pelo rojo que se llamaba Cynthia; que soñaba con entrar a la universidad, formar una empresa o ingresar a la PDI. Y que la noche del 25 de agosto de 2011 no debería haber estar ahí, en la calle junto a su hermano en silla de ruedas, mirando de puro curioso desde una pasarela la trifulca entre pobladores y carabineros, en el marco del paro nacional convocado por la Central Unitaria de Trabajadores.

La periodista Tania Tamayo, quien es docente de la escuela de periodismo de la Universidad de Chile y ha colaborado en medios como Paula y The Clinic, cuenta que se interesó en esta historia porque tenía algunos elementos distintos: "Manuel no era un luchador social que estaba participando del incidente. Era un joven de familia conservadora y cristiana, que había sido criado de una manera muy estricta –no lo dejaba decir garabatos y apenas podía salir al jardín de la casa- porque vivía en una población muy combativa y porque su madre quería protegerlo del narcotráfico. Y, sin embargo, de todas formas le ocurre este hecho nefasto del destino".

Tania Tamayo, quien también es autora del libro El Caso Bombas, la Explosión de la Fiscalía Sur, optó por escribir de manera narrativa Todos Somos Manuel Gutiérrez, que se lee como si fuera una novela. "Hice una apuesta periodística al mezclar literatura con periodismo. Y me surgió cuando estaba leyendo el libro de la periodista argentina Leila Guerriero, Los Suicidas del Fin Mundo, que es muy bueno; ahí ves que a partir de la microhistoria logras hablar de algo más grande. Entonces sentí que si podía describir bien a la familia de Manuel, su funcionamiento y creencias, la fe desde donde ellos viven, podía armar un relato sobre la historia del país también. Hablar del conflicto social que provocó la muerte de Manuel, las rivalidades entre pobladores y carabineros, las persecuciones en las villas", explica.

Para escribirlo como una crónica literaria tuvo que buscar los más mínimos detalles que le permitieran reconstituir los momentos claves de la historia. "La familia se reía porque les preguntaba muchos detalles como la ropa que tenían puesta el día que fue baleado Manuel. Pero resultaba indispensable para poder describir personajes accionando dentro de escenas. Fue una apuesta personal que tiene que ver con salir del periodismo de denuncia y detenerse en los personajes, la ambientación y así hacer un relato más vívido", dice la autora.