El Kennel Club de Chile mantiene el único registro genealógico oficial del país, donde se inscriben los perros de razas puras. Periódicamente realiza exposiciones caninas para evaluar la calidad y belleza de los ejemplares criados en el país y seleccionar los reproductores. A ninguna de ellas se presentan collies. "Ya no hay criaderos inscritos de esta raza, a pesar de que es un perro muy inteligente y tranquilo. No tengo una explicación clara. Creo que es asunto de moda", dice Julio Herrera, secretario de la comisión de crianza de dicho club. Según un rastreo en 20 clínicas veterinarias de Santiago, salvo en una, ninguna tenía más de dos pacientes, ya todos viejos, enfermos, casi ciegos, de más de diez años. En los años setenta, incluso en los inicios de los ochenta, el collie era un perro común en las casas chilenas. Tal como el boxer, animal que, sin embargo, se sigue criando en Chile. No sólo el fin de la serie de tv Lassie, protagonizada por una dulce perra collie de la variedad rough, de pelo largo, es culpable de esta persistente desaparición. Su tamaño –un adulto pesa hasta 30 kilos–; su pelaje, que requiere de un cepillado profundo a la semana y visitas frecuentes a la peluquería, y su necesidad de grandes espacios para correr a gusto, lo han despachado fuera de las listas de preferencias. "Efectivamente, es una raza que ha ido en descenso", coincide el fundador del Club de Agility de Chile. "No tenemos ningún collie haciendo agility en Chile y tampoco los he visto en las competencias internacionales", afirma. Si bien es díficil encontrar cachorros a la venta en los avisos clasificados, en internet se pueden rastrear algunos, por lo general no inscritos. "Los perros, igual que la ropa y los autos, pasan de moda. Hoy, la tendencia es tener perros chicos, que quepan en departamentos o casas con poco patio y que no necesiten muchos cuidados", dice el doctor Mario Costa, del Centro de Especialidades Médico-Veterinarias. Y añade: "Lo mismo les pasó a los dálmatas y los doberman. Casi no se ven".