Color que se obtiene de la mezcla de dos radiaciones luminosas ubicadas en los extremos del espectro de la luz solar: violeta en el límite inferior y rojo, en el superior. En el caso de los pigmentos, se trata de un tinte morado intermedio, brillante, que simbolizó durante milenios la espiritualidad y el poder político y religioso.

Origen

El desarrollo de los colorantes púrpura se remonta a los antiguos fenicios, quienes desde el siglo XII a. C. establecen en la ciudad de Tiro, situada en la costa oriental del Mediterráneo (al sur de El Líbano), una verdadera industria en torno a los mismos exportando tanto los tintes como las telas teñidas. Allí, la sustancia extraída del molusco Murex trunculus se dejaba macerar en sal y luego hervía y purificaba. Tejidos e hilados, de lana y seda, se coloreaban en caliente. Una variante de calidad inferior resultaba de otra especie cuyas secreciones adquirían el tono gracias a la acción de la luz. Debido a la cantidad de fluido necesario para producirlo, este tinte se transformó en un producto muy costoso al que solo accedían las élites.

Tendencia

El púrpura se incorpora a las tendencias de moda luego de la invención de los colorantes sintéticos. El año 1856, el estudiante de química inglés William Perkin, en un intento por elaborar quinina descubre el tinte en los residuos generados por una mezcla de alquitrán de carbón, hidrógeno y oxígeno. Lo denomina malva y comercializa en una fábrica que funda especialmente para estos efectos. La 'malvamanía' se desata en Europa, promovida por la emperatriz Eugenia de Montijo -quien acostumbraba llevar cintas de este tono en sus vestidos blancos- y por su costurero Charles Frederick Worth. En 1912, Lucy Duff-Gordon (Lucile) diseña un traje de noche, de gasa y satén de seda, en dos matices diferentes, decorado con orillas metálicas y lentejuelas.