Grietas y escombros no sólo pueden verse en las casas y las calles. También en las personas. Vivir un terremoto y sobrevivir a un tsunami tiene un impacto directo en la salud mental, que también enciende sus alarmas y se mantiene alerta. El peligro puede haber pasado, pero persiste el insomnio, la angustia, la irritabilidad, las contracturas musculares y las somatizaciones.

"Son síntomas absolutamente normales de un trastorno de estrés agudo", explica la doctora Verónica Vitriol, jefa de la Unidad de Psiquiatría del Hospital de Curicó. La mayoría de las personas logra recuperarse del impacto emocional vivido y, al cabo de dos semanas, esos síntomas desaparecen. Algunas medidas que ayudan a esto:

- Limitar la exposición a imágenes y noticias del terremoto, especialmente en los niños, ya que pueden causar una retraumatización.

-Retomar las rutinas que se desarrollaban antes del terremoto.

-Apoyarse en la familia y la comunidad y hablar de lo sucedido.

-Mantener a raya el consumo de alcohol, que suele aumentar ante estas situaciones.

Cuando el miedo no es normal

Experiencias de terremotos en otros países han demostrado que un 20% de los afectados no se repone y queda con secuelas psicológicas de largo plazo. Ellos son los que desarrollan estrés post traumático, un trastorno de ansiedad que aparece como consecuencia del trauma de haber experimentado un hecho que involucra una amenaza de lesión o muerte. "La personas que estuvieron en el epicentro de la catástrofe son los más susceptibles a desarrollarlo, especialmente los que tenían antecedentes psiquiátricos y psicológicos previos. También las mujeres, pues en ellas es tres veces más frecuente este trastorno", señala el doctor Rodrigo Figueroa, psiquiatra especialista en desastres y miembro del departamento de Psiquiatría del Hospital Clínico UC y jefe de salud mental del centro de medicina aeroespacial FACH.

Los síntomas del estrés post traumático son tener recuerdos o sueños reiterativos y angustiantes de lo vivido, estar hipervigilante, tener insomnios permanentes, crisis de pánico reiteradas, sentimientos de despreocupación e indiferencia, ideas suicidas o de agresión a terceros. En cualquiera de estos casos es necesario consultar, ya que para superarlo se requiere uso de psicofármacos y psicoterapia.

La fórmula de un experto

Dominique Badoux, el gurú belga de la aromaterapia, concentró las esencias del naranjo amargo, la mandarina, la menta y el azahar para patentar una fórmula poderosamente tranquilizante que bautizó como Calma en la tormenta. Vale $ 14.800 menos el 30% durante marzo en www.aromaterapiaazahar.com, fono 891 4899, donde también venden difusores desde $ 84.000 para esparcir su relajante aroma en los ambientes.

Melisa, la hierba calmante

Conocida como bálsamo de limón, la melisa es una hierba infaltable en todo tipo de fórmulas antiestrés y sedantes, ya que posee un aroma refrescante que alivia tensiones y brinda sensación de relax. Las hojas disecadas se venden por gramos en cualquier tienda de productos naturales y se pueden utilizar para preparar un té ultra relajante. Sólo hay que colocar una cucharadita en 250 ml de agua y hervir durante 10 minutos. Luego dejar enfriar y colar. Otras fórmulas relajantes con esta hierba son:

Cápsulas Melipass: laboratorios Knop elabora estos sedantes naturales a base de melisa. ($ 4.290 los 60 comprimidos en Farmacias Know, www.farmaciasknop.cl)

Gotitas de melisa con valeriana: uno de los productos estrella entre los tranquilizantes homeopáticos. ($ 4.300 en Homeopatía Patio Azul, www.patioazul.cl)

Nervio Vita: estas gotas de la empresa chilena de productos naturales Aura Vitalis contienen extracto de melisa para inducir a la calma y el sueño. ($ 2.400 en Dellanatura, Av Vitacura 6255, Pueblo del Inglés, loc 33).

Té de Sueño: Así se llama esta fórmula de la marca Tizana, con un alto contenido de melisa, para el buen dormir. ($ 2.500 en Dellanatura)

El extracto de Aloe Vera con Melisa: se toma una cucharada en la mañana y una en la tarde para un efecto relajante. ($ 2.490 en La Chakra, Sánchez Fontecilla 534, Las Condes)

Ayudar, ayuda

No es una frase hecha: ayudar hace bien. Y esto tiene un fundamento psicológico: "Una de las cosas que más aumenta la sensación de descontrol es el sentimiento de impotencia. Cuando uno comienza a ayudar, esa sensación desaparece. Ayudar al prójimo descentra de la experiencia propia. Uno sale del egocentrismo y adquiere la capacidad de dimensionar el escenario en que está uno, y el escenario en que están otros. Además favorece la empatía, que siempre es un factor protector de la salud mental", explica la Dra. Paulina Müller, directora del Postítulo de Especialización en Psicología Clínica Infanto Juvenil de la Universidad Diego Portales.

Bergamota: aroma relax

Tan relajante como la lavanda pero mucho menos conocida que esta popular planta aromática, la bergamota es un fruto cítrico similar a una pequeña naranja cuyo aroma vivificante crea una atmósfera positiva que ayuda a transitar por momentos de angustia. En aromaterapia, el extracto de bergamota se conoce como el aceite de la alegría y se utiliza mucho para tratar la depresión. Además, es uno de los principales ingredientes del té Earl Grey, tan utilizado para comenzar el día con energía positiva. Para beneficiarse de sus potentes moléculas aromáticas lo mejor es comprar el aceite esencial ($ 13.200, 10 ml a través de las consultoras de la compañía suiza Just, fono: 363 9710) y usarlo para masajes relajantes o diluido en agua en un difusor de aromaterapia.

Terapia para reprogramarse

Bastante conocida entre las técnicas de la psicología, la Programación Neurolingüística -PNL- resulta de gran ayuda para resetear el trauma sin someterse a una terapia de largo plazo. Según Fabiola Escobar, terapeuta diplomada en la Asociación Chilena de PNL, cuatro sesiones son suficientes para que la persona logre transformar su experiencia negativa en una sensación llevadera. "Se trabaja sobre tres canales de comunicación, lo que la persona vió, lo que escuchó y lo que sintió. El recuerdo se mantiene, pero la sensación negativa se supera con la ayuda de un lenguaje específico de relajación", explica. La consulta se realiza recostada en un cómodo sillón y se acompaña con música relajante.

$ 40.000 la sesión. Guardia Vieja 181 of 501, Providencia, fono 233 6339.

Calmar a un niño

Para los niños, eventos como un terremoto puedes ser su primera experiencia traumática, ya que los enfrenta por primera vez al miedo de perder a sus padres o a una amenaza mayor de ellos mismos.. Por eso, es normal que presenten síntomas postraumáticos como insomnio, temor a la oscuridad, regresiones -vuelven a hacerce pipí, se comen las uñas-, apego a los adultos y dolores de guata. "No se debe minimizar el sentimiento del niño, sino validarlo como una reacción normal. Hay que acogerlos, permitirles que hablen y responder sus preguntas de una manera contenedora y tranquilizante", explica la psicóloga Paulina Müller, directora del Postítulo de Especialización en Psicología Clínica Infantojuvenil de la Universidad Diego Portales.

Según el psiquiatra Bernardo Pacheco, jefe de la Unidad Psiquiátrica Infanto Juvenil de la red de salud UC, las recomendaciones para los padres son:

-Evitar exponerlos a las imágenes del terremoto en la televisión e internet.

-Mantener las rutinas y horarios regulares.

-Hacer que descansen. Si lloran en la noche o tienen pesadillas, tranquilizarlos y contenerlos.

-Que jueguen; a través de los juegos recrean lo que sienten.

-Aprovechar las campañas de ayuda para estimularlos a ser solidarios.

-En caso de que los niños hayan perdido algún familiar o estén muy traumatizados, consultar a un especialista para que les brinde apoyo.