En el marco de la difusión de las medidas económicas del programa de Sebastián Piñera, surgieron las primeras luces sobre las propuestas tributarias para un eventual gobierno.

Como era esperable, se anunció una reintegración de los impuestos a pagar por las empresas y sus socios o accionistas, la adecuación de la tasa del Impuesto de Primera Categoría al promedio OCDE y eventuales incentivos a las Pymes y a la inversión en innovación y emprendimiento.

Si bien aún falta profundizar respecto de la forma en que se  materializarán dichas propuestas, el mensaje va por el camino correcto, en concordancia con la necesidad actual de incentivar la reactivación económica, la inversión y el empleo, como dice el programa.

Así, la rebaja del Impuesto de Primera categoría al promedio OECD, esto es, alrededor de un 24%, sería una señal positiva, aunque insuficiente, pues los contribuyentes -en especial las pequeñas y medianas empresas- no terminan de aceptar que en los últimos diez años el impuesto corporativo ha subido de un 17% a las actuales tasas (25% y 27%).

Es esencial también la buena reintegración del sistema. No creo que "vuelva el FUT", pero, independientemente del nombre que se le dé o del registro que se cree, debería ser un sistema en que se tribute con los impuestos personales solo cuando existan retiros efectivos de utilidades desde las empresas y con imputación total del impuesto de primera categoría.

Nos encontramos posiblemente frente a lo que será una nueva reforma de nuestro sistema tributario. En tal sentido, la clave del éxito será la definición del sistema integrado a ser utilizado, que se establezca como un sistema simple, duradero y que, por sobre todo, otorgue certeza jurídica a los contribuyentes respecto de los efectos de los actos y contratos que celebren.

Esperemos que esta reforma se presente y apruebe dentro los primeros meses de gobierno y que no se postergue en razón de generar mayores recursos fiscales para financiar los primeros años de la nueva administración.

A la espera de las propuestas que efectuarán todos los candidatos, es muy necesario aludir a la falta de certeza jurídica imperante en materia tributaria.

Desde hace un tiempo a esta parte, las actuaciones de los particulares frente al Servicio de Impuestos Internos se han desarrollado en un ambiente de creciente incertidumbre, encontrándose los contribuyentes enfrentados, con frecuencia, a procesos de fiscalización donde la interpretación que el Servicio da a la norma no solo es particular a cada caso, sino que, además, en ciertas ocasiones, excede lo que la ley ha querido regular.

Adicionalmente, nuestro sistema tributario es tremendamente complejo, difícil de entender, de explicar y de aplicar. Prueba de esto es que en el propio Servicio aún existen dudas sobre cómo deben aplicarse algunas de las modificaciones legales que hoy están plenamente vigentes.

Así las cosas, creemos relevante destacar la necesidad de simplificar el sistema tributario en pos dar mayor seguridad y certeza para los contribuyentes.