LA SITUACIÓN nacional está cada día más compleja en muy distintos ámbitos. La Nueva Mayoría se derrumba estrepitosamente abriendo el espacio a un completo rebalaje del naipe político nacional. No solo la DC decide ir a la primera vuelta lo que tensiona seriamente a la coalición, sino que el candidato PPD, PS, PR, PC, IC simplemente no repunta desde que empezó a caer luego de su peak en 23%. Ahora se abre un escándalo en el PS que le pone un exocet bajo la línea de flotación. Guillier así, está flanqueado por el centro con la DC y por la izquierda por el Frente Amplio de modo que no tiene mucho espacio de trabajo.

La crisis de Carabineros sigue ocupando los titulares y el general se niega a renunciar, apoyado de manera incondicional por la moneda, lo que abre interrogantes que escapan a la lógica institucional. Más aún, el tema de los sobresueldos, negado tajantemente por el general, abre ribetes políticos al tema ya que podría involucrar a los subsecretarios de carabineros, cargo que ya no existe, pero que alcanza a la controvertida Javiera Blanco. Es apenas curioso que el director señale que esos gastos los administraba y decidía un subalterno y el solo los firmaba.

Curiosamente ahora sabemos que los partidos más ricos del país son los más de izquierda; el PS y el PC por platas recibidas como indemnizaciones por bienes confiscados. Dicha compensación trae a cifras actuales (1998) el valor de dichos bienes. La pregunta elemental es cómo fue calculado, y cómo es que dichos partidos lograron acumular tamaños patrimonios hasta el 73 en que gobernaban. Ningún otro partido llega ni cerca a esos patrimonios.

Hasta aquí hay pocas respuestas. Lo que queda claro en uno u otro caso, es que dichos partidos son más bien corporaciones con excelentes especialistas de negocios. Dados todos los antecedentes ya conocidos, no es difícil suponer que tenían "información privilegiada", además de ser reguladores de varias de las empresas en que invertían.

La economía languidece luego de un trimestre sin crecimiento y la inversión cayendo. El trabajo es cada vez más precario, el desempleo sube. El déficit fiscal sigue creciendo como la deuda pública. En ese primer trimestre el gasto del gobierno creció nada menos que en 8%. Las personas ya no pueden pagar sus seguros de salud y empiezan a abandonar el sistema. El tema de la Araucanía sigue de mal en peor y el gobierno como si nada. El excomandante en Jefe del Ejército, rechequeado y nombrado por la concertación está siendo procesado. El SII sigue en la palestra luego de que fuese utilizado políticamente por Bachelet y Peñailillo. Hoy, cuando el nuevo director acertadamente trata de volver a su normalidad y tecnicismo es difícil ya que se le acusa de favorecer a un sector por orden del gobierno. El daño causado a la institución fue demasiado y quedó en un zapato chino ya que es foco de la política contingente. Municipios importantes acusan un enorme déficit por las gestiones pasadas y deben ajustar planteles.

El Transantiago sigue funcionando mal y un tercio de sus usuarios evade el pago. La izquierda dura representada por el Frente Amplio, el PC, parte del PPD y el PS rechazan de plano la política de los consensos, abriendo el camino inevitable de la polarización que se agudiza día a día, y lo vemos como ejemplo en una agresión verbal a un senador en un avión o de un candidato presidencial. Lo vemos también día a día en las calles.

Las universidades están desconcertadas con un muy mal proyecto de ley en trámite. Los rectores se descalifican por los medios. Aquellas que entraron a la gratuidad han perdido cuantiosos recursos y empiezan a bajar la calidad. Los liceos públicos siguen de mal en peor porque el foco fue quitarle los patines a los que andaban un poco mejor. Varios colegios públicos de excelencia, orgullo nacional, dejaron de ser de excelencia. La CUT ha dejado de ser legítima por irregularidades en sus votaciones.

Las relaciones con Bolivia se endurecen, por otro lado se abre el tema de la inmigración, se mueren 36.000 pacientes en listas de espera de la salud pública, y así las cosas suman y siguen. Hace tres años Chile era un país boyante, hoy es la tónica de lo anterior, caminando al pasado que ya habíamos superado.

Finalmente, para remate, nuevamente nos acosan los desastres naturales que ocurren con un gobierno completamente incapaz de hacerse cargo debidamente. Es urgente volver a la tolerancia y el camino intermedio.