La decisión del diputado Felipe Kast (Evópoli) de postular al Senado por La Araucanía, desechando la idea de competir por el distrito 12 de Las Condes, implica dos noticias malas y una buena.

Partamos por las malas.

En primer lugar, nos recuerda que el centralismo no solo goza de buena salud en los grandes bloques. Es también un vicio que acompaña a los nuevos partidos, por más que sus líderes enarbolen banderas de renovación y buenas prácticas.

Si en la Nueva Mayoría es deporte olímpico exportar candidatos santiaguinos a regiones, la derecha pareciera no hacerlo nada mal. Dos candidatos al Senado de dicho sector, Gustavo Hasbún (UDI) y Rojo Edwards (Ind), nunca han vivido en la Araucanía.

El primero es actualmente diputado por el metropolitano distrito de La Florida. Y el segundo, si bien legisla por nuestra región en la Cámara, solo la recorre en semana distrital. A ellos se suma hoy Felipe Kast, actual diputado por… ¡Santiago Centro!

Es una mala noticia para regionalistas y todos aquellos que sí creen en los liderazgos locales. Pero es una responsabilidad compartida; de los partidos y también de una ciudadanía que acepta nominaciones a dedo sin chistar. Y es que la culpa -como dicen en el campo- no solo es de la glotonería del chancho.

La segunda mala noticia es para todos quienes buscamos una salida política y negociada al conflicto que nos afecta. Y que cada tanto, nos desangra.

Kast, quien se define como "liberal", ya demostró en primarias que puede llegar a ser tan extremo en su discurso como su tío José Antonio, el ex presidente de la UDI. Ambos fueron los únicos que hablaron de "militares" para La Araucanía, medida inconducente en cualquier régimen político e impresentable en una democracia.

Se dirá que en primarias se habla al voto duro del sector que se busca representar. Así explica el círculo de Piñera la "derechización" de su discurso en primarias y su retorno actual hacia el centro político. Puede ser. Se hace campaña con poesía y se gobierna con prosa. El detalle es que aquel voto duro vive y vota en La Araucanía. Kast no tendrá de ellos tan fácil escape.

Allí las dos malas noticias. ¿La buena? Kast ha demostrado también ser un político inteligente, capaz y muy preparado. Tendrá una oportunidad de oro para demostrar lo errado de esta columna. Veamos si nos sorprende.