Esta columna fue co-escrita con Mirentxu Anaya (directora ejecutiva), y Manuel Sepúlveda, (director de política educativa) Fundación Educación 2020.
Este jueves la sala de la Cámara de Diputados aprobó la idea de legislar sobre el proyecto de ley que crea el Sistema de Desarrollo Profesional Docente. Afortunadamente 65 diputados, transversalmente, entregaron su voto para que uno de los proyectos más importantes de la reforma educacional no se fuera al tacho de la basura. Eso es lo que implicaba mantener la recomendación de la Comisión de Educación de rechazo a la iniciativa. Se eliminaba cualquier posibilidad de debatir, discutir y mejorar la propuesta durante un año completo.
Para que se entienda lo que significa un año: en ese período egresan aproximadamente 200.000 estudiantes de media; es un año en que sigue sin mejorar la calidad de la educación de cerca de cuatro millones de escolares y preescolares. Esta ley no es sólo para los profesores, sino para el futuro de Chile y sus niños.
Hay quienes afirman que este proyecto profundiza la lógica del mercado en educación. No logramos entender por qué. Este tema ya fue abordado profundamente en la ley de Inclusión, y será en el futuro abordado en los mecanismos de financiamiento a las escuelas. La ley de Carrera Docente no tiene posibilidad alguna de cubrir todas las reformas al sistema educativo. También se afirma que es un proyecto que hace competir a los profesores entre ellos, cosa que no aparece en ninguna parte del proyecto.
Se ha dicho asimismo que es una carrera docente que sigue estimulando a un profesor productor de rendimiento en pruebas estandarizadas. Esta es en realidad una de las más graves distorsiones del sistema educativo, que hemos criticado permanentemente. Pero esta afirmación no es correcta. Hay una comisión que se encuentra abordando la forma de reducir la presión de las pruebas estandarizadas en el sistema educativo, lo que debe terminar, pero que tampoco es ni puede ser parte de este proyecto de ley.
Se ha dicho que no se ha tomado en cuenta la voz de los profesores. Hubo un diálogo de varios meses de duración, llamado Plan Maestro, del cual el Colegio de Profesores, así como otras organizaciones, participamos activamente. Ha habido decenas de reuniones con el gremio previas al envío del proyecto de ley.
En la construcción de este proyecto, el gobierno se enfocó en la negociación con la dirigencia del Colegio de Profesores -internamente muy dividido-, hecho que provocó incomodidad en muchos y silenciosos profesores de base. Ante este escenario se contaba con dos vías de acción: retirar el proyecto y volver a cero, o bien establecer instancias de diálogo que recogieran el sentir de todos los docentes, pero también de directivos, sostenedores, especialistas y escuelas de pedagogía. El proyecto de Carrera Docente no es una negociación colectiva laboral, es un proyecto del país.
Se optó por la segunda vía, y luego del diálogo, el gobierno se comprometió a analizar diversas modificaciones: requisitos para el ingreso directo al tramo inicial de la carrera; asegurar el proceso de inducción para todos los profesores, fomentando que los mentores sean colegas del mismo establecimiento; reemplazar la certificación por el Sistema de Reconocimiento al Desarrollo Profesional Docente, compuesto por una prueba de conocimientos que tendrá que aprobarse sólo una vez en toda la carrera, y por un portafolio enriquecido que relevará el trabajo colaborativo y las labores fuera del aula; modificar la estructura de remuneraciones para incrementar más rápido los sueldos en los primeros años de ejercicio; permitir el uso de recursos de la ley SEP para alcanzar un 40% de horas no lectivas en los establecimientos más vulnerables, lo cual es una buena manera de flexibilizar el rígido uso de los recursos de esta subvención y contribuir al desagobio docente; entre otros importantes cambios.
Así entonces, lo que hoy se legisla es muy distinto a lo presentado en abril. Felicitamos a todos los que participaron en su discusión y contribuyeron con su voto a continuar el proceso legislativo.
Que quede claro. Este jueves solamente se aprobó la idea de legislar. No se aprobó ningún artículo del proyecto. Se aprobó una propuesta en general, que para 65 parlamentarios merecía seguir discutiéndose. Ahora queda un gran desafío: lograr que los compromisos se materialicen en indicaciones realistas y concretas, posicionar temas que todavía no han sido recogidos, como por ejemplo la crucial carrera directiva y el rol de los mismos en el proceso, así como un imprescindible aumento de recursos para los educadores de párvulos en los primeros años de aplicación de la ley.
Este es el inicio de la carrera. Estuvimos cerca, pero afortunadamente no se enterró por un año la posibilidad más importante para mejorar sustancialmente la calidad de nuestra educación. Esta es la principal y más urgente de todas las reformas educativas.