Christian Garin tenía la gran oportunidad de erigirse como la gran figura del equipo chileno de Copa Davis. En su curriculum incluía triunfos, casi todos en confrontaciones que se definieron con marcadores expresivos, pero nada como el potencial del que tenía en frente esta vez en Medellín.
Ante Santiago Giraldo, su misión era la de mantener con vida la opción nacional de ganar la confrontación contra Colombia. Quizás, hasta asegurarla, considerando que asomaba como muy probable que Nicolás Jarry venciera a Eduardo Struvay en el partido que no se disputó, aunque eso no es más que pura especulación.
No era sencillo. Su rival tenía más experiencia y mayor manejo de partidos que él, además de contar con la siempre necesaria ventaja de jugar en casa.
Garin hizo todo lo que estuvo a su alcance para sobreponerse a las dificultades que le planteó el entorno (la altura, la pelota), el adversario y sus propias falencias.
Supo levantarse de momentos en que todo parecía derrumbarse, producto de decisiones apresuradas y golpes endebles. Lograba reponerse ocupando la que fue su mayor virtud: jamás claudicar y siempre buscar una nueva oportunidad, sin importar cuántas desperdiciara.
El número uno de Chile, acechado en esa condición por el buen inicio de temporada de Nicolás Jarry, demostró ser consciente de la relevancia que tenía su triunfo y protagonizó escenas de recuperación notables, como el desempate del cuarto set, ese que vino después de dejar pasar un quiebre arriba, y donde no sólo volvió a perder una ventaja considerable, sino que además debió salvar un par de puntos de partido (y de serie) antes de adjudicárselo.
No fue suficiente.
Y no pudo ser el héroe que la ocasión ameritaba. Los años de circo de Giraldo pudieron más para convertirlo en el MVP de la serie.
Garin ratificó el talento que hay en su juego, donde destacan un buen saque, un potente derecho y el arrojo para lanzarse aun estando contra la pared; también que su revés y que la toma de decisiones en los momentos importantes de un partido son aspectos en los que necesita trabajar.
Sobreponerse a la adversidad es una característica destacable, sin duda. Enorme, incluso. El problema es que no se puede vivir a merced de ello; en algún momento se necesita salir adelante y dominar la situación. Eso le faltó a Garin esta vez. Y a Chile.







