Lo que ha ocurrido esta semana en la DC es apenas un síntoma de la enfermedad que padece el partido. Han aplicado algunos medicamentos y así ha disminuido el síntoma, pero el problema sigue intacto. El resumen es simple: la adicción al poder. Es justo señalar que esa enfermedad está ampliamente diseminada en nuestra política, en casi todos los sectores.
Los grandes principios y valores que inspiraron a este partido, simplemente se disolvieron en el tiempo. De una postura fuertemente anti allendista y de apoyo al golpe militar, pasaron a convivir en la intimidad con el PC y el PS apoyando la retroexcavadora. Ahora en medio de la crisis se asocian con la IC y el MAS que son quienes más defienden a Maduro. Pasaron del respeto consciente y claro a su religión a apoyar el aborto de alguna forma y el matrimonio igualitario, y siguieron llamándose políticamente de apellido cristiano. El resultado es que perdieron identidad y junto con ello más o menos un millón doscientos mil votos. Pasaron de ser el principal partido del país, a uno del montón. Hoy algunos dirigentes, parlamentarios o ministros son poderosos pero no así el partido, una curiosa paradoja, cuyos resultados han sido los acontecimientos vergonzosos de esta semana.
No pudieron ir a primarias de la NM porque el partido ahora ya pesa poco y serían arrasados en ella. Levantan una candidatura "reguleque", a sabiendas sin perspectiva alguna, y que; o lo era o se interpreta como una estrategia de negociación para los parlamentarios, que por ende no les resulta. Quedan así entrampados con un candidato que el partido de verdad no apoya y fuera de los acuerdos parlamentarios. Entonces le quitan el piso a Goic, lo que se aprecia con nitidez en las encuestas - donde no logra superar el 2%-, en un partido que supuestamente tiene el 13%. Más aun, ella en su doble condición de presidente de partido y candidata presidencial de éste, como mujer, pide no renovar a un diputado por enredos inaceptables en temas de violencia familiar y el partido le responde con una bofetada. Entonces la bajan de la presidencia, y le aprueban al candidato vetado. El diputado y ese sector del partido, ganan el primer round y este celebra su éxtasis de triunfo elocuente frente a las cámaras como si fuese un partido de futbol.
La candidata, severamente golpeada por su partido, acusa recibo del bofetón, y entra en reflexión, generando así un caos sin precedentes en el partido. Quizás ya no tienen candidato, tampoco están en los acuerdos parlamentarios relevantes, empiezan las renuncias públicas al partido, y las diversas pugnas internas aparecen abiertamente por los medios. La crisis parece terminal, y pronto se enciende la adicción al poder, y así bajan ahora a Rincón y suben nuevamente a Goic, con amplias potestades. Segundo round lo gana Goic. Pero lamentablemente este es un torneo a 15 rounds. "Príncipes", "colorines", "chascones", "guatones", disidentes, bacheletistas, G35, "gutistas", falangistas, "los cardumen", etc. ya no son capaces de ponerse de acuerdo en serio. La adicción ya los contagió a casi todos. Por cierto aún quedan inmunes pero cada día menos.
Ahora Goic subirá un poco en las encuestas, pero el Titanic, como dijo Mariana Aylwin en la televisión, ya chocó con el iceberg. Seguirán los rounds internos, las heridas que han quedado en estos enfrentamientos son muy grandes. Se acabó históricamente el tiempo relevante para la DC. La única y pequeña luz de salida es apoyar de verdad a Goic e ir en lista propia, señalando que son los únicos que realmente creen en el cambio del binominal.
Se habían jubilado y ahora tienen que volver a trabajar… es muy duro y no es culpa de las AFP.







