Las apuestas de los fabricantes de smartphones incluyen características cada vez más osadas para diferenciarse de su competencia, en una loca carrera por más megapixeles, mayor tamaño y funciones que nunca usaremos. Así conocimos a LG G Flex, que además de las habituales funciones de los sistemas Android, tiene como gran particularidad una no despreciable pantalla curva de 6 pulgadas. ¿Vale la pena? Hasta cierto punto sí, ya que hace que la navegación por internet y el contenido multimedia y los juegos se vean favorecidos. Además, se eliminan los reflejos, por lo que se hace muy cómodo de usar a pleno sol y, en teoría, logra que la acústica de la voz sea más clara.
Sin embargo, el terminal entrega una calidad de imagen notoriamente menor a la de otros aparatos de similares características, lo que se explica por la necesidad de sacrificar resolución para incluir su característica más distintiva. Aun así, llevarlo en el bolsillo no supone mayor incomodidad, es ligeramente flexible para evitar daños en caso de sentarnos encima y es muy liviano, delgado y sobrio.
Pero hay vida más allá de la curva: tal como LG G2, posee un botón de encendido en el área posterior y dos controles de volumen ubicados estratégicamente en el lugar donde se coloca el dedo índice, aunque si esta opción no resulta cómoda, también puede ser encendido y apagado con dos toques en la pantalla. Es rápido, fluido, no posee retrasos en ejecutar aplicaciones, el software ha sido personalizado por el fabricante con varias funciones extra y su batería dura más de un día, aun con el uso de redes 4G. Otro detalle también es un revestimiento "regenerante" que ayuda a mantener el aparato en buenas condiciones a pesar de tenerlo expuesto a golpes y rayas superficiales.
El punto a mejorar en este smartphone tiene que ver con su cámara de 13 megapixeles, que a pesar de su interfaz llena de opciones no alcanza el nivel esperado, debido a que en condiciones de poca luminosidad es posible apreciar granulado en las imágenes. A la luz del día no ocurre lo mismo, obteniendo buen color y equilibrio, cumpliendo, pero sin destacar.
En conclusión, a pesar de no ser revolucionario, LG G Flex es un aparato visualmente atractivo, veloz, potente, de buena calidad en su confección y agradable al tacto, aunque queda a medio camino entre una idea que pudo ser mejor ejecutada y el paso a una tecnología que aún requiere de un desarrollo importante.