El 12 por ciento de los chilenos declara que se puede confiar en la mayoría de las personas. Fuerte, ¿no? Digámoslo al revés. Un 88 por ciento de nosotros no confía en la gente. Casi nueve de cada 10. Más duro aún si lo comparamos con el resto de los países que integran la OCDE, donde el promedio de confianza es de 36 por ciento. En tiempos en que conceptos como "capital social" se escuchan y se valoran cada vez más, urge pensar y realizar acciones para volver a construir ese capital.

Aquí hay una propuesta concreta, transversal, gratuita y entretenida: hacer un malón el próximo sábado 8 de abril. Piénselo bien. ¿A cuántos de sus vecinos les conoce la cara y el nombre? Tal vez los "ve" a través del grupo de WhatsApp que crearon en la calle o en el edificio para temas operativos o de seguridad, pero ¿les puede poner rostro a los apellidos? ¿Necesitamos otro terremoto devastador para comprobar que no tenemos idea quién vive en el departamento de al lado?

Con ese objetivo, es decir, cambiar el paradigma y recuperar confianzas, se viene El Gran Malón, una invitación para tomarnos nuestras calles, plazas, pasajes y parques, comer rico, pasarlo bien, conversar sobre nuestro barrio, nuestra ciudad y nuestro país. Y, de paso, recuperar la tradición del malón, que era algo habitual cuando Chile era un país menos pujante en lo económico, pero mucho más profundo en sus relaciones personales.

Inspirado en una serie de encuentros organizados desde 2012 por la Fundación Ciudad Emergente, pero esta vez con el apoyo de la ONG estadounidense Open Society Foundations, El Gran Malón es una invitación para que los ciudadanos de todo Chile organicen su propio encuentro y empiecen a construir comunidad. Algo para lo cual sus organizadores han desarrollado un kit que se puede descargar gratuitamente en www.elgranmalon.cl y que incluye una guía para hacer un malón en cinco pasos, postales con recetas para aportar ese día, un afiche que se puede personalizar y copiar para difundir la actividad, una carta tipo para pedir el cierre de la calle en tu municipalidad (si vives en un pasaje no lo necesitas) y una guía-resumen con los resultados de las bases ciudadanas del Proceso Constituyente, para que durante los malones podamos conversar del tema con nuestros vecinos. Además, hay un segundo afiche que pregunta: "¿Qué le pondrías a Chile?", y la idea es que los comensales se pongan de acuerdo en una respuesta, la escriban, se tomen una foto donde aparezcan todos los integrantes junto al afiche y la suban a redes sociales usando #elgranmalon.

"Llegó la hora de conocernos" es el llamado de esta fantástica idea que ya es una realidad. Es tan simple, tan bonita y puede generar beneficios tan potentes como inesperados, que no debiéramos farrearnos esta oportunidad. Un dato que podía servir para motivarse aún más: The Big Lunch, un proyecto similar que se hace en Inglaterra, logró en 2016 que más de siete millones de personas almorzaran en sus calles y plazas en más de 90 mil eventos simultáneos. En su página web, se preguntan por qué esto es importante. Y la respuesta es el cierre preciso para esta columna: "Las relaciones interpersonales que desarrollamos en el lugar donde vivimos y trabajamos tienen un impacto muy grande en nuestra salud y felicidad; de hecho, la gente vive más años si tiene un contacto social frecuente".