Lo reconozco, me encanta Nueva York. Es mi cuarta visita y siempre hay rincones por descubrir. La Manhattan indígena, por ejemplo, invisibilizada entre tanto rascacielos y souvenir para turistas. Mientras caminamos por Riverside Park, un amigo me cuenta que los Mohawk, tribu originaria del norte del Estado y el sur de Quebec, fueron la mano de obra que levantó el distrito financiero en los años 50. Su particular habilidad para deambular por las alturas les hizo ganar el apodo de "Skywalkers", los caminantes del cielo.
<em>Poco saben los propios neoyorkinos de la relación de los <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Mohawk" target="_blank">Mohawk</a> con el corazón de Nueva York. Una comunidad de este pueblo, mal llamados "mohicanos" <strong>por Hollywood, se asentó en Brooklyn a comienzos del siglo XX.</strong> </em>
Su apogeo, me cuentan, llegaría en la década de los años 50', cuando numerosas familias provenientes de Canadá se instalaron en este tradicional sector de la ciudad, atraídas por el auge de la industria del acero. Fue así que durante décadas obreros Mohawk jugaron un papel clave en la construcción de emblemáticos edificios como el Empire State, el Rockefeller Center, el Daily News, el Hotel Waldorf-Astoria, el World Trade Center y el Madison Square Garden. También de los numerosos puentes que conectan Manhattan con el resto del Área Metropolitana. En fechas mucho más recientes, obreros Mohawk levantaron el AOL Time Warner Center, en Columbus Circle, y Mohawk fueron también los primeros rescatistas que peinaron los escombros de las Torres Gemelas tras los atentados del 11S.
No está claro de dónde proviene la habilidad de los Mohawk para los trabajos en altura. Para algunos es cultural. Sus casas comunales, ubicadas en las reservas, puedan alcanzar con facilidad varios pisos de altura. Para otros, una necesidad adquirida al no existir en Nueva York otros trabajos calificados y menos riesgosos para ellos. Como sea, ser un "skywalkers" se ha vuelto entre ellos una tradición que transmiten de padre a hijo. "Hasta cien mil dólares al año puede hacer un Mohawk trabajando en altura en Nueva York", me cuenta Dennis Wilson, reportero de origen Muscogee con quien charlamos animadamente en un bar de Harlem. "Existe un flujo migratorio bien interesante.
La mayoría proviene de Montreal, de la reserva Kahnawake. Vienen con sus familias, trabajan una temporada y luego regresan a la reserva. En los años 60' el Mohawk incluso era una lengua hablada por muchos de los vecinos de Brooklyn", me cuenta. Dennis relata los días post atentados en 2001. "Los primeros trabajadores llamados a colaborar fueron equipos Mohawk dispersos por la ciudad. Muchos de ellos habían levantado las torres hace tres décadas. La última viga del World Trade Center llevaba la firma de una cuadrilla Mohawk, una vieja tradición de los obreros del acero en Nueva York. Ellos ayudaron a los sobrevivientes y encabezaron la búsqueda de víctimas tras los derrumbes. En verdad hicieron un gran trabajo", relata.
La reserva Kahnawake es tal vez el epicentro de los Mohawk en Canadá. Ubicada en las afueras de Montreal, pude visitarla el año 2010 y entrevistar a varios de sus líderes tradicionales. Tienen fama de guerreros y créanme que bastante bien ganada. A comienzos de los años 90' y mucho antes que los Zapatistas en México, los Mohawk protagonizaron un inédito levantamiento armado contra el gobierno canadiense. Fue la llamada "Crisis de Oka", derivada del conflicto de tierras entre la reserva Kanesatake y un pequeño municipio de Quebec.
La historia no difiere de muchos conflictos territoriales aun no resueltos en el profundo sur mapuche. Un municipio con planes para expandir un campo de golf y construir viviendas en tierras sagradas reclamadas por los indígenas. Diálogo de sordos y el conflicto que estalla en violencia. El levantamiento comenzó el 11 de julio de 1990 y se prolongó por varios meses. Hubo cerco de tropas militares y numerosos muertos. Durante la crisis, los Mohawk de Kahnawake bloquearon varios puentes de Montreal en solidaridad con sus hermanos.
Uno de ellos, el ferroviario "Honoré Mercier", que conecta la ciudad con la reserva. "Protestábamos desde las alturas del puente", me contó un jefe tradicional en aquella visita de 2010. "Nadie se atrevía a subir para sacarnos", agregó entonces, sonriendo. Y claro. Ellos conocían el puente mejor que nadie. Sus abuelos, caminando en las alturas, lo habían construido en 1886.
En 1927, un juez de la Corte Federal dictaminó que los Mohawk podían circular libremente entre Canadá y los Estados Unidos. Ello, a juicio de Dennis, explica en gran parte el masivo arribo de ellos a Nueva York. "Se cumplía ese año el 150 aniversario del Tratado Jay, firmado entre Estados Unidos y el Reino británico y en donde se reconocía la autonomía de los Mohawk y otras naciones. El dictamen del juez rindió honores a ese Tratado", me dice. "En ese entonces viajar de las reservas a Nueva York tomaba unas 10 horas. Hoy es mucho menos tiempo", agrega.
Inevitablemente, la conversación derivó hacia la "Confederación Iroquese", aquellas seis tribus que vivían entre los actuales estados de Nueva York y Michigan, entre ellos los Mohawk, reconocidas como "naciones" por los colonos ingleses. Tanto sorprendió su estructura de gobierno confederado, una democracia participativa y representativa, que, en tiempos de la Independencia, "Padres Fundadores" como John Adams y George Washington la usaron como modelo para la Constitución de Estados Unidos. Un último dato sobre los Mohawk: el "Caupolican" del cerro Santa Lucia en Santiago. No, no es un mapuche. Esa obra de Nicanor Plaza es un Mohawk, cuya pieza original se encuentra en medio de Central Park en Nueva York. Plaza nunca pensó en los mapuches al diseñarla. Se inspiró en los nativoamericanos de EE.UU porque era una estatua a presentar en un concurso en... EE.UU. Enviada a Chile para ser exhibida en una feria, terminó abandonada en una bodega de Valparaíso. Finalmente, la Aduana la donó al municipio de Santiago y como parecía un mapuche… Bingo! Ahora ya lo sabe. Es un Mohawk, un caminante del cielo.