Los mercados emergentes lideran los retornos accionarios a nivel global en doce meses (12%), encabezados por América Latina, con una rentabilidad de 17%, que se compara con un 9% para Estados Unidos, 5% de las bolsas europeas y 9% para Japón.

Este cambio de tendencia es destacable, ya que entre 2012 y 2015 las acciones emergentes estuvieron entre las menos favorecidas por los inversionistas globales, registrando una caída de 29% en dicho período (4 años), que se compara con un retorno positivo de 41% de las acciones de los desarrollados en el mismo. Detrás de ello estaba el deterioro de los fundamentos macro –más marcados en ciertos países- que dieron lugar a que en 2013 se agrupara a la India, Sudáfrica, Brasil, Turquía e Indonesia bajo el nombre de los "cinco frágiles" (the fragile five). Básicamente, por su alta vulnerabilidad a shocks externos, dada su dependencia en flujos de capitales internacionales, no sostenibles en el tiempo.

Hasta fines de 2015, se especulaba en torno a que a este tristemente célebre grupo de los frágiles se sumarían otras economías emergentes -incluso estables y relativamente sólidas- como Chile.

¿Por qué? La economía global había salido de la gran crisis 2008-2009, pero algunos países crecían a tasas muy bajas y los otros se desaceleraban. China, ya más entrada en su proceso de rebalanceo económico, se expandía en torno a sólo 7% y los precios de las materias primas caían en picada. Esto se reflejaba en el deterioro, año tras año, de los indicadores macro, especialmente las cuentas externas.

Así, los mercados emergentes perdieron el "glamour" que les dio su ejemplar resistencia y recuperación de la gran crisis. Ya no estaba la "gallina de los huevos de oro" (China) ni el súper ciclo de los commodities. Se frenaron los abundantes flujos de capitales externos, que combinados con las reformas de los 90s, habían brindado un bienestar económico históricamente inédito a la población y altos retornos a los inversionistas.

Entonces, desde 2012, año tras año, a nivel macro y corporativo los emergentes desilusionaron. Los análisis y conceptos de New Normal y similares, que en la  década anterior presagiaban el cambio de los "polos" de prosperidad y fuente de crecimiento global desde los decadentes desarrollados hacia los florecientes emergentes se "guardaron en el cajón". Medios especializados y prestigiosos pronosticaban un futuro poco auspicioso para los emergentes. Pero al parecer se apresuraron en ello, ya que fundamentos macro y corporativos dan soporte al rally de las acciones emergentes en el último año.

Para muestra, cifras de -o algunos de- "los cinco frágiles". El déficit en cuenta corriente (cuánto debe un país al exterior) de Brasil bajó de 3% del PIB en 2012 a 1.3% en 2016. Las cifras equivalentes en el caso de la India se redujeron de 4.8% a 0.9% y para Indonesia de 2.7% a 1.8%. En lo que a crecimiento se refiere, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía brasileña pasará de contraerse un 3.6% en 2016 a crecer 0.2% este año, India acelerará el suyo de 6.8% a 7.2%, e Indonesia, aunque marginalmente, también, de 5% a 5.1%. Se estima que las utilidades de las empresas de los principales índices bursátiles de estos países crecerán 27% en Brasil, 19% en India y 12% en Indonesia en 2017.

En el caso de Chile, el déficit en cuenta corriente disminuyó desde 4% del PIB en 2012 a 1.4% en 2016. El crecimiento se mantiene bajo aún, inferior al 2% (1.7% para 2017 según el FMI). No obstante, las utilidades corporativas han mostrado mejoras y pasaron de contraerse 7% en 2015 a crecer 12% en 2016 y se estima aumentarían alrededor de 17% este año. El IPSA, índice de las principales acciones chilenas registra un retorno de 22% en dólares en 12 meses.

Esperemos que cambios en las expectativas, un momentum global favorable y mejoras en las cuentas macro, traigan también para Chile sorpresas positivas en el crecimiento a partir de este año.