La isapre Masvida intenta equilibrarse al borde de ese abismo llamado quiebra. La Superintendencia de Salud ha nombrado a Robert Rivas como su interventor. De este modo, la crisis por la que atraviesa puede solucionarse de dos formas: con la desaparición de la Isapre y el traspaso de su cartera a otra (quizás vía licitación), o con la compra de la aseguradora por algún valiente inversionista.

Bajo mi punto de vista, en ambos casos sólo pierden los pacientes: si es adquirida por un grupo económico, quedará la duda permanente de si éstos realmente podrán hacerse cargo de la situación financiera. Esto sólo provocará que en el corto y mediano plazo pierdan afiliados, permaneciendo en ella sólo aquellos pacientes con preexistencias importantes. Estos son los "pacientes cautivos", justamente los más costosos para estas aseguradoras y que les es casi imposible cambiarse de Isapre.

En el caso de ser intervenida por el Estado y licitada su cartera para ser traspasada a otra Isapre, se soluciona la crisis inmediata, pero los pacientes en general verán aún más disminuida su libertad de elección ya que sólo 4 prestadoras de salud quedarán en el mercado:  Colmena, Cruz Blanca, Vida Tres – Banmédica y Consalud.

El problema de fondo es que la "crisis de Masvida" es síntoma de algo más grave: una crisis terminal del sistema de financiamiento de la salud en Chile.

El sistema funcionaba bastante bien para las Isapres cuando tenían plena libertad de subir los planes a los pacientes más caros, o sea, los más enfermos, forzando que se fueran a otra aseguradora o a Fonasa. Esto era el famoso y no muy popular "descreme".

Sin embargo, llegó el día en que una mujer demandó a su Isapre por considerar que el alza de su plan de acuerdo a una tabla por edad y sexo era discriminatorio. Esto provocó que el Tribunal Constitucional fallara a favor y considera inconstitucional estas arbitrariedades. Así se generó un cambio paradigmático al establecer que las Isapres no pueden usar el mismo criterio que un seguro automotriz o de vivienda, ya que una persona puede evitar chocar, pero difícilmente puede evitar, en el largo plazo, enfermarse.

A partir de entonces, fue posible impedir las alzas de los planes vía recurso legal. Y es lo que ha sucedido: el último año se han presentado 133.000 recursos en contra, poniendo en jaque el sistema y haciendo la situación insostenible en el largo plazo.

En el origen del problema se encuentran dos situaciones: Que los costos en salud sí han subido (nuevas terapias, procedimientos menos invasivos, etc). Sin embargo, la ley no contempla ningún método objetivo para cuantificar estas alzas y ajustar los precios de los planes en una forma no arbitraria.

El segundo tema es que económicamente efectivamente hay pacientes más caros que otros, en tanto padecen enfermedades de un costo más alto. Sin embargo, hoy no existe un fondo compensatorio que permita que más allá del mayor costo del plan, los pacientes más caros reciban un financiamiento adicional proveniente de aquellos pacientes más jóvenes y con menos enfermedades, evitando que los planes suban hasta el infinito o a hasta que el paciente no pueda pagar.

Esto ha sido discutido 3 comisiones presidenciales de reforma al sistema de salud (una con Bachelet, dos con Piñera). Todas han propuesto algún tipo de fondo común compensatorio (ya sea sólo entre isapres, o integrando Fonasa) que permita compensar el riesgo que incurre una aseguradora  pública o privada que atiende a pacientes más graves.

Esto debería complementarse con mecanismos que disminuyan la asimetría entre pacientes y su Isapre: poner límite al número de planes puesto hoy existen más de 26.000, lo que hace prácticamente imposible dilucidar cual es el más conveniente; crear un un mecanismo objetivo para fijar alzas en los costos de salud (un IPC de la salud); terminar con las preexistencias y permitir movilidad completa de los pacientes entre las distintas (pero pocas) Isapres.

El sistema cómo está, es insostenible en el mediano y largo plazo. Postergar esta reforma una vez más es simplemente una irresponsabilidad. Si bien hoy está quebrando Masvida, mañana podría ser el sistema de salud completo. La crisis de fondo no se resolverá hasta que éste u otro gobierno se ponga los pantalones y reforme el cómo se financia la salud en nuestro país.