Cuando el legendario Jack Palance ganó el Oscar a mejor actor de reparto en 1992, a los 72 años, hizo flexiones con un solo brazo, como un tapaboca a la industria del espectáculo, obsesionada con la juventud. Mediante este álbum de versiones, Aretha Franklin, hoy con la misma edad de Palance en ese entonces, ejecuta algo parecido, pero el efecto no es el mismo. Más que tributar grandes clásicos de estrellas femeninas de todos los tiempos, desde Etta James (At last) hasta Adele (Rolling in the deep), pasando por un autohomenaje con Respect, la leyenda del soul y el R&B se exhibe obsesionada con demostrar cuán elástica es su garganta todavía.

La interpretación resulta enervante a ratos y no ofrece mucho respiro, como tampoco los arreglos de la banda se preocupan por algún giro extra a las canciones originales, excepto la versión jazz de Nothing compares 2 U de The Family (aunque conocida mundialmente por Sinead O'Connor). Si bien la gran mayoría de las acrobacias vocales le resultan, es contraproducente -y tedioso en el saldo- que su experiencia artística de más de medio siglo quede reflejada en un vigor algo desbocado y finalmente monótono, ripio que suele afectar a los virtuosos.