En el balotaje que viene con muy alta probabilidad ganará Piñera por un confortable margen; en mi opinión, 53% a 54%. Las explicaciones de esta cifra son latas para una columna. Esencialmente, el error de la izquierda es seguir con la lógica del Sí y el No, pensando que puede sumar lo insumable. Como ellos dicen, Chile cambió, pero lo dicen como simple retórica porque actúan de otra manera. El error de Bachelet es creer que el 23% que sacó su seguidor, así recibido en La Moneda, es un triunfo para ella. Al contrario, es un enorme fracaso de su gobierno y las reformas mal hechas; la polarización, la caída económica, etc.
Chile Vamos logró un importante triunfo parlamentario, que aunque no es mayoría permitirá razonablemente hacer las leyes, pero con una salvedad: habrá una manipulación extrema de las minorías, que es el peor de todos los escenarios ya que distorsionan severamente la calidad de las políticas públicas. El nuevo sistema electoral es aún peor que el binominal y tenemos demasiados parlamentarios con votaciones mucho menores que otros no elegidos. Nuevamente una promesa demagógica que termina peor que donde se parte. Transantiago síndrome. Aquí no caben los independientes ni los partidos chicos en forma independiente.
Los muchachos del Frente Amplio se ponen rápidamente de acuerdo para ir contra cosas, con eslóganes como bandera, pero les será muy difícil ponerse de acuerdo en cosas concretas, en el hacer y construir. Le pasó a la Nueva Mayoría con siete partidos, que finalmente se destruyó, y además ejerciendo el poder. Solo imagínense 13 micro movimientos y partidos esencialmente caudillistas, sin experiencia, con poco conocimiento y sueños grandilocuentes. Sea como sea, son los grandes ganadores de esta elección y es parte de la realidad nacional. Ojalá sean capaces de hacer política con un dejo de sabiduría, con respeto y tolerancia.
Esa nueva realidad señala que ese 20% que alguna vez votó por ME-O, que después se dividió entre éste y Parisi, hoy ha logrado una significativa representación en el Congreso y eso significa que llegaron para quedarse. Este nuevo poder legislativo y estudiantil cree en la magia de los deseos y, por cierto, en un nuevo tipo de ser humano (como se creen ellos mismos), no en el ser humano como es. Las religiones, con el apoyo de sus dioses, vienen intentando hacer ese cambio del ser humano pecador a uno mejor por milenios y los resultados son muy limitados.
Como los muchachos no tiene experiencia, sus líderes acaban de salir de la universidad y jamás han ejercido en la vida real, creen que es cosa de querer para poder en la escala nacional: educación gratuita y de calidad ya, salud gratuita y de calidad ya, pensiones mayores sin más ahorro, crecimiento económico fácil basado en el Estado, etc. Bachelet prometió lo mismo y no fue capaz.
El ideal es la combinación del empuje con nuevas ideas del futuro, con la sabiduría y la experiencia de los viejos. Pero esta parte de la juventud generalmente desprecia a los viejos y la experiencia, y con las gotas de conocimiento que tienen dictan cátedra sobre la realidad, que ni entienden ni conocen. Por eso cuando llegan a gobernar los costos sociales son enormes y se queda peor que cuando se parte.
Lo que el país requiere, en mi opinión, es respeto y tolerancia republicana. Se requiere discutir ideas en profundidad y no seguir a punta de eslóganes. En ese contexto, basta ya de la lógica del Sí y el No; es tiempo de mirar al futuro en unidad. En esta etapa, claramente Piñera es el mejor capitán, con su propia sombra como la de todos nosotros, pero con grandes luces.







