Luis Slimming adelanta su nueva rutina: “Hasta que no pasen más temas políticos, Maite Orsini será nuestra carta”

Luego de su exitoso paso por Olmué, Don Comedia -la gran revelación del humor en el verano- debutará el 11 de marzo en el Gran Arena Monticello. En conversación con Culto da a conocer su mirada del humor en Viña 2023, su estrecha relación con Fabrizio Copano y lo novedoso que tendrá su nuevo show.


Sin duda, Luis Slimming -conocido también como Don Comedia- es una de las grandes revelaciones del humor del último tiempo. Luego de su paso por el Festival del Huaso de Olmué, en enero pasado, se consolidó como una de las cartas nacionales más exitosas en el siempre complejo rubro de hacer reír.

Su hoja de vida profesional cuenta con un trabajo de guion para comediantes como Stefan Kramer, Edo Caroe, Pedro Ruminot y Fabrizio Copano -el gran triunfador del último Viña-. El próximo show de Slimming será el 11 de marzo en el Gran Arena Monticello. En conversación con Culto, adelanta que -hasta el momento- su mejor carta para hacer reír será la diputada Maite Orsini y su polémica injerencia en un caso que la involucra con el ex futbolista Jorge “Mago” Valdivia.

“Cada show se prepara distinto. Lo más fácil es presentarse en bares porque uno puede interactuar con la gente. Los más difíciles son los teatros y festivales porque hay gente que no te conoce. Tienes una variedad de público. Hay gente que quiere chiste sin censura pero al mismo tiempo hay una guagua mirándote. Es más como ponerle play y partir un monólogo, pero Fabrizio demostró que se puede salir del libreto y jugar con la gente”, dice a través de Zoom. Y así fue. En el reciente Festival de Viña, Fabrizio Copano logró dar vuelta a un Monstruo que pedía más show de Christina Aguilera.

Para esa rutina, Don Comedia fue parte del equipo creativo de Copano. “No lo tomé como un trabajo porque somos amigos. Fue una ayuda. Él también lo ha hecho por mí y finalmente es un pinponeo en que vas aprendiendo, porque él también es muy bueno”, cuenta.

Según él, lo que distinguió a Copano -y también a él en su paso por Olmué- fueron los chistes políticos. “Hablar de política, o cualquier tema peludo, es como ver a un malabarista en una cuerda floja. Ahí está la diferencia, en el riesgo. Es más atractivo y a la gente le gusta, le da esa sensación de que está pasando ahí en vivo. No es una presentación de Netflix. Yo lo encuentro súper arriesgado, pero cuando sale bien, es exquisito”.

Desde ahí es que adelanta a Culto lo que traerá su nueva presentación en el Monticello. “Los chistes serán distintos, no pretendo contar nada que ya conté en Olmué. Yo hablo harto de actualidad, entonces esos chistes van cambiando y muriendo rápido. Ahora estoy haciendo chistes que probablemente el 11 de marzo ya sean medios viejos, pero espero para ese día tener otros. Me gustaría que fuese más política, pero en vacaciones no pasa mucho. Lo más político es la Maite (Orsini) con el Mago (Valdivia). Eso da para jugar y eso siempre se agradece. Quizás ya entrando en el nuevo proceso constituyente, un cambio de gabinete o el segundo año de gobierno puedan salir cosas más políticas. Hasta que no pase nada de eso, Maite Orsini vendría siendo nuestra carta”, agrega.

Su mirada al humor de Viña

Su triunfo en Olmué -que promedió 16.8 puntos de rating, llegando a peaks de 18.4- lo han llevado a pensar en un eventual debut en la Quinta Vergara. “Antes de Olmué, yo no me sentía preparado para Viña, sobre todo por la exposición. Eso me daba miedo. Olmué es más chico, a pesar de lo relevante que es, el acoso mediático es menor. Lo sentí como un microclima. ‘Vamos a practicar acá bien y que salga bien y si sale bien puedo pensar más adelante’. Me imagino que con Viña será lo mismo. Si siento que la rutina está buena y me siento confiado quizás diga: ‘Ok esto es como Olmué multiplicado por un millón, pero ya tengo esta experiencia’. Viendo las proporciones va a ser más fácil porque ya pase por esto otro”.

Luis Slimming. Fotografía facilitada por El sentido del humor producciones.

Las rutinas de humor que se presentaron este año en Viña las observó con buenos ojos. “Me gustó mucho, sentí mucha variedad. Lo de Pamela Leiva fue una patada en el hocico para todos; lo de Fabrizio para qué decir, hoy le entregaron un Winnie-the-Pooh a Boric así que yo creo que influyó; Villegas llevó un tutifruti de rutina, era ver a un mago sacando cosas de la maleta para hacer reír”.

“Gran parte del monólogo de Belén estuvo muy bueno, siento que el nivel estuvo mejor de lo que uno esperaba quizás después de dos años sin festival”, agrega.

Respecto a la apertura a nuevos tipos de humor como el de Diego Urrutia, afirma que los únicos beneficiados son el público. “A lo mejor hay generaciones de quinceañeros y veinteañeros que no encuentran muy entretenido mi humor. En cambio este otro cabro nuevo, con otras temáticas, es otro público. Yo creo que todos ellos se sienten gratificados con él”.

La entrega del reconocimiento de las gaviotas le parece un fenómeno extraño. “Si te llevas una gaviota es un 4.0 y si te llevas las dos es un 7.0. Es raro porque, ¿me vas a decir que la rutina de Coco Legrand en el 2000 vale lo mismo que la de cualquier otro que se llevó las dos gaviotas?”.

Es ahí, cuando menciona que lo de Belén Mora no significa el fin de una carrera. “Uno tiene shows buenos y malos, que lata que el malo sea el televisado, pero no es el fin de una carrera de nadie. Me pasó a mi con Pedro el 2016, que se llevó una sola gaviota y se fue con unas pifias en el bis y lo sentimos como un fracaso. Después el tiempo logró que Pedro fuera de nuevo a Viña y le fue la raja. Espero que Belén se reponga lo más rápido que pueda, si es que ya no está escribiendo lo nuevo, y podamos verla si ella quiere nuevamente”.

Es difícil prever si Slimming estará o no en Viña próximamente; lo que sí está claro es el reconocimiento que ya tiene como carta del humor nacional. “Ahora no me tengo que presentar de cero. Hasta ahora ha sido todo bueno y espero no conocer el lado malo de la fama. Lo que si, ahora escribo algo en Twitter y sale en el diario. Yo estaba acostumbrado al anonimato, entonces era más fácil tirar piedras por la oscuridad. Ahora tengo que ser responsable de lo que digo”.

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