Hakimi pica con maestría el balón y desata la euforia en Marruecos. El equipo africano acaba de batir a España por 3-0 en los lanzamientos penales y selló una histórica clasificación a cuartos de final del Mundial de Qatar. Al otro lado del campo, los jugadores hispanos lloraban una eliminación que no estaba en sus planes y a través de una manera que el propio Luis Enrique se encargó de reforzar. Sin embargo, sus jugadores no le tomaron el peso.

En la previa del encuentro, el DT había hablado de una eventual definición y ahí contó el particular desafío que les impuso a sus dirigidos. “Ya les avisé a los jugadores. Señores, tienen deberes para el Mundial. Tienen que llegar cada uno con mínimo 1.000 penales pateados en sus equipos. Si esperamos a la concentración para ensayar penales, no te da tiempo. Me imagino que la mayoría habrá hecho los deberes porque seguramente habrá alguna eliminatoria en la que tengamos que jugárnosla”, señalaba. Imaginó mal.

En ese mismo sentido, el exentrenador del Barcelona argumentaba las razones por las que se debe mecanizar el movimiento. “Para mí deja de ser el topicazo ese de que es una lotería. Para mí, no es una lotería. Bueno, es un momento de máxima tensión. Tienes que mostrar tu cualidad y lanzar un penal de una manera determinada. Si has entrenado muchas veces esa acción, seguramente la dinámica del golpeo, la vas a tener mejor. Es evidente que no se puede entrenar la tensión del momento, pero yo creo que se puede entrenar. Yo creo que es manejable aguantar la tensión y en ese momento es algo que dice mucho de cada jugador, o sea que creo que cada vez es menos”, comentó.

Si se desmenuza la definición, claramente ocurrió todo lo contrario. En el primer penal ejecutado por Pablo Sarabia, uno de los especialistas que entró sobre el final, el balón se estrelló en el palo izquierdo de bono. Luego, el portero marroquí se lució conteniéndole el tiro a Carlos Soler, quien corrió con un cierto grado de displicencia y su disparó terminó siendo bastante anunciado. Y si el trote del mediocampista del PSG había generado ciertas dudas, el del capitán Sergio Busquets fue peor, lo que le permitió al meta africano adivinar la dirección y dejar lista la clasificación.

Tras el partido, Luis Enrique hizo otra particular confesión, no sin antes atribuirse la culpa de lo sucedido. “Tiene explicación. He sido yo el que ha elegido los tres primeros lanzadores. Fíjate el ojo que tengo, porque solo he elegido a esos tres, luego ya tenían libertad para elegir. Pero si lo volviera a hacer, habría hecho lo mismo”, declaró sin arrepentimientos.

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