Los amantes del fútbol deben estar de fiesta. El duelo entre Argentina y Países Bajos tuvo todo esos elementos que hacen de este deporte una pasión de multitudes.

Es que nadie podía augurar que la Albiceleste se iba a imponer cómodamente a los tulipanes por casi 80 minutos y menos que su rival le empataría el partido en el último minuto de los diez que dieron de descuento. ¡Jamás!

Por eso los penales fueron justa definición para un compromiso que será recordado en la historia de los Mundiales y fue Virgil el encargado de abrir la tanda, más Dibu Martínez se lo tapó de manera formidable.

Luego Lionel Messi mostró toda su calidad para poner el 1-0 y nuevamente Martínez le ahogó el grito de gol a los europeos. Parecía que todo se encaminaba a la clasificación, aunque nadie quería fallar otro remate desde los doce pasos.

Iban 3-2 y uno que tuvo la definición en sus pies, estrellando su tiro en el palo, cuando ya no quedaba nada en el alargue, lo falló. Enzo Fernández lo mando fuera y parecía que los naranjas revivían. Más aún si el siguiente ejecutante era uno que no había brillado hasta ahora, hablamos de Lautaro Martínez.

El ariete del Inter se saca todas las mufas, acalla todas las críticas y puso el gol definitivo, el que les daba la clasificación a los cuartos del final y les permitía seguir soñando. Argentina está entre los cuatro mejores y la Pulga sigue soñando con la Copa que le falta en sus vitrinas.

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