Fuera de la Roja y borrado hasta de la mesa negociadora de los premios: la trama que explica la caída de Claudio Bravo en la selección chilena

Claudio Bravo, en el partido entre Chile y Paraguay, por la Copa América
Claudio Bravo, en el partido entre Chile y Paraguay, por la Copa América. (Foto: Agenciauno)

Eduardo Berizzo no convocó al arquero del Betis para la apertura de las Eliminatorias e instala la posibilidad concreta de no volver a considerarle. El golero fue uno de los principales referentes de un plantel histórico, pero en el camino ha ido perdiendo preponderancia por sus actitudes que no son bien vistas en el Equipo de Todos.


Este viernes, Eduardo Berizzo se hizo esperar. Tenía mucho que pensar y, finalmente, mucho que escribir. Al final del día, el técnico de la Roja despachó una de las convocatorias más largas que ha tenido la Selección en toda su historia: 45 futbolistas integran el listado. En ninguno de los casilleros apareció Claudio Bravo, el histórico guardameta de la Roja. El golero que se consagró bicampeón de América en 2015 y 2016 y que clasificó y asistió a los mundiales de Sudáfrica y Brasil. Y, por añadidura, un arquero plenamente vigente en el Betis, animador de la liga española, una de las principales competencias del mundo.

Las razones para la decisión corren por tres vertientes. La principal se le adjudica a la negativa del portero de presentarse en los amistosos frente a Cuba, República Dominicana y Bolivia, los últimos ensayos antes del inicio de las Eliminatorias, para privilegiar sus vacaciones. La ‘paralela’, que Berizzo tenía decidido hace rato deshacerse del golero. Más concretamente, desde el inicio de su proceso: el vilucano ya tiene 40 años y el entrenador concibe que los 43 con que llegaría al Mundial, si Chile clasifica, lo distancian de los parámetros del alto rendimiento. “Si no está entre los 45, ya cumplió su ciclo. No da para más”, se animan a aventurar en Quilín. La convicción está reforzada porque Berizzo ha transmitido que cuenta con arqueros que le brindan confianza, como Gabriel Arias y Brayan Cortés. Y con opciones como Cristóbal Campos, Tomás Ahumada y Diego Carreño. Son los que, efectivamente, llamó.

Otros, en tanto, aseguran que la falta de actividad del guardameta producto de la lesión que sufrió en la pretemporada del equipo andaluz también le está pasando la cuenta. Sin embargo, la presencia de Alexis Sánchez, quien no ha sumado ni siquiera entrenamientos tras unirse este fin de semana al Inter, desecha este argumento. “Si hay algo extrafutbolístico, Berizzo tendría que explicarlo. Es importante escuchar sus razones. Si son solo técnicas y una de las que puede esgrimir es que no está jugando, pero Alexis tampoco está jugando. Es una contradicción. El contrapunto es ese”, dijo Roberto Cóndor Rojas.

Pierde poder

En sus mejores tiempos en la Roja, el poder de Bravo era inobjetable. Casi absoluto. No por nada ha sido uno de los capitanes que ha desempeñado el rol por más largo tiempo. Hasta ahora, de hecho, quienes le han acompañado en el ciclo se refieren cariñosamente a él como ‘El capi’. El rol iba mucho más allá de portar la cinta distintiva en los partidos. A Bravo le correspondía la labor de aglutinar al grupo, más allá de la cercanía con los principales referentes; de guiar a los más jóvenes y hasta de corregir a algún descarriado.

Por cierto, tenía la misión de velar por los beneficios económicos que recibían los integrantes del plantel, que fueron cuantiosos, sobre todo en la época más gloriosa del combinado. Su presencia en las comisiones negociadoras era habitual. Por cierto, era uno de los más meticulosos con los cálculos. “En esa época era el que llevaba el grupo. Es parte de lo que significa ser un jugador de ese nivel. Era la bisagra entre los grupos de Alexis, con Chupete, y el lote de Vidal. Tenía ascendencia sobre ellos. Le perdieron el respeto cuando habló la señora”, dice un exdirectivo de la sede de Quilín.

Eduardo Berizzo, entrenador de la Selección.
Eduardo Berizzo, entrenador de la Selección. (Foto: Agenciauno)

El traumático término de las Eliminatorias para el Mundial de Rusia, en 2018, con el círculo íntimo del golero apuntando públicamente a Arturo Vidal como el responsable de la indisciplina del plantel, generó el quiebre más prominente que ha sufrido el grupo, sobre todo el de quienes se han llevado el peso de las campañas. Sin el portero en el plantel, necesariamente se produjo un reordenamiento de las fuerzas internas. Gary Medel, apoyado por Vidal, pasó a llevar la jineta y a transformarse en la voz más importante. En agosto de 2019, el golero fue vuelto a considerar en el combinado, entonces a cargo de Reinaldo Rueda. Sin embargo, su importancia no volvió a ser la misma, más allá de que con el tiempo hubo señales de recomposición de la relación con sus compañeros, como el simbólico abrazo de reconciliación con Vidal en Brasil, que el mismo equipo difundió a través de las redes sociales.

Bravo, por ejemplo, fue desplazado de la comisión negociadora de los estímulos económicos de cara al Mundial 2026. Ahora, ese crucial rol lo ejercen Guillermo Maripán, Arturo Vidal y Gary Medel. “Debe tener sus cosas privadas, que no les deben gustar al técnico o a sus compañeros. Para el técnico y dentro del plantel no goza de mucho cariño”, estima un integrante de la dirigencia de Milad. “Lo de las vacaciones es un tema más, pero lo de los premios es un tema de camarín, duro”, explica un exdirigente.

La salida del arquero del Betis de la mesa negociadora, incluso, llamó la atención en la ANFP. El propio capitán había liderado las conversaciones con los ejecutivos de la sede de Quilín para pactar la deuda de más de $4 mil millones que la dirigencia de Pablo Milad les adeuda por concepto de premios de torneos disputados con anterioridad. Hoy, su nombre ya no está en una de las instancias en la que los futbolistas se hacen sentir.

Las fotos de la discordia

A comienzos de junio, mientras sus compañeros de tantas batallas se juntaban en Juan Pinto Durán para preparar encuentros que, en efecto, generaban escaso entusiasmo, principalmente por el nivel de los rivales que habría enfrente, Bravo lucía su descanso en Medio Oriente a través de sus perfiles en las redes sociales. Ataviado con las ropas típicas del lugar, disfrutaba junto a su familia, como lo haría cualquiera en un período de descanso.

La instantaneidad de las comunicaciones permitió que esas imágenes llegaran de inmediato a sus compañeros y, por cierto, al cuerpo técnico de Berizzo. Y a nadie le hizo gracia que mientras ellos le quitaban días al relajo para ponerse a disposición del Toto, el golero, su bastión histórico, privilegiara sus intereses personales. Berizzo, en ese momento, ya tenía la decisión tomada. En su cabeza está el convencimiento de que nada es más importante que el grupo y que dar ciertas señalas de privilegio podrían hacerlo perder validez dentro de un camarín que se sabe que es complejo.

Berizzo le manifestó a su grupo más cercano su molestia por el poco compromiso que percibió de Bravo. El ex ayudante de Bielsa lo dejó claro en una de las conferencias de prensa que realizó. “Como conductor uno prioriza el trato de los futbolistas, más allá de lo deportivo. Aquí viene quien está rindiendo, pero también es cierto que las relaciones se tratan de un trato justo para todos”, explicó. Y profundizó: “En ese trato justo, uno de debe ser sincero en la administración. Muchos futbolistas han llegado antes. Todo el mundo ha mostrado su compromiso de estar aquí. También es cierto que administro un trato justo e igualitario para todos”, lanzó.

Para la dirigencia, en tanto, el portero del equipo andaluz ya era hace rato un personaje incómodo. De hecho, esa consideración cruza a varias gestiones de la ANFP. En la época del conflicto más álgido, Bravo le reprochó públicamente a la que encabezaba Arturo Salah la falta de profesionales idóneos para la preparación de los porteros. En la gestión de Milad se le dio en el gusto con un nombre de su extrema confianza: el arribo del español Roberto Navajas. Sin embargo, el ibérico perdió piso con la llegada de Berizzo: la tarea la desempeñan Roberto Bonano y Carlos Kisluk, quienes arribaron con el ex defensor de Newell’s y River Plate. El europeo, de hecho, está de vuelta en el Viejo Continente.

Aún así, en Iquique, Milad intentó dar una señal de neutralidad que incomodó a Berizzo. Mientras el DT ya había decidido que no citará al portero, el curicano le otorgó un crédito que generó incertidumbre: “Ellos hacen las citaciones. Creo que no hay problema, si está jugando y está en buen nivel, el cuerpo técnico lo tiene que evaluar para ser llamado nuevamente”, declaró en el marco de la Copa Libertadores de Fútbol Playa. Lejos del efecto conciliador que perseguía el timonel del fútbol chileno, Berizzo impuso su rol y no convocó a Bravo. La duda, ahora, es si alguna vez lo volverá a hacer.

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