Crónica de una muerte anunciada en la Roja: el plan de Berizzo que se terminó concretando por las vacaciones de Claudio Bravo

Claudio Bravo, en un duelo de la Selección (Foto: Agenciauno).

En la conferencia de prensa previa al amistoso frente a Cuba, el seleccionador prácticamente pulverizó la opción de que el arquero del Betis vuelva a ser considerado en la selección chilena, por haber privilegiado sus vacaciones. El Toto nunca estuvo realmente convencido de involucrarlo en su proyecto.


Las palabras de Eduardo Berizzo son directas. En varias oportunidades, durante la conferencia de prensa previa al amistoso entre Chile y Cuba, el técnico de la Roja reforzó su obligación de imponer la justicia en los próximos llamados en la Selección. Lo hacía en respuesta a las consultas por la ausencia de Claudio Bravo en el listado, que también comprende los duelos preparatorios ante República Dominicana y Bolivia, en los que el Toto pretende terminar de moldear la escuadra con la que afrontará el inicio de las Eliminatorias. “Las decisiones se toman en el tiempo exacto. Hoy la convocatoria está completa. Y de cara a la próxima, esta sensación de ser justo prevalecerá, claro que sí”, enfatizó, respecto de las consideraciones que analizará en los listados sucesivos.

En el transcurso de la comparecencia ante los medios de comunicación había sido igualmente categórico. “Mire, como conductor uno prioriza el trato de los futbolistas, más allá de lo deportivo. Aquí viene quien está rindiendo, pero también es cierto que las relaciones se tratan de un trato justo para todos”, estableció de entrada, en clara alusión al desprecio del meta de 40 años que acaba de renovar en el Betis de Manuel Pellegrini.

La coartada perfecta

Lo concreto es que la negativa de Bravo asoma como la coartada perfecta para que Berizzo concrete una idea que siempre ha tenido en mente: prescindir del actual guardameta del Betis y privilegiar a los metas (algunos bastante más jóvenes) que aguardan por una posibilidad de adueñarse del pórtico de la Roja. En la lista para estos duelos preparatorios aparecen tres: Brayan Cortés, Gabriel Arias y Cristóbal Campos. El exzaguero de Newell’s Old Boys y River Plate evitó priorizar, pero fue especialmente elogioso con los tres. “Tenemos muy buenos arqueros y podemos confiar en ellos. Brayan (Cortés) lo confirmó. Arias y Campos lo mismo. Las distancias entre ellos no son tan grandes. Lo definirá el rendimiento”, puntualizó.

Claudio Bravo, en el duelo entre Chile y Paraguay
Claudio Bravo, en la Selección (Foto: Agenciauno)

Precisamente, esa variedad es la que le permite al técnico estar tranquilo y echar a andar un plan que merodeaba por su cabeza ya desde mediados de 2022, cuando asumía en la Roja. Entonces, Berizzo sacaba cuentas y consideraba inviable que Bravo llegara al próximo Mundial, el que se jugará en México, Estados Unidos y Canadá, con 43 años, por lo que el recambio en el puesto se hacía urgente. Tenía otro argumento a favor: por esos días, el guardameta surgido en la cantera de Colo Colo había sido relegado a un plano secundario en el Betis, donde la titularidad la detentaba el portugués Rui Silva. Las lesiones conspiraban contra las opciones de ser considerado por el Ingeniero. Y Berizzo pretendía jugadores que tuvieran continuidad para conformar su escuadra. Y uno más específico: la información que arrojaban los instrumentos de medición que utilizan los futbolistas denotaban que el golero había decaído en su rendimiento físico y había perdido reflejos y rapidez. Todo calzaba para cerrar el círculo.

Primero, Bravo se molestó con la publicación. “No será que alguien me quiere sacar a toda costa, podrían ser más serios y profesionales y mostrar esa medición de GPS? Jamás en toda mi carrera he utilizado GPS para entrenar y jugar. Y si perdiera capacidad como dicen, no me hubieran extendido mi contrato en Europa. LIAR!”, disparó en su cuenta en Twitter. “Más seriedad y respeto. Que estas cosas no las regalan. Se consiguen con mucho trabajo y estando al 100% Dejen que el tiempo y las circunstancias hagan lo demás, pero sin mentir a la verdad”, agregó.

Idas y vueltas

En agosto, Bravo declaró que ni siquiera había sido sondeado para integrar la Selección. “Berizzo no me ha llamado para Chile. No hemos tenido ningún contacto, no depende de mí, sino de mi rendimiento, de cómo me encuentre en el club y la idea que tenga el entrenador de si es beneficioso que siga en este proceso”, sostuvo el portero en el programa Libre y Directo. Luego, puso sus galones sobre la mesa. “A nivel internacional, no hay otro compañero que sea destacado en mi posición y mi nombre seguro aparecerá ahí, pero dependerá de la intención del técnico de cara al próximo Mundial”, advirtió. “Si sigo manteniendo el rendimiento de las últimas dos temporadas, mi nombre aparecerá allí. Dependerá del técnico si sigue contando conmigo o ya con gente joven. De acá al próximo mundial hay un camino muy largo, pero depende de lo que busque el entrenador”, concluyó.

En septiembre, Bravo no apareció en el listado para los amistosos. Otra vez, el técnico tenía argumentos para estructurar la explicación. ““Una circunstancia administrativa le impidió empezar la liga y tener partidos, pero en la medida que tenga su rendimiento habitual está abierto a ser convocado”, dijo antes del choque frente a Marruecos. Esa vez, sí, intentó ser más conciliador, aunque le volvió a plantear exigencias. “Estoy seguro de que cuando la Selección lo necesite, Claudio estará dispuesto. Deberá encontrar partidos en su equipo para mostrar su rendimiento. Y nosotros estaremos expectantes de que ese rendimiento lo traiga a la selección”, complementó el argentino.

Eduardo Berizzo, entrenador de la Roja.
Eduardo Berizzo, entrenador de la Roja. (Foto: Comunicaciones ANFP)

El retorno

Bravo volvió en noviembre a la Roja. Chile se enfrentaba a Polonia y Eslovaquia. Después de ser considerado, el golero volvió a resaltar su importancia y su trayectoria. Su respuesta fue extensa y firme. “Con total normalidad. Con la sensación de siempre de tranquilidad, de estar en un lugar en el que llevo mucho tiempo. Sé la manera y las formas de convivencia y de manejarme dentro de lo que significa estar dentro de una selección en un periodo poco grato, porque nos encantaría estar a todos dando esta conferencia de prensa en Qatar y no estar acá jugando un amistoso que al final sirve de preparación para el siguiente Mundial que es en un periodo largo de tiempo. Pero las circunstancias nos llevan a esto, a arrancar desde cero y buscar la mejor fórmula posible para lograr el objetivo de aquí a un largo plazo”, comenzó declarando.

Otra vez, resaltó sus méritos, aunque ahora contaba con otro aval: su actualidad. Había vuelto a jugar y ser importante en el cuadro andaluz, justo lo que le exigía Berizzo, a quien dejaba sin razones para mantenerlo al margen. “Si hablamos de rendimiento y te toca participar donde a mí me toca hacerlo, los hechos hablan por sí solos. Tampoco me hubiese gustado venir aquí con la situación de no jugar, de no estar compitiendo, de no estar haciendo bien las cosas dentro de mi club. Creo que no sería un premio, un estímulo para mí en ese sentido y esto tiene que servir para todos”, planteó.

“No sería premio tampoco el hecho de venir aquí sin tener competencia. No quiero venir aquí por el nombre, por lo que he hecho hacia atrás, eso ya quedó en el pasado y eso vale para todos. No solo para mí. Es la mejor manera para levantar el nivel de nuestra Selección”, reflexionó, en alguna medida, firmando la tregua con el entrenador. Esa paz que, ahora, parece romperse para siempre, y a solo tres meses del inicio de las Eliminatorias.

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