Transitar por las abarrotadas calles de Delhi, donde los tradicionales triciclos de transporte denominados tuk-tuk se disputan cada centímetro con autos y motocicletas, se transforma en una experiencia sensorial y llena de contradicciones. La estridente y contaminada capital de India combina un evidente salto en el progreso económico durante los últimos 10 años, plasmados en nuevas supercarreteras, edificios y hubs tecnológicos; con bolsones de pobreza y fervor religioso.

El tonelaje y la influencia de India a nivel internacional ha crecido drásticamente. Hace pocos meses la población de este país asiático llegó a 1.425 millones de personas, con lo que desbancó por primera vez desde 1950 a China como la nación más populosa del mundo, según proyecciones de la ONU. Marcada por altas tasas de natalidad, la edad media de la población india es de 28 años, 10 años menos que su competidor China. Se trata, así, de una numerosa de mano de obra joven disponible.

Pero India va por más. Tras un crecimiento económico récord durante los últimos 10 años, el país asiático se convirtió en la quinta economía del planeta, superando al Reino Unido. Según un reciente informe del banco de inversión Goldman Sachs, en 2075 India se constituirá en la segunda economía más fuerte del planeta, desplazando a EE.UU. a un tercer puesto.

El Deutsche Bank, a su vez, destaca que el crecimiento económico indio está apoyado en una expansión de su clase media, en las reformas políticas y regulatorias, y el desarrollo de la infraestructura.

“En los últimos 10 años la economía de India se ha transformado. Pasó de ser la economía número 11 del mundo a ubicarse como la quinta economía del planeta y, según diferentes análisis, el país se podría transformar prontamente en la tercera mayor economía del mundo”, afirmó orgulloso el ministro de Comercio e Industria de India, Piyush Goyal, en una reciente rueda de prensa con diferentes medios de comunicación de América Latina, en la que participó Pulso La Tercera.

“La inflación también ha bajado (...) Estamos en transición a ser una economía próspera”, enfatizó el ministro, quien pertenece a la coalición de gobierno que ha liderado el país durante la reciente década, y que se ha caracterizado por las privatizaciones y la liberalización de la economía.

Liderado por el primer ministro Narendra Modi, cuyos afiches abundan en toda Delhi en estos meses, el bloque oficialista se enfrentará a comicios generales en abril y mayo próximos. Según las últimas encuestas, el partido de Modi se encuentra bien posicionado para obtener un triunfo en las elecciones.

Contradicciones

El florecimiento de India ha despertado el interés de las potencias mundiales. En junio del año pasado el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió por primera vez al líder indio en la Casa Blanca, en un intento del país norteamericano por contrarrestar la influencia de China y de Rusia en las naciones en desarrollo. Tres meses después, la cita entre ambos mandatarios se repetiría en el marco de la reunión del G20 que se realizó en la India en septiembre de 2023.

Si bien el gobierno indio asegura que 250 millones de personas han salido de la pobreza en nueve años, el panorama social del país asiático aún es complejo. La capital de India, que tiene los índices de polución ambiental más altos del mundo, lo que afecta la esperanza de vida de millones de habitantes, muestra dos realidades dramáticamente opuestas.

Mientras la “nueva” Delhi, que aloja el Parlamento, la casa presidencial y los principales atractivos turísticos, muestra una cara moderna y desarrollada, a pocos kilómetros el llamado “viejo” Delhi, que alberga mercados como el Chandni Chowk Market, sorprende por la precariedad de las construcciones y abundantes bolsones de pobreza. En medio de vacas que son sagradas y monos, y niños descalzos deambulando por calles de barro, los comerciantes ofrecen sus productos a bajo precio, en un intento por sobrellevar la difícil situación económica de millones de indios.

Made in India

Sin embargo, la economía india ha iniciado un despegue evidente de la mano de una mayor inversión extranjera y la llegada de empresas multinacionales, muchas de ellas tecnológicas, que buscan ser más competitivas.

Mientras Amazon se comprometió recientemente a invertir US$ 26 mil millones en la India hacia el 2030, Google también está apostando fuerte por el mercado del país asiático.

Durante su visita a EE.UU. hace nueve meses, el primer ministro Modi se reunió con Elon Musk para evaluar la posibilidad de inversiones en energías renovables y vehículos eléctricos de la India. “Creo que la India es más prometedora que cualquier país grande del mundo”, dijo el fundador de Tesla, tras la reunión con Modi.

A la par que el gigante Apple considera aumentar su producción en el país asiático, India se ha consolidado como el segundo mayor fabricante de teléfonos móviles en el mundo y ha puesto incentivos tentadores a las más grandes empresas del rubro.

“Hay una creciente clase media y un gran desarrollo de la industria, la que ha comenzado a diversificar enormemente su producción. Ello incluye teléfonos celulares, automóviles y motocicletas, material ferroviario, medicamentos en general, sector de servicios, e-commerce, digitalización de la economía, sector aeronáutico, sector espacial y satelital, sector de defensa en general y otros. Se trata de una economía que va en camino a transformarse en la fábrica del mundo en algunos sectores, como ya lo es actualmente en lo referido a la producción de medicamentos genéricos”, afirma el embajador de Chile en India, Juan Angulo. El diplomático estima que el crecimiento de India y la fuerte expansión de una clase media que ha sofisticado su consumo y mejorado su poder adquisitivo, representa una atractiva oportunidad para Chile.

El momento estelar de India también se ha plasmado en su exitosa carrera espacial. En agosto pasado la misión Chandrayaan-3 alunizó con éxito en el polo sur de la Luna, con lo que se convirtió en el cuarto país del mundo en llegar al satélite natural, luego de Estados Unidos, Rusia y China.

La oportunidad para Chile

El propio ministro de Comercio e Industria de India, Piyush Goyal, dijo estar disponible para profundizar sus tratados comerciales con Latinoamérica y con países como Chile y Perú.

Actualmente Chile tiene un Acuerdo de Alcance Parcial con India, que entró en vigor en agosto de 2007 y que fue ampliado en 2017. “Es necesario estrechar esa relación y avanzar hacia un Acuerdo de Asociación Económica (CEPA, por su sigla en inglés)”, sostienen desde la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei).

“Una de las prioridades del Ministerio de Relaciones Exteriores es profundizar nuestras relaciones económico-comerciales con India (...) En 2023 India fue nuestro socio comercial número 11, en 2022 había sido el número 12, y estimamos que en los próximos años tendrá mayor relevancia en el intercambio comercial de nuestro país, dada la complementariedad que tienen ambas economías”, sostiene la subsecretaria Claudia Sanhueza.

El embajador Angulo explica que ya hay conversaciones a nivel técnico para la profundización de los lazos comerciales entre ambos países. “Ello permitiría incorporar servicios, inversiones y otros capítulos para profundizar la relación comercial bilateral, ampliando con ello las oportunidades para nuestro sector exportador. Por ejemplo, la creciente clase media india implica también una mayor sofisticación en el consumo, lo que abre oportunidades para los productos naturales, frescos, de alto valor nutricional y que, en el caso de nuestro país, gozan de la ventaja de arribar al mercado indio en período de contra estación”, concluye el diplomático.