El camino que inicia hoy el pacto fiscal para transformarse en leyes no será fácil. El gobierno decidió dividir en el la reforma tributaria con un proyecto que apuntará a reducir la evasión y elusión y otro a cambiar el sistema a la renta. A ello, sumó medidas de crecimiento, inversión y productividad, y otro eje más para mejorar el gasto público.
Estas modificaciones van por el camino correcto, dice el presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, Ricardo Lagos Weber. Sin embargo, aventura una discusión difícil dada la postura que ha mostrado la oposición.
El gobierno presentó su propuesta de pacto fiscal, pero tuvo poca respuesta de la derecha, ¿Cómo ve este nuevo proceso?
En términos de cómo estaba entrampado el proceso de reforma tributaria, claramente el gobierno se abrió a incorporar elementos que no tenía en el proyecto original. El cambio de nombre de reforma tributaria a pacto fiscal no es solo semántico, sino que se sumaron temas de crecimiento, gasto público, que eran demandas del empresariado y la oposición. El gobierno hizo una propuesta distinta, con plazos distintos y con tiempos distintos para cada uno de los ejes de las propuestas.
Si bien hay una estrategia distinta, ¿Cuál es la viabilidad política que tiene el pacto fiscal en sus distintos componentes y en especial en los proyectos de evasión y de cambios al sistema a la renta, considerando la postura de la oposición?
Luego del rechazo de la reforma tributaria, el gobierno no se quedó de brazos cruzados y comenzó un nuevo proceso de reuniones con el sector privado. La viabilidad de esto dependerá también del resto. Hay una mayor flexibilidad en la recaudación por la vía tributaria, se pasó de una meta de 4,1% a 2,7% y además con una contribución muy importante del crecimiento y del ahorro fiscal. El gobierno hizo un esfuerzo significativo de reducir el universo de lo deseado en recaudación.
¿Pero cómo se avanza dada las posturas que ha mostrado la oposición?
La viabilidad dependerá de si hay una mirada compartida de la urgencia que se tiene de resolver los problemas de fondo. Esto no se da en un contexto técnico, sino que esta reforma que quiere financiar mejores pensiones, seguridad ciudadana, salud, tiene un sustento político importante. El gobierno dio muestra de flexibilidad, de entender el momento, pero también se requiere que la oposición tome conciencia de lo delicado del momento. Y este es mi mensaje principal: esto no es solo llegar a un entendimiento para que el gobierno saque adelante la agenda, va más allá de eso, porque no veo espacio para fallar en un entendimiento de esta naturaleza. Eso puede terminar dañando la apreciación que pueden tener muchos chilenos y chilenas respecto a la falencia de la institucionalidad para resolver problemas. Ese es un costo para todos. Puede haber un beneficio de corto plazo si alguien en la oposición entiende que no aprobar esta reforma es una derrota para gobierno. La ciudadanía no ha visto que se resuelva ninguna brecha de desigualdad estructural desde el estallido social.
¿Cómo se hace para convencer a RN, UDI y Republicanos a que se sienten a negociar?
A eso súmale esas condiciones o exigencia de renuncias y cambios de gabinetes para sentarse a conversar.
¿Cómo se saca de esa postura a la oposición?
Denunciando. No queda otra. No puedo obligarlos a ellos (la derecha) a que se sienten a la mesa a conversar, pero sí puedo dar buenos argumentos a la opinión pública para que juzgue respecto a cuáles son las razones para que un sector político se reste de mejorarle las pensiones a los chilenos y chilenas. Hay que generar un clima de entendimiento. El gobierno presentó su propuesta, ha sido en un tono convocante, pero si hay un sector de la derecha que inste en restarse lo que nos queda es decirlo con todas sus letras: Hay sectores que están dispuestos a frenar las posibilidades de avances pensando en un rédito muy de corto plazo.
¿Qué tan problemático puede ser para el gobierno el mantener al ministro Jackson para el avance de la agenda legislativa?
Chile es un país que está funcionando. No somos un país en crisis institucional. No es un país ingobernable, entonces no veo por qué un sector político se va a atribuir atribuciones que no le corresponden, como el tener poder de decisión en la conformación de gabinetes y si no me hacen caso yo me niego a conversar. Si para eso está la democracia, para eso es el parlamento, para conversar, ponerse de acuerdo. No me parece sano, ni maduro ni bueno que se trajine con la Presidencia de la República.
Hubo un proyecto de acuerdo que aprobó la Cámara con votos del oficialismo donde se incluyen votos del PPD para pedir la renuncia del ministro Jackson, incluso el diputado de su partido, Raúl Soto, dijo que era un acto de lealtad hacia el presidente, ¿Cómo lee ese hecho y en particular lo que plantea Soto?
Hay muchas formas de transmitirle mensajes al Presidente de la República, en particular cuando alguien se dice del oficialismo y respalda al gobierno. El apoyar ese proyecto de acuerdo está en las antípodas, de lo que es ser leal al gobierno. No puedo estar más en desacuerdo con ese proyecto y en particular con aquellos del oficialismo que lo suscribieron. Las explicaciones son pueriles. Eso no representa, con todas las dificultades que pueda tener un partido político, al PPD. La bancada de senadores que sí tenemos representación significativa en el parlamento hemos estado apoyando al gobierno. No es una demostración de lealtad. Es una deslealtad a todo evento con el Presidente y el gobierno.
¿No ve que dado todo lo que ha pasado, la permanencia de ministro Jackson ya se transformó en un problema político?
Es un problema político porque alguien lo quiere transformar a un problema político cuando no corresponde.
El hecho concreto es que la derecha no quiere avanzar en las reformas mientras esté el ministro Jackson, ¿Eso no es un problema político?
Que lo sigan diciendo así y bien fuerte que ese es su problema. Eso no les corresponde. Si tienen un problema con el ministro que lo acusen constitucionalmente, pero no lo hacen, porque parece que no hay razones. Entonces lo hacen por el lado. En lugar de usar las herramientas que le corresponden, que es la fiscalización, acusaciones o los oficios, qué es lo que hacen: chantajean la agenda legislativa dejando de rehén a quienes se van a beneficiar con estas propuestas, y eso no ayuda en nada.
Más allá que la decisión de mantener o pedirle la renuncia a un ministro es del Presidente, para usted, ¿Es un problema mantener a Jackson en el gabinete?
Todos, y me incluyo, porque he sido ministro de la Presidenta Bachelet, estamos siempre con nuestros cargos a disposición del Presidente, pero también uno tiene que tener conciencia como ministro o ministra de que si estoy siendo un aporte a la agenda y los objetivos que se persigue como gobierno. El Presidente ha decidido mantener al ministro Jackson y en eso voy a respaldar la decisión del Presidente, pero he sido súper claro: cada uno tiene que evaluarse si en el cargo que ocupa está haciendo la mejor contribución al gobierno.
Con este contexto político, ¿Cuál es la viabilidad de que los proyectos del pacto fiscal que tienen que ver con la reforma tributaria avancen y se aprueben?
Será una discusión difícil, dura, de resultado incierto, pero yo le pondré todo el optimismo que sea necesario. Todo. Vamos a tener que extremar los esfuerzos. Valoro lo que hizo el gobierno, porque cambió el proyecto de manera sustantiva. La derecha pedía separar el proyecto y legislar evasión y elusión, pero ahora eso también lo ponen en duda.
Por la posible inconstitucionalidad que acusan…
Pero si el tema no es si el proyecto es constitucional, sino que, si se quiere recaudar más por la vía del cumplimiento tributario para financiar las pensiones para reducir las listas de espera, y la seguridad ciudadana.
Líos de plata: “Lo recomendable es no pararse ante el país como impolutos, perfectos o superiores”
¿Cuánto afecta el problema de las fundaciones y convenio en el debate fiscal tributario?
Es una crisis que daña la fe pública. Eso afecta la política. Las personas no ven partidos, los más interesados hacen esa distinción.
¿Por qué estamos en esta situación?
En la vida uno puede tener las mejores reglas, crear las mejores normas, pero eso no va a excluir que haya abusos, elementos torcidos o errores. Lo más importante cuando uno se desenvuelve en la vida pública es saber qué se pueden hacer todos los esfuerzos para acotar hechos de corrupción, disminuir los errores, pero es probable que puedan ocurrir. Entonces, lo recomendable es no pararse ante el país como impolutos, perfectos o superiores. Todos estamos expuestos a desaciertos.
¿Es un paso en falso de esta generación?
Uno pertenece a colectivos, la política no es personal, y dentro de esos colectivos pueden ocurrir muchas cosas, por eso no es bueno ni recomendable llegar a la política diciendo que tú eres blanco, casto cuando no has tenido ninguna responsabilidad y no has hecho nada más que decir que eres casto y puro, porque es probable que a poco andar, esos colectivos presenten algunos lunares o claros oscuros. Hay que ser más humilde. Llegará el minuto en que aquella generación que creció teniendo una mirada crítica del pasado puedan pensar que fueron extremadamente injustos en sus críticas, desmedidos en sus descalificaciones. No es el minuto tal vez, pero en algún momento tendrá que ocurrir.
Entre los analistas políticos ha habido críticas sobre cómo el gobierno ha manejado los casos de las fundaciones y convenios, ¿Cómo ha visto el control de daño que ha hecho el Ejecutivo?
Estamos en un proceso que está en desarrollo. Todavía no se devela la profundidad que tiene. Lo que ha hecho el gobierno es lo correcto, el dejar que la justicia trabaje. Hay varias investigaciones de la fiscalía. El contralor está haciendo su trabajo y (hay que) ejercer las responsabilidades políticas cuando correspondan. Hay 5 autoridades de gobierno que han dejado sus cargos y dos subsecretarias entremedio. Lo que no puede hacer el gobierno es paralizarse.