Los flamencos son unas de las aves emblemáticas de la Cordillera de los Andes y la base de la industria local del ecoturismo en la zona norte, pero según un nuevo estudio que nació del interés de saber los posibles efectos de la extracción de litio a gran escala en los salares y ecosistemas en general, muestra que los lagos salinos poco profundos de los que estos animales dependen para alimentarse y reproducirse, están siendo amenazados por el cambio climático y la extracción de litio, que no está exenta de efectos negativos sobre la biodiversidad local.

La mayor parte del litio del mundo se extrae en América del Sur, específicamente en el “Triángulo del Litio”, una zona que comparte Chile, Bolivia y Argentina, y aunque en la últimas décadas la demanda mundial de este mineral se ha disparado para su uso en vehículos eléctricos, teléfonos móviles y dispositivos de almacenamiento electrónico, se prevé que la producción en Chile se triplique en 2026 con respecto a los niveles de 2018 y que se amplíe a otros lagos salinos más allá del Salar de Atacama.

La investigación realizada sin fondos y con un equipo de investigadores nacionales e internacionales, y que fue publicada en la revista Proceedings of the Royal Society, vincula la extracción de litio con la disminución de dos especies amenazadas de flamencos en una gran cuenca lacustre en el país. En el mundo existen solo seis especies de estas aves y Chile alberga tres.

Cristina Dorador, doctora en Ciencias Naturales, académica de la U. de Antofagasta y unas de las coautoras del estudio, comenta que lo más alarmante que encontraron en el estudio es que las poblaciones de dos de las tres especies de flamencos que viven en el Salar de Atacama “han disminuido entre un 10% y12% en los últimos 11 años”.

El estudio, liderado por el Dr. Jorge Gutiérrez, ecólogo de la Universidad de Extremadura en España, abarcó cinco lagos salinos en la parte chilena del Triángulo del Litio y 30 años de recuentos de flamencos recogidos por científicos ciudadanos y biólogos del gobierno chileno, que combinados con datos de teledetección pudieron identificar los cambios en los niveles de agua y la disponibilidad de alimentos dentro de cada lago a lo largo del tiempo.

Asimismo, los resultados indican que el cambio climático está provocando la reducción de los lagos salinos en toda la región, pero no una disminución generalizada del número de flamencos. En cambio, sólo en el Salar de Atacama -donde se concentra la minería del litio- ha disminuido el número de flamencos.

Esto se explica porque al disminuir el agua por la extracción de litio, disminuye el volumen de agua de las lagunas y con ello se concentran las sales. Lo que tiene como consecuencias cambios en la calidad alimentaria de los flamencos, situación que disminuye sus poblaciones, y afecta su comportamiento reproductivo. “A esto se suma la alta cantidad de vehículos y ruido derivadas de estas actividades (mineras)”, señala Dorador.

Por ahora, el impacto de la minería en la región es limitado y el número de flamencos no está disminuyendo, probablemente porque las aves pueden moverse entre otros lagos salinos para encontrar las mejores condiciones. Pero eso puede no durar, advierten los investigadores.

No solo los flamencos

La situación actual de los salares está incidiendo negativamente no solo sobre las parinas, sino que más importante aún, está afectando “en términos de cadena trófica y diferentes ecosistemas que provee de un hábitat que es irreemplazable a escala global” enfatiza Juan G. Navedo, coautor del artículo y académico asociado del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la Universidad Austral de Chile.

La investigación utilizó imágenes satelitales que también describieron que el área de las lagunas de los salares ha disminuido un 30% desde 1984. “Estos resultados muestran los efectos que trae consigo la perturbación masiva de ecosistemas frágiles como los salares” añade Dorador.

Los salares no se pueden volver a construir, “son un proceso geológico que lleva muchos miles de años, la resiliencia o elasticidad del sistema para volver al equilibrio en los salares es prácticamente nula, es mínima. Una vez que el salar cambia, llega a un punto de no retorno, no va a volver” señala Navedo. Sumado a que algunos de estos salares son Patrimonio de la Humanidad, por lo cual “Chile como país tiene una responsabilidad con el resto del planeta para mantenerlos y ojalá esta investigación sirva para que se tomen las medidas oportunas”.

Laguna Cejar, destino turístico ubicado en San Pedro de Atacama, cuyas aguas saladas posibilitan flotar sin dificultad. Foto: Agencia Uno

Cómo frenar esta problemática

En Sudamérica y Chile el litio se encuentra en salmueras de salares, esto significa que para su extracción se tienen que evaporar las aguas concentrando las sales. Es decir, se realiza una minería del agua. Pero para la investigadora de la U. de Antofagasta, “es necesario invertir y desarrollar en otras tecnologías para la extracción y también limitar la afectación de salares, ya que son ecosistemas altamente frágiles”.

“Es posible que en futuro se creen baterías con otras sales. Sin embargo, el daño a los salares será irreparable. Es fundamental poner en la balanza y ecuación la sustentabilidad y mantención de los ecosistemas para las futuras generaciones, no solo la perspectiva económica y de mercado”, dice Dorador.

Navedo señala que está claro que si se dejara de extraer el litio sería una forma de frenar esta situación. Pero, “también podría ocurrir que se parara la extracción de litio en varios salares, ya sabemos que es difícil pero nunca se sabe. Con este nuevo gobierno de Chile podría ocurrir también”.

Por eso, propone que al menos se debería establecer una moratoria de extracción en otros lugares que actualmente no están afectados por la minería hasta que se pueda demostrar de alguna manera, quizás algún tipo de estudio, que se van a incorporar las medidas suficientes para que la extracción no impacte significativamente.

Por el momento, no hay estimaciones claras de cuándo podrían extinguirse estos animales si el ritmo de extracción continúa igual que hoy. Pero “es necesario profundizar los análisis y estudios respecto al impacto de las actividades industriales sumadas al tráfico vehicular y ruido respecto a la nidificación y presencia de flamencos” indica Dorador.

“Este es un tema complejo que debe abordarse con alturas convocando a los distintos actores. Las decisiones también deben considerar participación local y de pueblos originarios. Es fundamental preservar estos ecosistemas para las futuras generaciones”, concluye.

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