Después de más de un siglo hundido, expedición logra encontrar en la Antártica el Endurance, el mítico barco de Shackleton

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El Endurance poco antes de hundirse.

La expedición logró localizar el mítico barco intacto, a una profundidad de 3.000 metros, en el mar de Wedell, a 9 kilómetros de la zona de su hundimiento.


El aviso del diario sólo rezaba “Se buscan hombres para viaje peligroso. Bajos sueldos, frío intenso, largas horas de oscuridad. Honor en caso de éxito”. Ernest Shackleton pretendía así reclutar tripulantes para su Expedición Imperial Transantártica, con la que buscaba ser el primer hombre en cruzar la Antártica.

El marino inglés reunió a 27 hombres, con los que zarpó el 8 de agosto de 1914 en el Endurance (resistencia). Pero todo salió mal, tan mal, que pasaron casi dos años perdidos en el continente blanco, varados en la isla Elefante antes de que Shackleton emprendiera un viaje de 17 días y 1.300 kilómetros en un bote en busca de rescate para el resto de su tripulación.

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El Endurance, poco antes de hundirse en la Antártica.

Cien años después, finalmente una expedición internacional liderada por Falklands Maritime Heritage Trust (FMHT) logró encontrar los restos perdidos de la emblemática nave.

El barco fue descubierto en el mar de Weddell, a una profundidad de 3.008 metros y a unos seis kilómetros del lugar en que se hundió.

La expedición usó tecnología de última generación, como drones submarinos, para explorar esta zona, descrita por el propio Shackleton como la “peor parte del peor mar del mundo”.

“Estamos abrumados por haber logrado localizar y captar imágenes del Endurance, dijo en un comunicado Mensun Bond, responsable de la misión de exploración. “Es el barco hundido más bello que he visto: se mantiene erguido, orgulloso en el fondo del mar, intacto, en un estado de preservación fantástico”, agregó el explorador.

“El extraordinario estado de conservación de los restos de la nave se explican porque el fondo del mar de Weddel es suficientemente profundo para que no poder albergar microorganismo que se alimenten de madera”, explica Raúl Cordero, climatólogo de la U. de Santiago, y quien constantemente viaja a la Antártica en su labor como líder del grupo científico @Antarcticacl.

El científico explica que el casco del Endurance fue construido con tablones de roble y abeto noruego, una madera excepcionalmente fuerte. “El agua en el fondo del Mar de Weddel tiene además la claridad del agua destilada lo que explica la extraordinaria claridad de las fotografías, que los robots submarinos (desplegados desde el rompehielos sudafricano en superficie) pudieron captar”, agrega.

La expedición de búsqueda, organizada por el Falklands Maritime Heritage Trust, incluyó a unas 100 personas y zarpó de Sudáfrica el 5 de febrero con la esperanza de encontrar estos restos.

El líder de la misión, el veterano geógrafo polar Dr. John Shears, describió el momento en que las cámaras aterrizaron en el nombre del barco como “asombroso”. “El descubrimiento de los restos del naufragio es un logro increíble”, agregó.

“Hemos completado con éxito la búsqueda de naufragios más difícil del mundo, luchando contra el hielo marino en constante cambio, ventiscas y temperaturas que caen a -18C. Hemos logrado lo que mucha gente dijo que era imposible”.

A la izquierda, Menson Bound, director de la exploración (izquierda) junto a otro de los exploradores, John Shears. Foto: AFP

Dramático viaje

Shackleton inició su travesía el 5 de diciembre de 1914 desde las islas Georgias del Sur, pero su barco quedó atrapado en los hielos, por lo que debió pasar el invierno a la espera de los deshielos primaverales. Pero el barco jamás logró liberarse. El 21 de noviembre de 1915 se hundió. Shackleton quedó atrapado en un mar congelado. En ese punto la meta sólo era sobrevivir. Imposibilitados de avanzar entre aguas congeladas, los expedicionarios montaron un campamento en el que permanecieron por tres meses, alimentándose de focas y de los perros sacrificados.

El 8 de abril de 1916, los hielos se derritieron, debiendo subirse a los tres botes rescatados del Endurance con los que llegaron a la isla Elefante, un deshabitado lugar en el que Shackleton entendió que nadie lo rescataría.

Por eso decidió embarcarse en uno de los botes salvavidas, el James Caird, rumbo a las islas Georgias del Sur, para pedir auxilio y volver a rescatar a los 23 marinos que permanecían en la isla. El pequeño bote fue reforzado con una cubierta de cuero de foca, el que sellaron con mechas de lámparas, sangre de foca y óleos del pintor de la expedición.

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El James Caird, el bote salvavidas reacondicionado con el que Shackleton logró escapar de la Antártica.

Pero remozar el bote fue sólo uno de los problemas. El siguiente era dar con las Georgias del Sur sin ningún instrumento de precisión, desafío resuelto con la pericia de Frank Worsley, capitán del Endurance, que se orientó con la línea del horizonte y los minutos en que salía el sol. Además, enfrentaron olas de 18 metros, trabajando por turnos. Mientras uno sacaba agua, otro manejaba la vela y otro vigilaba en la proa. Los tres restantes descansaban en un pequeño espacio.

Tras lograr sortear esta travesía, el aventurero logró llegar a Punta Arenas, desde donde zarpó en un barco chileno con el que logró llegar a las isla Elefante y rescatar a toda su tripulación.

la embarcación estaba liderada por Luis Alberto Pardo Villalón (20 de septiembre de 1882- 21 de febrero de 1935), al mando del barco escampavía Yelcho de la Armada, que efectuó el difícil rescate de los náufragos, el 30 de agosto de 1916, en pleno invierno antártico.

Según José Pedro Hernández, académico de Historia de Universidad de Las Américas, Schackleton fue un explorador irlandés que realizó diferentes expediciones, algunas varias hacia la Antártica, siendo la más conocida justamente la que no llegó a buen puerto con el Endurance. “Llegó a ser reconocido justamente porque logró salvar a toda su tripulación de esta expedición, de esta travesía”.

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Ernest Shackleton.

De acuerdo a Cordero, el hallazgo de la embarcación se realizó a alrededor de 9 km de las coodenadas marcadas por el capitán del Endurance al momento del hundimiento. “No solo se requirió persistencia para lograr hallar los restos del buque sino también algo de suerte. La extensión del hielo marino en la Antártica se encuentra en este momento en mínimos históricos”.

Hernández también resalta que el aporte de Shackleton fue en diferentes áreas: “En lo científico, tenía un registro completo de cada día del viaje, lo que permitió saber cómo era la Antártica hace 100 años atrás, cómo era el clima en el continente blanco”.

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