Para empezar, debemos entender que el francés Marcel Duchamp fue reconocido como uno de los artistas más importantes del pasado siglo, sobre todo por su carácter, siendo un cuestionador sistemático de todo lo establecido.

El francés, a quien nunca le gustó ser encasillado, podría decirse que su obra tuvo siempre una cuota de sarcasmo y pese a que no publicó muchas obras, estas se adelantaron al arte conceptual, elevando al objeto cotidiano como una categoría de arte, cambiando de raíz la idea de la belleza, según detalla Historia del Arte.

Fue así como en 1917, el mismo año en que la revolución rusa daba sus primeros pasos, este dadaísta galo asentado en Norteamérica se compró un urinario blanco de porcelana al cual tituló Fuente; una escultura de 63 centímetros de largo y 48 de ancho perteneciente a la marca Bedfordshire. Al llegar a su estudio con este particular objeto, Duchamp lo firmó con el seudónimo de "R. Mutt" y lo mandó a la Sociedad de Artistas Independientes en Estados Unidos para que fuese incluido en su exposición anual.

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La fuente de Duchamp en el Tate Modern, ubicado en Londres, Reino Unido.[/caption]

Este urinario causó una enorme controversia entre los expertos en la materia, ya que se trataba de un objeto ordinario presentado en un pilar privilegiado. Su intervención tuvo de inmediato detractores, formando dos grupos los cuales provocaron el retiro de la exposición. En palabras del hombre detrás de esta idea, lo único que quería provocar era el desconcierto de la comunidad artística. Si bien el urinario fue retirado, el daño estaba hecho.

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Marcel Duchamp (1887–1968)[/caption]

En palabras del Doctor en Ciencias de la Información y de la Comunicación Jaime Otazo, las consecuencias de esta obra afectó al desarrollo del arte contemporáneo. "Al desplazar el contexto de un objeto industrial de uso cotidiano desde el baño público al museo, Duchamp no sólo cuestiona el conjunto de presupuestos institucionales que definen qué es y qué no es arte, desestabilizando de esta forma la tradición estética burguesa, sino que echa una nueva mirada sobre el mundo de los objetos como lugar donde se despliega la subjetividad como verdadera fuente de la experiencia estética", explicó.

Además, el profesor enfatiza que "al tratarse de un objeto industrial, obliga a una reflexión sobre la producción de objetos de alto valor estético producidos en el marco anónimo de la producción serial de objetos de consumo que por convención estaban excluidos de toda consideración estética. Para mí es un feliz ejercicio de deconstrucción de nuestras supuestos culturales en un sólo gesto magistral".

En  2004, la Fuente fue votada como la obra de arte más influyente del siglo XX por 500 reputados profesionales del sector, con un 64% de los votos de los expertos consultados, incluso por otros artistas como Picasso o Warhol, según informó El PaísLa obra de Duchamp significó un balde de agua fría para los cánones establecidos y, al igual que Nicanor Parra,  logró bajar a los artistas del Olimpo.

https://www.youtube.com/watch?v=SIApXD-TdDs