No fue sino hasta el pasado miércoles 7 de abril cuando las editoriales recibieron buenas noticias. El gobierno decidió considerar a los libros como bienes esenciales y de esa forma autorizó su distribución. Una noticia que refrescó al ya alicaído mundo de la cultura.

Pero antes de eso, ¿cómo estaban operando? En general, las grandes editoriales ya tenían resuelto el problema de la distribución y poder llegar a las plataformas de venta de libros, principalmente online, por lo que la cuarentena total en la región metropolitana en parte no los sorprendió.

Melanie Josch, directora Editorial de Penguin Random House en Chile, señala a Culto “No hemos tenido problemas para operar, estamos al cien por ciento en estos momentos, gracias al trabajo en la larga cadena del libro. La mejor noticia para la industria es que se haya considerado el libro como un producto esencial, que lo es por razones culturales”.

“La verdad es que no, porque tenemos un servicio de novedades que colocamos antes de fin de mes –dice Josefina Alemparte, directora Editorial de Planeta en Chile–. Las novedades de abril ya las teníamos distribuidas desde fines de marzo. Eso quedó colocado antes de que se declarara la cuarentena. En el sentido de llegar al punto de venta, no tuvimos problemas. Vamos a ver ahora en mayo, pero no debiera haber problemas si es bien esencial. Nuestra bodega ha seguido operando”.

Por el lado de las editoriales independientes la cosa cambia. “Al cerrar las librerías sí han existido algunos problemas para distribuir, sobre todo porque los libreros solo pueden ir a sus lugares de trabajo una o dos veces a la semana”, aseguran desde la editorial Santiago-Ander.

El escritor Luis López-Aliaga, al frente de Montacerdos, señala que al igual que Planeta también alcanzaron a colocar sus libros antes de la nueva cuarentena en la región Metropolitana. “Nuestra distribuidora, Big Sur, alcanzó a colocar en librerías las novedades que teníamos para comienzo de año: Olderock, de Nancy Guzmán y Primera persona, de Margarita García Robayo, y nuestra tienda online ha seguido funcionando, adecuando los despachos según las posibilidades. Obviamente, convivimos con la incertidumbre, incentivada por las medidas erráticas que van tomando las autoridades”.

Ahora, López-Aliaga de todas maneras tiene sus dudas: “No sabemos cómo estará la situación con la novedad que tenemos preparada para mayo: la novela Safari, de Pablo Toro”.

Jorge Núñez Riquelme, de Los libros de la mujer rota cuenta su experiencia con la cuarentena total: “No hemos tenido problemas con nuestra plataforma online. Creemos que las lectoras están muy pendientes de las novedades editoriales, e incluso, ha surgido un boom de clubes de lectura. A veces demoran en llegar algunos envíos a regiones, pero en general todo ha funcionado con bastante fluidez gracias a nuestros repartidores Joaquín y Mary, y también a las chicas de Starken de Román Díaz, con quienes hemos trabajado de manera muy coordinada desde principios de la pandemia”.

Desde su vereda, Guido Arroyo, director de Alquimia Ediciones, señala: “Debido a esa errática medida, tuvimos problemas para enviar vía couriers los libros. Pero fue raro, como no existía ninguna claridad en torno a lo que es un bien ‘esencial’, ni las propias empresas de despachos tenían claridad de qué se podía enviar”.

Luis López-Aliaga, de Montacerdos.

Restricción a la movilidad

Sin embargo, el panorama es diferente cuando se consulta por las fuertes restricciones a la movilidad que ha impuesto la autoridad producto del coronavirus, pese a la posibilidad de que el libro –ahora como bien esencial– pueda circular. Para las editoriales, sí les resultó un problema. “Sí, afecta porque muchas librerías no tienen aún venta online, y estando cerradas no pueden atender a sus clientes”; dice Josch.

Poe su lado, Alemparte destaca que la mayor dificultad se vio a la hora de imprimir: “Nos afecta en varios sentidos. Por un lado, las imprentas que si bien tienen autorización para imprimir están con turnos acotados. Pasó en la cuarentena pasada que hubo funcionarios que se contagiaron, o que tuvieron que ir a cuarentena. Las imprentas están a media máquina, y eso sí que nos afecta en términos de timming, o cantidad de producción, porque todos los meses tenemos un turro de libros que salen. Es como una máquina que no para. En ese sentido, hemos tenido mermas pero nada significativo”.

¿Y las ventas? “Obviamente las ventas han caído un montón, porque las librerías se mueven vía página web o Whattaspp, pero no es lo mismo que estar con el canal 100% operativo. Vamos a ver a fin de mes cuánto es esa caída”.

Para Daniela Escobar, de Ediciones Overol, los problemas han sido similares a los que tuvo Planeta. “Los únicos inconvenientes que hemos tenido han sido las demoras en imprenta, pero es entendible”.

En Santiago-Ander resienten fuertemente la restricción a la movilidad. “El simple hecho de no poder hacer lanzamientos y ferias presenciales ya reduce fuertemente la cantidad de ventas y de ingresos, por eso hemos tenido que, de cierta forma, reinventarnos”.

“La reducción de la movilidad afecta –dice Luis López-Aliaga–, pero estamos unidos como equipo, atentos a encontrar la forma de llegar a nuestros lectores. Por otro lado, esa comunidad lectora que se ha creado con el tiempo, sabe y entiende que la situación es compleja, pero que nosotros estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo”.

Jorge Núñez, agrega al respecto: “Extrañamos mucho los lanzamientos, las ferias presenciales, como la Furia del Libro, la Primavera del Libro. Sin duda son un gran punto de encuentro. El poder estar en contacto directo con tus lectores tiene una mística que no podrá igualar las redes sociales, a pesar de que tenemos una activa y cercana presencia desde nuestras plataformas”.

“Nosotros tenemos una bodega externa y debido al confinamiento no podíamos ir –cuenta Guido Arroyo–. Perdimos varias ventas. Ahora bien, haciendo un simple cambio de rubro en el Servicio de Impuestos Internos, accedíamos a los permisos colectivos. Por supuesto no lo hicimos. Pero es otra prueba de que la reacción del gobierno hacia la industria del libro ha sido errada. Y que las medidas de restricción no están bien pensadas, o pensadas para los ‘pillos’”.

Guido Arroyo

Todos al online

Ante el panorama complejo, de restricción de movilidad y con librerías cerradas, aunque ya con la experiencia de año pasado, las editoriales se han volcado de lleno al sistema de venta online.

“El año pasado fue difícil para muchos libreros, pero la mayoría ha sabido adaptarse, generando fórmulas de venta online, via whatsapp, por apps de delivery, etc. Como todos, nos hemos transformado para lograr que el libro tenga visibilidad, una buena distribución y llegue a los lectores. Nos hemos apoyado mutuamente para así en conjunto salir adelante”, señala Melanie Josch.

Por su lado, Josefina Alemparte agrega un dato: “Obviamente las ventas han caído un montón, porque las librerías se mueven vía página web o Whattaspp, pero no es lo mismo que estar con el canal 100% operativo. Vamos a ver a fin de mes cuánto es esa caída”, y añade que lo online ha aumentado su presencia en la cadena. “Buscalibre ha crecido enormemente con la pandemia, tiene distribución directa. Pero cada librería tiene su sistema”, dice la directora de Planeta.

Daniela Escobar cuenta cómo en Overol se han apoyado en lo digital: “Al igual que el año pasado, disponemos de nuestra tienda web y por ello no hemos tenido mayores problemas para realizar despachos. A su vez, vemos que algunas librerías ya tienen sus canales de venta más consolidados, tanto en redes sociales (especialmente Instagram) como en sitios web”.

En Santiago-Ander, opinan: “Las circunstancias han hecho que el mercado vaya moviéndose hacia la compra online, lo cual ha cambiado el foco en todo aspecto, desde la cantidad de ventas en librerías hasta la forma en que se promociona un libro”.

“El año pasado estábamos menos preparados (también las librerías) y fue la oportunidad para optimizar nuestra tienda online, por ejemplo –dice Luis López-Aliaga–. Desde entonces han habido aprendizajes y descubrimientos importantes, que nos han llevado a fortalecer el vínculo más directo con nuestros lectores, a través de las redes y todas las formas online”.

Si bien, en Montacerdos extrañan las ferias, de alguna manera, ven lo online como una oportunidad: “Las ferias presenciales siempre fueron importantes para nosotros, económicamente y por el vínculo que se creaba con los lectores, pero eran pocas y se concentraban hacia fines de años. De alguna manera trabajamos ahora con la idea de una feria permanente, aprovechando los medios virtuales de la mejor manera”.

Una editorial que se ha adaptado bastante bien a la situación es Los libros de la mujer rota. “Desde 2019 contamos con página web con carrito de compras, con despacho a domicilio. Eso fue una ventaja porque gran parte de nuestras ventas se realizan desde nuestro sitio. También, desde marzo de 2020 contamos con el Club de Los Libros de la Mujer Rota, en donde actualmente hay más de 200 lectoras que reciben de manera mensual nuestros libros. Eso nos ha ayudado a seguir publicando, de mantener a la editorial con una cierta estabilidad”, dice Núñez.

De todas maneras, Jorge Núñez lamenta el cierre temporal de las librerías: “Igualmente, es muy lamentable que algunas librerías hayan estado cerradas por un tiempo, ya que son lugares de encuentro entre lectores y descubrimiento de nuevos libros. Los libreros tienen un rol fundamental en esta cadena, son mucho mejor que un algoritmo, que en varios casos resulta ser predecible”.

Del lado de su verja, Guido Arroyo señala: “Para Alquimia la defensa del ‘ecosistema’ del libro es lo más importante. Es imposible que un sector cultural esté bien, sin que todos los agentes que lo componen tengan un buen funcionamiento. La restricción que sufrieron las librerías fue un duro golpe. Este año muchas están trabajando bajo el sistema delivery. Pero no es sencillo. Y a la vez más desgastante. Las librerías o canales de venta que tenían incorporado el sistema desde antes”.

“Buscalibre por ejemplo, ha aumentado sus ventas porque tenían la logística resuelta –agrega el autor de La poesía chilena no existe-. También se han creado muchas librerías online maravillosas. Que difunden sus libros por Instagram y los reparten en bicicleta o couriers. Algunas son: Corazón de átomo (Viña); Casero de libros (Valparaíso), Pedaleo (Santiago) o Casa librería (Independencia). Que a su vez tienen una excelente curatoría de libros”.

Los más solicitados

Producto del encierro, ¿cuáles han sido los libros más solicitados por los lectores? Si bien, en general las editoriales declinaron dar cifras, sí dieron cuenta de lo que más se ha vendido en las últimas semanas de pandemia.

Melanie Josch destaca que en cuanto al catálogo de Random House, los libros de índole feminista han sido protagónicos en esta materia. “Entre las principales opciones de lectura en Chile se encuentran libros como Mujeres del alma mía, de Isabel Allende, El consentimiento, de Vanessa Springora; Antología feminista de LASTESIS; Doris, vida mía, de Gabriela Mistral, los libros de Chimamanda; Voces de mujer, de Andrea Lagos, y naturalmente El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, un long seller que volvió a ser un best seller”.

“También hay que destacar los libros de Jorge Baradit y de Guillermo Parvex. Y libros con temáticas ecologistas, como El mundo será verde o no será, de Raúl Sohr, Ecología política, de Sara Larraín o Cómo evitar un desastre climático, de Bill Gates”, agrega.

Un detalle llamativo, es que en Random House han crecido los libros del segmento infantil y juvenil. “La serie Lulú y los libros de Gabriel León [La ciencia pop, ¿Por qué los perros mueven la cola?, ¿Qué son los mocos?] son muy queridos y muy vendidos, con justicia por su calidad”, dice Josch.

El colectivo LASTESIS.

En Planeta, lo feminista también se toma los primeros lugares. “De los que hemos publicado este año, uno es Skincare para principiantes, de Valeria Luna, que fue un éxito increíble en la preventa que hicimos en Buscalibre, explotó ahora. Publicamos en marzo el de LASTESIS, que va súper bien; uno que se llama Nutrición emocional, que ha funcionado increíble, que salió en marzo”, dice Josefina Alemparte.

Ahora, un fenómeno intratable es Weona tu podi, de Carmen Castillo, que ya va por las 50 mil copias vendidas, según cuenta Alemparte. “Es nuestro éxito absoluto, que no ha caído ni con pandemia ni con nada. Lo publicamos en octubre de 2019 y sigue siendo nuestro número 1, no solo en Planeta sino me imagino que en Chile porque es imbatible. Es impresionante lo que vendes, es un libro de empoderamiento femenino. Nos han funcionado potentes en el último tiempo”.

Alemparte también destaca los libros infantiles: “Los de Los Compas, cada libro que sale es una brutalidad. Hay otros como los de Disney que estaban en Supermercados, pero ya no se puede. Ahora, lo infantil no tiene tanto que ver con un segmento, tiene que ver con el libro. Si tenis un libro potente, la gente lo va a ir a buscar”.

Sin embargo, la directora editorial de Planeta hace una observación: “Los libros que se pueden ver más afectados con esto son los libros de nicho, los más literarios, los ensayos, que tienen una prescripción en las librerías”.

Desde Overol, Daniela Escobar señala que si bien generalmente venden narrativa, hay una nueva tendencia en pandemia: “Hemos visto una mayor predisposición a leer también poesía y a la lectura en general, para algunas personas los libros siguen siendo una compañía fundamental para sobrellevar la cuarentena. Y sí nos pasó que un libro como Días festivos (novela de Carolina Soto Riveros publicada en diciembre 2020), lo estamos reimprimiendo porque circuló bastante. Algunos de los comentarios que nos llegaron es que era un libro que acompañaba bien la situación de encierro, por la identificación con la voz de la protagonista y además porque tiene una capa de humor que varias personas agradecieron”.

“También sacamos una segunda edición de Parábola del sembrador, novela distópica de Octavia Butler que ha tenido mucho eco en estos tiempos. Por otro lado, Cero de Claudio Bertoni también ha tenido varias lecturas, justamente por la dimensión contingente que toca el libro, abordando temas como la enfermedad, la muerte, y otras preguntas urgentes que han surgido en este contexto”, añade.

Octavia Butler.

En Santiago-Ander Editorial, rescatan que en el último tiempo se ha vendido sobre todo lo que tiene relación con música. “Los libros de música en general son los que han vendido más. Las ventas siempre son más altas las semanas siguientes al lanzamiento de un libro, luego comienza a bajar, pero, por diversos motivos, los libros de música tienen un tiempo de buenas ventas mayor al de los literarios”.

¿Y al que mejor le ha ido? “Nuestro último lanzamiento, el libro Estragos de una juventud sónica, una biografía de la banda Sonic Youth, le ha ido bastante bien y este año ha sido nuestro mejor título en cuanto a ventas. También el libro Disco Punk, de Emilio Ramón y Ricardo Vargas, un libro que aborda los discos más importantes del punk chileno; fue una grata sorpresa ver que este libro vendió mucho en regiones, lo que ayudó a que a tres meses del lanzamiento ya hayamos tenido que reimprimirlo, lo cual, para nosotros, es muy bueno. Con estos libros casi no se notó la ausencia de lanzamiento presencial”.

Sonic Youth.

En tanto, en Montacerdos lo que más se ha solicitado son los libros de autoras: “El año pasado presentamos una novedad (Debimos ser felices, de Rafaela Lahora) en plena cuarentena (creo que fuimos los primeros) y los resultados fueron muy positivos. El libro se vendió bien online, para luego, cuando las condiciones lo permitieron, circular por librerías. También nos han sostenidos libros de nuestro fondo: Flush, de Virginia Woolf, los de Mariana Enríquez, Cuentos japoneses, Algunos fantasmas chinos”.

La tendencia de autoras y libros feministas también se repiten en los más solicitados del catálogo de Los libros de la mujer rota. “La nouvelle Le viste la cara a dios, de la escritora argentina Gabriela Cabezón Cámara, y actualmente la reedición de la novela Las olas son las mismas, de Ariel Richards. El año pasado, Quiltras [de Arelis Uribe] llegó a décima edición, los libros de Patricia de Souza (El último cuerpo de Úrsula, Descolonizar el lenguaje, Ecofeminismo decolonial y crisis del patriarcado) también alcanzaron la segunda edición. Allá afuera hay monstruos, de Edmundo Paz Soldán está muy próximo de llegar a segunda edición”.

Arelis Uribe.

En Alquimia, Guido Arroyo señala: “Lo que ha aumentado la venta son los libros de ficción, como los de Nona Fernández, Juan Pablo Sutherland, Hugo Forno, entre otros; también libros antiguos del catálogo, como el que tenemos de Lemebel [No tengo amigos, tengo amores], y Virginia Woolf [Los artistas y la política], son muy solicitados”.

El detalle

Contactados por Culto, desde la plataforma Buscalibre dieron a conocer el listado de los libros más vendidos de lo que va de 2021, donde la tendencia de los libros feministas toma bastante fuerza.

1. Mujer Power, de Belén Soto Infante

2. Mister, de E.L. James

3. Todos deberíamos ser feministas, de Chimananda Ngozi Adichie

4. Weona tu podi, de Carmen Castillo,

5. Las emociones me tienen gordo y enfermo, de Sergi Recasens

6. Destroza este diario ahora a todo color, de Keri Smith

7. Harry Potter y la piedra filosofal, de J.K. Rowling.

8. Rati. Agente de la oficina: la pacificación en democracia, de Dauno Tótoro y Javier Rebolledo.

9. 50 leyes del poder: El padrino, de Alberto Mayol

10. Tu cabeza te engaña, de Pamela Núñez.

Juan Pablo Grunewaldt, gerente categoría libros de Buscalibre.com se refiere a estos hallazgos: “Durante el 2020, los niños dedicaron mucho más tiempo a la lectura, generando espacios de esparcimiento con la familia. En los meses de verano, aumentó la tendencia de libros relacionados a géneros más ‘livianos’, como lo son los libros de influencers, cuentos clásicos y sagas literarias, entre otros, mientras que de cara a marzo aumenta la búsqueda de textos para el año escolar y los libros relacionados al autoayuda, cocina, emprendimiento, entre otros”.